La cisteína es un aminoácido poco conocido, pero con grandes beneficios. Contiene azufre, lo que le da un papel clave en múltiples funciones del organismo. Se obtiene a través de la dieta, aunque nuestro cuerpo también la produce a partir de la metionina. Su mayor valor está en ser precursora del glutatión, uno de los antioxidantes más poderosos que tenemos.

¿Qué beneficios tiene la cisteína?
Refuerza las defensas: al estimular la producción de glutatión, la cisteína potencia el sistema inmunitario. Protege frente a virus, infecciones y ayuda a prevenir enfermedades crónicas, desde problemas cardíacos hasta degenerativos.
Aliada contra el envejecimiento: su capacidad antioxidante retrasa el deterioro celular, reduce la inflamación y protege de los radicales libres.
Beneficios para la mente: este aminoácido protege el cerebro al regular el exceso de glutamato, un neurotransmisor que, en exceso, resulta tóxico. Así, contribuye a cuidar la memoria, la concentración y a reducir el riesgo de depresión o adicciones.
Respirar mejor. La cisteína tiene un potente efecto mucolítico: fluidifica las secreciones y facilita la expectoración. Corazón protegido. Disminuye la oxidación del colesterol LDL, reduce los niveles de homocisteína —un marcador de riesgo de infarto e ictus— y favorece la circulación al relajar los vasos sanguíneos.
Limpieza profunda: gracias a su azufre y al glutatión, la cisteína actúa como un potente desintoxicante. Ayuda a eliminar metales pesados, restos de medicamentos, alcohol, tabaco y otras toxinas, aliviando la carga del hígado y los riñones.
Más energía y mejor recuperación: en el ámbito deportivo, la cisteína mejora la recuperación tras entrenamientos intensos, previene el daño muscular y favorece la creación de proteínas. El resultado: más resistencia y menos fatiga.
Belleza desde dentro: es precursora de la queratina y el colágeno, lo que se traduce en cabello más fuerte, uñas resistentes y una piel más elástica y luminosa.
¿Dónde encontrarla?
Una dieta equilibrada es la mejor forma de obtener cisteína. Está presente en legumbres, soja, seitán, frutos secos, semillas y cereales integrales. También en levadura de cerveza, germen de trigo, espirulina y en vegetales azufrados como el brócoli, la col, los rábanos, el ajo o la cebolla. En suplementación supervisada, se utiliza la N-acetilcisteína (NAC), una forma estable de este aminoácido. Eso sí, debe tomarse bajo control médico.
Autora: Mercedes Blasco, Nutricionista, Máster en Nutrición y Salud
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