Seguramente, si decimos Zúrich, pienses en bancos, en compañías de seguros, en gente trajeada llevando maletines y en grises rascacielos. Al fin y al cabo, es la capital financiera de Suiza… Admitimos que teníamos la misma idea. Por eso, en la primera visita no le dedicamos todo el tiempo que merece. Error que corregimos en nuestro segundo viaje. Y es que la mayor ciudad del país tiene caras mucho más amables y “coloridas”. Empezando por unas vidrieras de Chagall que nos volaron la cabeza y acabando con unas vistas de los Alpes que nos dejaron sin aliento. Sin olvidar construcciones que parecen imposibles, balnearios en su río y lago, centenares de cafés, bares y terrazas… ¡o la fuente de chocolate más grande del mundo! Sí, hay muchísimo que ver en Zúrich.

Tanto, que hemos tenido que seleccionar los imprescindibles para que nuestra lista de lugares que ver en Zúrich no fuera kilométrica… Hay para todos: amantes de la historia, del arte, de la arquitectura, de la naturaleza, de las compras o del chocolate. Si no sabes qué hacer en Zúrich, será porque hay demasiadas posibilidades entre las que elegir.

No nos enrollamos más, estos son nuestros imprescindibles de la capital financiera de Suiza. Ya verás que, a pesar de ese título, en lo último que vas a pensar la próxima vez que te digan Zúrich será en bancos y seguros.

1. La estación, la Bahnhofplatz y la Bahnhofstrasse

Empezamos nuestro listado de lugares que ver en Zúrich con el que seguramente sea tu punto de acceso a la ciudad: la estación central, Hauptbahnhof. Además de ser un edificio decimonónico muy bonito y el único sitio de la ciudad en el que las tiendas están abiertas también los domingos, acoge una gran obra de arte. Grande en todos los sentidos: mide 11 metros y pesa 1,2 toneladas. Y está colgada del techo, ¡no pensábamos que pesara tanto cuando pasamos por debajo! Hablamos del colorido Ángel de la guarda de la escultora suiza Niki de Saint Phalle, con su luz de neón roja.

Uno de los mercadillos de Navidad de Zúrich se instala en la estación junto con un árbol de Navidad de 16 metros de altura decorado con miles de cristales de Swarovski.

Si sales por la Bahnhofplatz, podrás echarle un vistazo a la fachada de la estación y a la estatua de Alfred Escher –promotor de la construcción del primer túnel de San Gotardo–. A continuación, baja por la Bahnhofstrasse hacia el lago –de camino, desvíate por la calle Rennweg y la Augustinergasse para entrar en el casco histórico–.

La Bahnhofstrasse es la calle más cara de Suiza y una de las más caras del mundo. Nuestro shopping se limitó a unos bombones –¡qué ricos esos Luxemburgerli Bisous con mousse de chocolate!– en la Confiserie Sprüngli a la altura de la Paradeplatz.

2. El Museo Nacional Suizo

Junto a la estación, pero al otro lado de la Bahnhofplatz, se encuentra el que probablemente sea el edificio más curioso de Zúrich. La primera vez lo vimos pasando en tranvía y nos quedamos embobados: ¿qué era ese enorme “castillo”? Esa locura decimonónica es la sede del Landesmuseum, el Museo Nacional Suizo. Un gran edificio historicista con planta en forma de G, las iniciales de su arquitecto: el zuriqués Gustav Gull. Pero es que, cuando cruzamos el arco del patio interior, nos esperaba otra sorpresa: la ampliación de 2016 del estudio de arquitectura Christ & Gantenbein, con su hormigón armado, sus ventanas en forma de ojo de buey y sus líneas tan duras. La ampliación tuvo sus polémicas –cómo no–, pero a nosotros nos fascinó.

Acércate por la arquitectura. Pero no dejes de entrar. Vas a alucinar, con el diseño de algunas salas y por la colección y sus exposiciones. Un repaso de la historia de Suiza, de sus peculiaridades, de sus costumbres… y salas enteras trasladadas desde edificios históricos del país.

3. El Lindenhof y las vistas más bonitas de Zúrich

El Lindenhof es la plaza construida en el lugar en el que se levantaba el antiguo castro romano y, más tarde, el palacio real mandado construir por el nieto de Carlomagno. Hoy, entre tilo y tilo, hay mesas para jugar al ajedrez y una de las vistas más bonitas al casco histórico de Zúrich. Ante ti, de un vistazo, la Grossmünster, el ayuntamiento, el río Limago, la universidad y el ETH, el Instituto Federal Suizo de Tecnología, en su día Universidad Politécnica, donde estudió y enseñó Albert Einstein.

Una escalera bastante escondida lleva hasta los restos arqueológicos del antiguo castro romano, accesibles solo con llave. Una de las “ventanas arqueológicas” de Zúrich.

