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Alcachofas marinadas en aceite de oliva

Toda persona que se debata entre el amor por las alcachofas y el deseo por dar el menor palo al agua posible vive una especie de revelación cuando descubre la técnica para cocinar esta verdura entera en el microondas. O, en su defecto, al vapor, que viene a ser parecido.

La facilidad del proceso y el tiempo que te ahorra logra que nunca más te invada el perezón cuando ves alcachofas frescas en la frutería o en el súper: procesarlas se convierte en una actividad limpia, cómoda y al alcance del mayor zarpas en la cocina.

¿En qué consiste esta hechicería? Pues en algo tan complicado como cortar los extremos más duros del tallo, ponerlas con un chorrillo de agua en un estuche de silicona o en un simple bol con tapa y cocinar unos ocho minutos a potencia máxima.

Dejar enfriar, quitar las hojas exteriores con la mano y cortar las puntas: ya tienes alcachofas listas para hacer con ellas lo que te salga de la inflorescencia.

¿Que el micro no ha entrado en tu vida porque no hay sitio en tu cocina o eres magufa antirradiaciones maléficas? Un baño de vapor de unos 20 minutos servirá más o menos igual.

Además de la sencillez, este tipo de cocción es fantástica para marcarte un dos en uno culinario. Las alcachofas generan muchas quejas entre las hormiguitas ahorradoras porque tienen “mucha merma”, que diría un cocinero más profesional y menos mermado que yo: las duras hojas exteriores y las puntas normalmente acaban en la basura.

El paso por el microondas/vapor te permite reutilizar ese material de desecho para hacer un delicioso caldo de alcachofa, que podrás tomar solo o utilizar para sopas, guisos, potajes o salsas. ¿Que también lo puedes hacer con las hojas crudas?

Pues sí, pero por mi experiencia, aumenta el riesgo de que te salga un bebedizo más amargo que el Cynar, y al emplear las hojas previamente cocinadas en el micro yo diría que obtienes un fondo con mayor profundidad de sabor.

Volviendo a los corazones que ya teníamos cocidos, están buenos aliñados con aceite y sal, salteados o acompañados con cualquier salsa -un pesto o una romesco, por ejemplo-, pero hoy vamos a ir un poco más allá marinándolos.

Un paso tan largo en satisfacciones como corto en esfuerzo, porque sólo consiste en templar una cantidad generosa de aceite de oliva virgen extra y dejarlos reposando plácidamente en él un día en la nevera.

Yo he invitado a la fiesta al romero, a la menta y al ajo, que se llevan muy bien con mi verdura favorita, pero el tomillo, la albahaca, la cebolla o incluso la guindilla podrían pasarse por aquí tranquilamente.

Una vez marinadas las alcachofas, las tendremos listas para tomar como aperitivo o en ensalada, para usarlas como salsa de una pasta, para verdurizar cualquier potaje legumbres o para acompañar cualquier carne o pescado.

Mi perversión particular: tostada de pan de verdad untada con ricota o cualquier queso fresco cremoso, alcachofas y unas nueces picadas por encima. Desayuno, merienda o cena de dioses.

Dificultad

Para personas que no han tocado en su vida una alcachofa.

Ingredientes

  • 10 alcachofas
  • 2 ramitas de romero
  • 2 ramitas de menta
  • 3 dientes de ajo
  • 150 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Sal

Preparación

  1. Quitar con un cuchillo los extremos más duros y leñosos de los tallos de las alcachofas y desecharlos.
  2. Cortar el resto del tallo de las alcachofas y reservar.
  3. Poner las alcachofas y sus tallos en un estuche de silicona o en un recipiente apto para el microondas tapado (si no caben todas, se puede hacer en tandas) con un chorrito de agua. Cocinar a potencia máxima 8 minutos y dejar reposar tapado 2 minutos más. Si no se tiene microondas, cocer al vapor unos 15-20 minutos, hasta que las alcachofas se noten un poco blandas al tacto.
  4. Mientras las alcachofas se enfrían, preparar la marinada juntando el aceite de oliva con el romero, la menta y los dientes de ajo. Se puede hacer en un recipiente y meterlo en el microondas un minuto, o en una cazuela pequeña y calentándolo al fuego lo justo para que coja un poco de temperatura.
  5. Dejar enfriar las alcachofas, y cuando ya se puedan manipular, quitarles las hojas exteriores hasta que la base empiece a verse entre verde clara y amarilla.
  6. Sujetándolas por la punta, cortarles unos tres o cuatro centímetros de la misma (si se quiere hacer caldo después con las hojas y las puntas, reservarlas aparte).
  7. Cortar las alcachofas en 2 o 4 trozos, dependiendo del tamaño, e ir poniéndolas en una fuente. Pelar los tallos desechando las pieles, y juntarlos con el resto de las alcachofas. Salar y mojar con el aceite con el ajo y las hierbas. Si falta, añadir un poco más aceite.
  8. Mover ligeramente para que las alcachofas se impregnen bien, tapar y dejar en la nevera un mínimo de 24 horas (aguantan bien una semana). El aceite se suele solidificar, pero basta con templarlo un poco para que vuelva a estar líquido. Conviene escurrirlas bien y corregir de sal antes de tomarlas.

BONUS TRACK: CALDO DE ALCACHOFAS

  1. Poner en una olla rápida las hojas y las puntas reservadas, media cebolla, un par de dientes de ajo y cinco o seis granos de pimienta negra.
  2. Cubrir con agua, salar y cocer 40 minutos a presión (si no se tiene olla rápida, se puede hacer en una normal tapada alargando el tiempo hasta una hora y media).
  3. Dejar enfriar, darle tres o cuatro golpes de batidora si se quiere (perderá claridad pero ganará un poco de cuerpo) y colar.

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