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Cortijo El Campillo, el lugar ideal para un retiro en la naturaleza del Cabo de Gata

Por fin, tras muchos años teniéndolo en mente, he podido quitar el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar de esa lista de destinos cercanos sobre los que había oído maravillas, pero que nunca encontraba el momento de visitar. Y realmente no era como todos me comentaban… Si no mucho mejor.

Ese lugar de áridas colinas y montañas de distintas tonalidades rojizas, naranjas, pardas y amarillas; de vegetación desértica, calas vírgenes y extensas playas; de cielos estrellados e historias alegres y trágicas; de melodías de Ennio Morricone, duelos al amanecer y hippies que se niegan a dejar los buenos tiempos atrás. Ese lugar que todo el mundo conoce con el nombre de Cabo de Gata, ha quedado, para siempre, impreso en mi alma y corazón.

Y parte de la culpa de ello la tienen dos personas que también fueron atrapados por la energía descomunal que emana este lugar: Annika y Martin. Martin y Annika. Ellos fueron mis anfitriones y Cicerones del Cabo de Gata.

La historia de un amor sí correspondido

cortijo el campillo cabo de gata

Mientras desayunábamos en el bonito salón-cocina del Cortijo El Campillo – alojamiento del que son dueños Annika y Martin -, Annika nos contaba la historia de su amor, tanto por Martin como por el Cabo de Gata.

Visitaron por primera vez el lugar en 1991. En esa época, Martin con su mentalidad, e inteligencia, de ingeniero alemán, no podía explicarse cómo no se aprovechaba la energía solar en una tierra en la que había una media de más de 300 días despejados al año. Experto en la materia, no tardó en convertirse en el referente absoluto para todas las instalaciones de colectores solares en las cercanías del Cabo de Gata y otros puntos de la provincia de Almería.

A Annika, sueca de nacimiento pero criada en Alemania, el lugar le pareció bonito, pero el calor del verano le resultaba sofocante y, además, tenía un trabajo en Alemania – enseñaba alemán a extranjeros – que le encantaba. Martin, sin embargo, prefirió quedarse en la zona. Finalmente, en 1993 dieron los dos el salto definitivo y se establecieron como pareja en Almería.

Casi tres décadas después, su amor por el Cabo de Gata no ha dejado de crecer. Lo notas desde el primer momento en el que empiezan a hablarte del lugar. Seguro que han conocido a miles de personas que han pasado por su cortijo y les han hecho las mismas preguntas– ¿Qué nos aconsejas ver hoy? ¿Dónde podemos ir a bucear? ¿Y para el atardecer? -, pero las responden de manera larga y tendida, regocijándose en los detalles de cada cala, cada playa, cada pueblo y cada curva del camino de ese lugar paradisíaco en el que decidieron echar raíces. Y sus ojos brillan al narrar esos relatos. Un brillo que solo puede ser creado por el amor verdadero.

Ese amor cristalizó en el cortijo en el que tuvimos la fortuna de pasar cuatro maravillosas e inolvidable noches.

Cortijo El Campillo, una auténtica casa rural ecológica en un paraje envidiable

En el año 2008, al llegar la crisis mundial y la explosión de la burbuja inmobiliaria en España, la construcción se vio muy resentida en Almería y el negocio de la instalación de paneles solares sufrió un severo parón.

Fue en ese momento cuando Annika y Martin comenzaron a elaborar su proyecto para dar vida al cortijo El Campillo.

Desde el principio, querían que ese centenario cortijo que iban a reformar, no fuera un alojamiento rural cualquiera, sino un lugar totalmente integrado en la naturaleza, en el que los huéspedes se sintieran como en casa y que, además, pudieran aprender sobre cómo cuidar y respetar el medio ambiente y esta tierra que habitamos. Y puedo dar fe de que lo han conseguido.

Para la construcción, siguieron los sabios consejos de la arquitectura tradicional, con unos techos altos que, combinados con ventanales estratégicamente situados, crean una ventilación natural que hace que no sea necesario contar con equipos de aire acondicionado para estar a gusto en las habitaciones, ni siquiera en pleno verano almeriense.

cortijo el campillo

Disfrutando del desayuno con Annika y Martin

Además, emplearon materiales naturales y sostenibles. Como alternativa al cemento, emplearon “canabric”, un adobe de cal con granulado de cáñamo. Para conseguir un buen aislamiento térmico, pusieron doble cristal en puertas y ventanas, y han rellenado el espacio intramuros, también, con granulado de cáñamo en lugar de poliuretano.

En el suelo y el techo, verás losas de barro de toda la vida, y la ropa de cama y toallas son 100% algodón.