4. La St. Peterhofstatt y el Münsterhof

Entre los lugares que visitar en Zúrich uno, o dos, según se vea, de nuestros favoritos son dos plazas contiguas. Una pequeñita, un rinconcito de paz en el casco histórico, y una más grande y monumental. Hablamos de la St. Peterhofstatt y del Münsterhof, separadas por la iglesia de San Pedro.

Desde la St. Peterhofstatt se tiene la mejor vista del campanario de la iglesia de San Pedro, usado hasta 1911 como torre de vigilancia de incendios. El cuadrante de su reloj, con casi 8,7 metros de diámetro, es el más grande de Europa: ¡la aguja del minutero se mueve casi medio metro cada minuto!

En el Münsterhof nos encontramos con antiguas casas gremiales. La más famosa, la rococó Zunfthaus zur Meisen, antigua sede del gremio de viticultores. Desde su balcón, Winston Churchill dio, en 1946, el discurso en el que hablaba de “construir una especie de Estados Unidos de Europa”.

Entre las dos plazas está la Thermengasse, otra “ventana arqueológica” desde donde ver los restos de las termas romanas.

5. Las vidrieras de Chagall en la Fraumünster

En el Münsterhof se levanta la Fraumünster, uno de nuestros lugares favoritos que visitar en Zúrich. Es la iglesia del antiguo convento femenino de Fraumünster, fundado en el siglo IX. Su poder fue tal que acuñó moneda hasta el siglo XIII y la abadesa ostentaba el cargo de princesa real, era dirigente formal de Zúrich y dependía directamente del emperador.

La cripta con sus restos arqueológicos y su pequeño museo, la sala del coro románica, la sillería del coro gótica –como la arquitectura del resto de la iglesia–, uno de los órganos más grandes de Suiza… Hay muchas razones para entrar. Pero aquí se viene a ver las cinco vidrieras del coro y el rosetón del transepto meridional de Marc Chagall.

Las primeras las acabó en 1970, con 83 años de edad, y el segundo en 1978, ¡con casi 91 años! Imágenes bíblicas tan coloridas y expresivas como se espera del artista. Ángeles, profetas, santos y, en el centro, Jesús, llenan las vidrieras del coro. En el rosetón, el protagonista es el Génesis. Tómate un poco de tiempo para disfrutar de tanto color y tanta belleza.

También hay un vitral de nueve metros del artista suizo Augusto Giacometti, El Paraíso celestial. Que Chagall no te “secuestre”…

La entrada no está incluida en la Zürich Card y cuesta 5 CHF. El detalle de horarios y precios lo tienes en su web.

6. La Grossmünster y las vistas desde su campanario

Rivalizando con la Fraumünster, al otro lado del río Limago, la Grossmünster es uno de los emblemas de Zúrich. Al cruzar el río, fíjate en la torre sur: hay una estatua del mismísimo Carlomagno. Según la leyenda, descubrió las tumbas de los santos patronos Félix y Régula mientras cazaba un ciervo. Así nació el primer convento en ese lugar.

Unos siglos después, a mediados del XVI, se convirtió en la iglesia madre de la Reforma protestante de la suiza alemana. La escuela de teología, entonces anexa al convento, fue el origen de la Universidad de Zúrich.

Historia y leyendas aparte, no te pierdas el relieve ecuestre en la otra torre –siglo XII–, la estatua original de Carlomagno del siglo XV en la cripta románica –la de la torre es una copia–, y los añadidos del siglo XX: las vidrieras de Sigmar Polke y de Augusto Giacometti y las puertas en bronce de Otto Münch.

También puedes subir para tener una de las mejores vistas de Zúrich desde la torre. Bueno, podrá tenerlas tu cámara o móvil. Desde hace unos años, no es posible asomarse al balcón: la única forma de tener las vistas es estirando el brazo. Una pena, porque son preciosas. De camino a la cima, hay sorpresa: la Danza de la Muerte, última obra pública del artista callejero local Harald Naegeli, de 2018/2019.

La entrada a la iglesia y al claustro, con su jardín, los capiteles románicos y el Museo de la Reforma es gratuita. La subida a la torre cuesta 5 CHF, tienes los detalles en su web.

7. La orilla derecha del Limago y un free tour

La Grossmünster no es la única razón por la que merece la pena cruzar el Limago. El antiguo casco histórico de Zúrich, el Altstadt, abarcaba y sigue abarcando las dos orillas del río. A la izquierda, el Lindenhof, y, a la derecha, el Niederdorf. A este lado, no puedes perderte las vistas al río, las casas gremiales en las calles Limmatquai y Marktgasse ni un chocolate caliente con nata, a pesar del precio, en el antiguo Café & Conditorei 1842.

