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El turismo y los viajes después del coronavirus

La crisis del coronavirus ha marcado de manera muy lesiva a todo el planeta. Muchos países del mundo viven confinados estos días bajo un manto de noticias pésimas relacionadas con los efectos del COVID-19.

Mientras seguimos en el hoy y el ahora donde los sanitarios están en primera línea de batalla para salvar vidas (lo verdaderamente importante en estos momentos) surgen millones de preguntas sobre qué pasará después.

Muchos sectores se están viendo severamente afectados y lo seguirán estando más tiempo, incluso pasados los temblores más fuertes de este gran terremoto que ha hecho tambalear el mundo que conocíamos actualmente.

No cabe duda que el turismo, motor de la economía mundial, ha recibido un torpedo en plena línea de flotación. Y de daños impredecibles. Quienes forman parte de este infalible generador de numerosos puestos de trabajo directos e indirectos dudan sobre cómo volverá pero no de que lo hará sin ser el mismo.

Uno de los templos de Khajuraho en India

¿Qué sucederá con el turismo y los viajes después del coronavirus? ¿Cómo será capaz de remontar este sector tan importante? Interrogantes lógicos, aunque con ciertas respuestas factibles de lo que vendrá a corto y medio plazo

El turismo vive un presente negro. La fotografías del hoy son de la gente en casa siguiendo una cuarentena responsable y necesaria para mitigar un virus extremadamente contagioso.

La mayoría de hoteles permanecen cerrados, salvo los más próximos a los hospitales donde se están hospedar tanto enfermos como sanitarios. Son auténticos hospitales de campaña. Los restaurantes siguen vacíos con las sillas volteadas sobre la mesa.

La cultura, las visitas y el ocio ceñidas a la más estricta virtualidad. No queda otra si se desean acortar los plazos para tratar de recuperar cierta normalidad. Aunque el término “normal” quede desfasado, al menos bajo este impacto que tardará en esfumarse de nuestra memoria.

Pueblo del Valle de Liébana (Cantabria)
Foto de la localidad de Mogrovejo, en la comarca de Liébana (Cantabria). Al fondo los Picos de Europa.

En estas semanas de confinamiento son muchas las personas las que me han preguntado sobre cuándo y cómo se podrá volver a viajar. Cómo será el día después del turismo cuando todo esto termine.

Y, realmente, con lo cambiante de la situación, resulta muy complicado elaborar cualquier previsión. Pero sí existen ciertas señales o diversas evidencias de lo que vendrá a corto plazo en una industria que, sin lugar a dudas, tardará mucho tiempo en recuperarse. En España y en el resto del mundo.

Pero que ni esta hecatombe sanitaria logrará que se hunda. Y más nos vale. Porque, en cierto modo, buena parte de la población de manera directa o indirecta, dependemos de ella.

El turismo y los viajes después del coronavirus: A corto y medio plazo.

Cuando el confinamiento impuesto finalice no regresaremos de la noche a la mañana para hacer lo que dejamos de hacer de repente. Los cálculos más optimistas indicarían que en verano, entrado julio así como agosto, podría resurgir cierto movimiento, pero muy paulatino. Ni de lejos similar al de años anteriores.

Con toda probabilidad las fronteras de muchos países seguirán cerradas a cal y canto. O porque aún no han solventado su propia crisis sanitaria o por mantener medidas de protección de cara al exterior hasta que llegue la deseada vacuna.

Y serán muchas las personas que, incluso aunque tuvieran la remota posibilidad de viajar al extranjero, decidan no salir fuera. El miedo y la incertidumbre han sido siempre una pesadísima cadena para el turismo, sobre todo de carácter internacional.

Hórreos en Combarro (Galicia)
Hórreos del hermoso pueblo marinero de Combarro (Rías Baixas, Pontevedra, Galicia).

Los últimos años las estadísticas decían que entre un 5% y un 10% de los españoles viajaban al extranjero para pasar las vacaciones. Este año, quien quiera (o pueda permitirse) hacer turismo, lo hará de seguro en territorio nacional.

Y no sólo porque no va a quedar otro remedio sino también porque existen ganas de apoyar e incentivar a quienes se sabe son sufridores de los efectos más dañinos de esta crisis sanitaria a la cual le sucederá otra de carácter económico. Y, por supuesto, porque los atractivos turísticos de España son suficientemente alentadores como para que quedarse no sea sino un placer.

Ruinas de Medina Azahara (Córdoba)
Detalle de las ruinas omeyas de Medina Azahara, a muy pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba.

Un turismo de distancias cortas.

Es muy previsible que los primeros viajes que se realicen sean de muy corta duración, evitando el transporte público y utilizando el vehículo privado. Mediante escapadas de ida y vuelta en el día o de muy poco tiempo, sin alejarse demasiado del lugar de residencia. El turismo nacional será, sobre todo al principio, muy local. En la misma provincia y Comunidad Autónoma o en las que tenga más próximas.