La energía, como no podía ser de otra manera, la obtienen de una instalación de colectores solares, y el agua llega a lomos de un camión para ser almacenada en un aljibe y usarse con la conciencia que exige un paraje tan árido como el Cabo de Gata. Además, todos los desagües de las duchas y el fregadero, y las aguas pluviales que se recogen, van, tras pasar por una depuradora biológica, al riego de las plantas que pueblan el magnífico jardín del cortijo.

De esta forma, dan las gracias a la naturaleza por dejarles vivir internados en su bello seno. Annika y Martin, además, siempre están dispuestos a compartir sus conocimientos sobre el cuidado del medio ambiente con los huéspedes que quieran saber más sobre el tema.

Un lugar romántico y cómodo donde desconectar de todo

cortijo el campillo

Parte del jardín al atardecer

En El Campillo vas a poder alojarte en una casa completamente equipada – El Campillico – o una de las 5 habitaciones dobles que cuentan con su baño privado y una terraza desde la que poder admirar las estrellas sin ninguna contaminación lumínica. Las habitaciones están nombradas con colores, y nosotros tuvimos la suerte de ocupar la verde.

Martin y Annika dan su toque personal a cada detalle de la estancia, dándonos la bienvenida con un mensaje escrito en una pizarrita que colgaba del pomo de la puerta de nuestra habitación y regalándonos, al marcharnos, una piedra del parque con un detalle adherido a ella. Y es que en todo momento nos hicieron sentir, más que huéspedes, como si los conociéramos de toda la vida.

Las habitaciones son de techos altos, espaciosas, acogedoras y están decoradas con sumo gusto. Para mí, el lujo total es esa terraza en la que tomar algo o simplemente sentarte a escuchar los sonidos nocturnos o el canto de los pájaros al despuntar el alba. Por ella se pasarán, si les das un mínimo de cariño, algunos de los adorables perros del cortijo: el juguetón e incansable Chispo (mi favorito), la glotona Inca y la vieja Sasha. En nuestro caso, Chispo siempre nos visitaba para que jugáramos a la pelota y le rascáramos. A él también le echamos de menos.

El jardín acoge un buen número de especies de la zona y sobre el techo del cortijo hay una pequeña zona ideal para admirar las estrellas a través de un telescopio. La cocina, completamente equipada e integrada en un precioso comedor con varias mesas, es la otra zona común en la que pasamos un rato agradable cada día. En ella, Annika y Martin, sirven cada mañana un espectacular desayuno basado en productos ecológicos (miel, frutas, quesos…) y unos magníficos crepes – tanto dulces como salados – que son una auténtica tentación.

Siendo todo esto maravilloso, quizás lo mejor de alojarte en el Campillo sea la posibilidad de sentir lo que es la desconexión total. Algo que es esencial, y muy difícil de conseguir, en estos tiempos en los que vivimos. En la casa apenas hay cobertura de red, aunque hay wifi. Si no lo usas, te darás cuenta de lo bien que se vive en ese pequeño desierto del Cabo de Gata.

Tanto por la noche como durante la mayor parte del día, solo escucharás los sonidos de la naturaleza, y, al mirar a tu alrededor, verás las pistas de tierra, algún antiguo aljibe, un par de casas más y las montañas y terrenos áridos de esta parte de España.

El cortijo de la aventura

cortijo el campillo

La pista que parte del cortijo y se interna en el parque natural

Un lugar romántico e ideal para desconectar y descansar, pero también para vivir aventuras en un lugar tan salvaje que incita a ello.

Y es que Annika y Martin, a través de su pequeña agencia familiar Cabo Activo, organizan actividades de senderismo, rutas en bicicleta de montaña (podrás alquilarlas en el cortijo) y vuelos en parapente. Por temas de viento, nos quedamos con ganas de probar el parapente, pero lo tenemos pendiente para nuestra próxima visita.

En cuanto a las rutas de senderismo y bici, te las pueden preparar para hacer acompañado o en solitario, llegando a poder ser (en el caso de las bicicletas de montañas), incluso, de varios días.

Hagas lo que hagas, no dejes de preguntar a Annika y Martin por los mejores planes que disfrutar en el parque, porque te mostrarán (incluso con mapas super trabajados por ellos) un montón de lugares escondidos, de esos que tan solo conocen bien aquellos que se han integrado totalmente en la tierra en la que viven.

Y eso es lo que han logrado estas dos maravillosas personas: fundirse con la tierra, las plantas, la arena, las montañas y el mar del Cabo de Gata. Y, gracias a su generosidad, nos iniciaron a nosotros en ese amor por esa naturaleza tan sublime que te atrapa para siempre.

Nos veremos pronto, amigos.

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