Si quieres conocer más rincones y curiosidades sobre este barrio –y de Lindenhof– puedes contratar un free tour en español por el casco histórico de Zúrich.

Más al sur, te esperan el Café Odeon, en estilo art déco; la estación Stadelhofen, remodelada por Calatrava, y la Ópera y su plaza, la Sechseläutenplat, donde tiene lugar la fiesta grande de Zúrich: el Sechseläuten. Aquí es donde se quema y explota la cabeza del muñeco de nieve…

8. La biblioteca de la facultad de derecho de la Universidad de Zúrich

El exterior de la facultad de derecho de la Universidad de Zúrich, un edificio bastante anodino de principios del siglo XX, no da una idea ni de lejos de lo que guarda en su interior. Una joya arquitectónica que nos desencajó las mandíbulas: la biblioteca proyectada por Santiago Calatrava en 2004.

Bueno, al salir nos fijamos en la cúpula de cristal que sustituyó el techo plano del edificio original… Esa cúpula ovalada y alargada cubre el que en su día fue un patio interior. Ahora en su lugar hay seis galerías perimetrales llenas de libros y de estudiantes. Y, entre la luz del lucernario y los materiales –piedra blanca en el suelo y madera clara en el resto– hay una cantidad de luz increíble “acariciando” esas líneas curvas. ¡Un espectáculo!

Se puede visitar cuando está abierta, respetando el silencio del lugar.

9. La Kunsthaus: el Museo de Bellas Artes de Zúrich

Un museo más que tienes que visitar en Zúrich. Es complicado elegir entre los muchísimos que hay, pero, si te gusta el arte, la Kunsthaus, Museo de Bellas Artes de Zúrich, es una visita imprescindible. Es el museo de arte más grande de Suiza y alberga una colección enorme distribuida entre el edificio Moser, de principios del siglo XX, y la ampliación de David Chipperfield, inaugurada en 2021, otra joya de la arquitectura contemporánea de la ciudad.

En los dos edificios, conectados por un túnel subterráneo, disfrutamos de obras maestras del arte flamenco, del Renacimiento italiano, de grandes artistas suizos –como Alberto Giacometti–, de los mayores exponentes del impresionismo –como Monet–, o del postimpresionismo –van Gogh, Cézanne, Gauguin–, obras expresionistas –la mayor colección de Munch fuera de Noruega, obras de Kandinsky o de Kirchner–, de Picasso, de Chagall… E incluso instalaciones contemporáneas, algunas inmersivas. Vamos, puedes pasar el día entero si quieres.

Consulta precios y horarios del museo en su web. No está incluido en el Swiss Museum Pass, pero con la Zürich Card hay un 20% de descuento. Nosotros fuimos el miércoles, cuando la entrada es gratuita.

10. Zurich-West: el barrio de moda de Zúrich

Si tienes medio día extra y quieres ir más allá de los lugares típicos que visitar en Zúrich, te aconsejamos dar una vuelta por Zurich-West. Este antiguo barrio industrial se ha convertido en el barrio de moda de la ciudad. Arte contemporáneo, tiendas de moda, galerías de arte, bares… si buscas creatividad, es tu sitio.

El antiguo viaducto ferroviario, convertido en centro comercial, es el centro neurálgico de Zurich-West. En sus alrededores tienes la Prime Tower, el segundo edificio más alto de Suiza –126 metros–; la Freitag Tower, una torre hecha con contenedores marítimos a la que se puede subir, parte de la tienda de Freitag –los famosos bolsos made in Zurich–; el Urbansurf, para practicar surf en la ciudad; un jardín urbano con terraza, el Frau Gerolds Harten; el centro cultural Schauspielhaus-Schiffbau, en una antigua fábrica; la Löwenbräu, otra antigua fábrica, en este caso de cerveza, convertida en un centro dedicado al arte contemporáneo, con el el museo Kunsthalle –gratuito–…

Hablando de museos, las dos sedes principales del Museum für Gestaltung Zürich, el Museo de Diseño de Zúrich, están en Zurich-West. Más allá de su arquitectura y de sus colecciones permanentes, suelen tener muy buenas exposiciones temporales. Cuando fuimos nosotros, una del fotógrafo Oliviero Toscani.

11. El Pabellón Le Corbusier

Seguimos con otro de nuestros rincones favoritos de la ciudad entre los lugares que ver en Zúrich: el colorido Pabellón Le Corbusier, junto al lago. Es su última construcción, inaugurada en 1967, dos años después de la muerte del arquitecto suizo-francés. Lo concibió como un espacio de exposición ideal, basado en su sistema de proporciones “Modulor”, y es su único edificio construido completamente en acero y cristal. Lo cual es curioso con lo que amaba Le Corbusier el hormigón…

De mayo a noviembre se puede visitar el interior, con sus 600 metros cuadrados en cuatro pisos, incluida la pequeña terraza en la azotea. Además de su exposición sobre arquitectura, hay muebles originales diseñados por Le Corbusier. El pabellón pertenece a la ciudad de Zúrich y está gestionado por el Museum für Gestaltung Zürich, puedes ver horarios y precios en su web. Está incluido tanto en la Zürich Card como en el Swiss Museum Pass.

