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El belén más grande del mundo está en Alicante

Estoy acostumbrado a ver a mi querida ciudad, Alicante, en los informativos para hablar sobre su excelente clima, de sus playas, de la gran calidad de vida… Sin embargo, nunca en la vida pensé que iba saltar a las noticias por algo como tener el belén más grande del mundo.

Pues sí, amigos, esta Navidad en Alicante nos hemos propuesto conseguir el honor de ser inscritos en el libro Guinness de los récords por tener el Nacimiento más grande del planeta. Y, para bien o para mal, lo hemos conseguido.

Las dimensiones del belén de Alicante y su construcción

El que ha sido reconocido – ocurrió el pasado martes, 5 de diciembre – como el Nacimiento más grande del mundo (arrebatando el título a un nacimiento mexicano, que ostentaba ese honor desde 1999) es una obra que sorprende desde el momento en el que posas tus ojos sobre ella por primera vez. Y es que, cuando lo hice (algo más de una semana atrás), tuve la duda de si lo que estaba viendo eran unas figuras gigantes de un belén navideño o la llegada tardía de los ninots de unas Hogueras de San Juan (las fiestas grandes de mi ciudad, que, como tantas otras este fatídico año, fueron canceladas el pasado mes de junio). De hecho, no fui el único y este comentario se convirtió en la comidilla de los alicantinos.

Sin embargo, todo esto tiene una sencilla explicación, y es que el artista encargado de liderar la construcción de este monumental Nacimiento – que ha recibido el nombre de “Sagrada Familia” – no ha sido otro que José Manuel García ‘Pachi’, famoso por su creación de monumentos fogueriles que suelen ser quemados en las Hogueras de San Juan. Para la elaboración del trabajo, ‘Pachi’ ha contado con la inestimable ayuda de diez artistas y cinco colaboradores.

Entre todos, han dado forma a tres imponentes figuras: la de San José mide 18,15 metros de altura, la Virgen María 17 metros, y el Niño Jesús unos 3,25 metros. Los trabajos les llevaron unos dos meses y hoy posan orgullosos junto a su obra. En la expresión de las figuras que componen este Nacimiento de récord han intentado plasmar toda la ternura que piensan que necesita la gente durante una de las Navidades más duras y extrañas que han vivido.

Para poder admirar el belén más alto del mundo solo tienes que visitar la Plaza del Ayuntamiento de Alicante, que se halla a pocos metros de la playa del Postiguet, la Explanada de España y el icónico Barrio de Santa Cruz.

Polémica abierta en varios frentes

Pero como suele pasar con estas cosas, este belén de récord no ha gustado a todo el mundo.

En cuanto al ciudadano de a pie, no son pocos los que piensan que se debe distinguir más entre unas figuras navideñas y unos “ninots” (término utilizado para designar a los distintos protagonistas de los monumentos que se levantan durante las Hogueras de San Juan, y que terminan siendo pasto de las llamas la noche del 24 de junio). Lo cierto es que para los que somos de la “Terreta”, esa es la primera impresión que nos producen las enormes figuras.

Por otro lado están, como siempre, los políticos echándose los trastos a la cabeza. Los promotores de la idea del belén y su inscripción en el libro Guinness se felicitan por la hazaña conseguida y defienden el gasto del proyecto comentando que es algo que atraerá más visitantes a Alicante (solo de la Comunidad Valenciana, eso sí, debido al confinamiento perimetral de la misma), con el consiguiente beneficio para los comerciantes y hosteleros que tan duro golpe están sufriendo por el covid-19.

Sin embargo, los partidos de la oposición dicen que los 140.000 euros que ha costado el belén (y los 19.000 que cuesta inscribirlo en el libro Guinness) podrían haber sigo gastados en ayudas sociales y otro tipo de cosas.

Sinceramente, yo estoy de acuerdo con el belén, pues esa cifra se me antoja pequeña con la cantidad de dinero público que se destina a otras muchas estupideces que no reverberan en el bien común. Además, al menos este belén quizás sí tenga el efecto llamada deseado, y ayude a aumentar las ventas navideñas de los muchos autónomos alicantinos que lo están pasando tan mal. Por otro lado, este nefasto año se han suspendido un buen número de actos navideños que se realizan otros años, con lo que imagino que el balance final de la Navidad, en términos de gasto, puede ser un ahorro respecto al año pasado.

Eso sí, el estilo de las figuras no me acaba de convencer, pero lo cierto es que nunca tuve mucho gusto estético, así que no me hagáis caso.

Con polémica o sin ella, lo que está ahora claro es que podemos decir que ¡En Alicante tenemos el Nacimiento más alto del mundo!

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