12. El lago de Zúrich, sus zonas de baño y un paseo en barco

Un, dos, tres… responda otra vez. ¿Los lagos más grandes de Suiza? El de Ginebra, el de Neuchâtel, el de Constanza, el de los Cuatro Cantones y… el lago de Zúrich, Zürichsee en alemán. Sí, es el quinto más grande del país. Tienes que pasear por su ribera y en verano, si quieres ser un/a suizo/a más, bañarte en alguna de sus zonas de baño –seebad–, como el Enge o el Utoquad.

También puedes combinar un tour por la ciudad con un paseo en barco de una hora y disfrutar de las vistas de mansiones, villas y balnearios en sus orillas. Al este, los de la Costa Dorada –donde llegan los últimos rayos de sol del día, “hogar” de famosos como Federer– y, al oeste, los de la Costa Plateada.

13. La Lindt Home of Chocolate

Seguimos en el lago. En la Zürich Bürkliplatz puedes coger los barcos de la compañía Zürichsee-Schifffahrtsgesellschaft –incluidos en la Zürich Card y en el Swiss Travel Pass– que dan la vuelta por la parte más cercana a la ciudad haciendo diferentes paradas. Súbete al 3731 dirección Thalwil y baja en Kilchberg ZH. Tendrás a un paseo de distancia el museo interactivo instalado en la fábrica de Lindt: la Lindt Home of Chocolate.

Entre los sitios que ver en Zúrich no podíamos olvidar esta maravilla para los amantes del chocolate. Nada más entrar, nos dio la bienvenida la fuente de chocolate más grande del mundo: ¡9,3 metros de alto, unos 1.000 litros en circulación y 1 kg de chocolate cayendo por segundo! Nos entraron ganas de meter el dedo… pero no se puede tocar, claro. Eso sí, no te vas a quedar con ganas de chocolate. En el museo –que se visita con audioguía, también en español–, además de aprender sobre la historia y el origen del chocolate y de su relación con Suiza, hay unas cuantas catas… Y, al final, la tienda de Lindt más grande del mundo –500 m2–.

14. Las vistas desde el mirador del Uëtliberg

Casco histórico, barrios de moda, río, lago… ¡y monte! Sí, Zúrich tiene su propio monte: el Uëtliberg. No es muy alto que digamos –871 msnm–, pero lo bueno es que desde su cima se tienen unas vistas preciosas. Por un lado, de Zúrich, no te la pierdas de noche, con todas las luces encendidas. Por el otro, de los Alpes, incluidos unos cuantos cuatromiles como el Finsteraarhorn o el Aletschhorn.

¿Lo mejor? Se llega en media hora de nada en tren desde la estación central. Desde allí, es un paseo de menos de 10 minutos hasta el mirador.

Una alternativa al mirador del Uëtliberg es el del Felsenegg al que se sube en teleférico desde el pueblo de Adliswil. Algunos tours, como el que combina una visita por el centro y el ferry por el lago o el del atardecer con cena de fondue, lo incluyen. También puedes asomarte al Uëtliberg y al Felsenegg por tu cuenta. Hay un sendero fácil –unos 7 km, menos de dos horas– que une los dos miradores llamado Vía de los planetas –ilustra las distancias en el sistema solar: cada metro corresponde a un millón de kilómetros–. El Swiss Travel Pass y la Zürich Card incluyen tren y teleférico, así que puedes subir en uno y bajar en otro. E incluso sumarle el ferry por el lago y la Lindt Home of Chocolate si tienes tiempo, para cerrar el círculo.

Mapa con los lugares que ver en Zúrich

Aquí tienes nuestro mapa con los lugares que ver en Zúrich. La ciudad más grande de Suiza sigue sin ser muy grande y moverse en transporte público es muy sencillo, así que lo tienes todo a tiro de piedra.

Dónde dormir en Zúrich

La mejor zona para dormir en Zúrich es el Altstadt, el casco histórico. Si estás cerca de la estación central, mejor que mejor, para los desplazamientos. El Hotel Seidenhof cumple los dos requisitos, además de tener habitaciones cómodas, personal muy simpático –nos ayudaron mucho con una torcedura de tobillo, con el hielo y llamando a la farmacia para reservar las muletas– y un desayuno muy rico. Por supuesto, hay muchos más hoteles en Zúrich si no te encaja.

¿A que ya no vas a pensar –solo– en bancos y seguros cuando te hablen de Zúrich?