Sele en la Sierra de Andújar (Jaén)
Paisaje de la Sierra de Andújar en la provincia de Jaén, auténtico territorio lince.

Distancia social y cero aglomeraciones.

Esquivaremos los lugares masificados. En un principio no se permitirán ni conciertos, ni discotecas, ni eventos culturales o deportivos donde hayan ciertas aglomeraciones. Aunque serán los viajeros y viajeras quienes pongan este filtro en sus vacaciones o escapadas.

Lo tendrán realmente difícil los negocios basados en el máximo número de ocupantes, que son no son pocos. Hoteles inmensos, cruceros o áreas que ofrezcan imagen de masificación serán los más perjudicados sin lugar a dudas.

Restaurante en Cáceres
Restaurante vacío próximo al Parque Natural Monfragüe en la provincia de Cáceres.

Muchos establecimientos turísticos como hoteles y restaurantes deberán adaptar no sólo sus protocolos de higiene y desinfección a la nueva situación, sino también su disposición de cara al cliente.

Reducción de aforo, mesas muy separadas entre sí, imagen de limpieza, etc. Medidas que los clientes valorarán pero que serán de difícil encaje para la rentabilidad de numerosos negocios ya de por sí difíciles de sostener.

Turismo de espacios abiertos.

Se preferirán los espacios abiertos, sea en costa o en el interior. Lugares de naturaleza donde poder acudir con la familia para caminar, hacer deporte o simplemente pasar el día. Todo lo que sea necesario para evitar espacios cerrados donde sea complicado no mantener las distancias con otras personas.

Las Médulas desde el mirador de Orellán
Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad UNESCO en El Bierzo (León). Mirador de Orellán.

Las ciudades turísticas, grandes damnificadas.

La búsqueda de espacios abiertos, algo lógico por otro lado después de un confinamiento de varias semanas, perjudicará a las grandes ciudades. Por un lado, no recibirán el turismo internacional que se encargaba de sustentar un pingüe negocio. Pero tampoco serán tantos los turistas nacionales quienes las escojan para sus escapadas. Al menos a corto plazo.

La Giralda de Sevilla
La Giralda de Sevilla iluminada por la noche, un auténtico y visitado icono del turismo en España.

Aunque, por otro lado, muchos de sus propios ciudadanos no las abandonarán los meses de verano como sí hacían antes, lo que servirá para mitigar un poco los efectos del bajón turístico.

Turismo rural, de apartamentos y segundas residencias

Dentro de los alojamientos turísticos, es altamente probable que sean las casas rurales, los apartamentos de alquiler y los hoteles con muy pocos huéspedes, los primeros en atisbar el regreso de clientes.

Los turistas van a buscar la tranquilidad y seguridad de los lugares en los que puedan pernoctar sólo ellos, sin necesidad de compartir. Y lo harán en pequeños grupos familiares y de amigos.

Pequeño hotel rural en Deva (Gijón)
Hotel Rural Ermita de Deva en el concejo de Gijón-Xixón (Principado de Asturias).

Quienes tengan la inmensa fortuna de disponer de una segunda residencia, será difícil que en 2020 no lo utilicen como opción prioritaria para pasar sus vacaciones.

Una oportunidad para la España vaciada

Una consecuencia directa de la búsqueda de los espacios abiertos y el tratar de evitar los lugares masificados es que determinadas zonas de la conocida como “España vaciada” reciban cierta atención por parte de quienes realicen turismo de interior así como rural.

Así que parece lógico prever cierto incremento del flujo de visitantes en pueblos y comarcas que durante buena parte del año cuentan con muy pocos habitantes.

Calatañazor (Soria)
Calle Mayor de Calatañazor, probablemente el pueblo más bonito de la provincia de Soria.

Desestacionalización vacacional forzosa

Si de cara al verano la situación sanitaria se ha reconducido, muchas compañías pondrán trabas a que sus trabajadores tomen vacaciones en los meses de julio y agosto, justo cuando ciertos negocios empiecen a funcionar.

Uno de los perjuicios para el turismo del que no se habla demasiado es que, además de que económicamente muchos ciudadanos van a estar bastante tocados, es precisamente que habrá cierta escasez de días libres al principio y que muchos de estos trabajadores van a estar obligados a recuperar horas, sobre todo quienes entraron en las restricciones gubernamentales para sectores no esenciales durante la cuarentena obligatoria.

Noche en Orense
Así se muestra una calle del centro de Ourense durante una noche de verano.

Ni siquiera agosto será este año como lo conocemos. La operación salida no tendrá ni la cuarta parte de los atascos a los que estamos acostumbrados.

¿Cuándo empezará a regresar el turismo internacional?

Una cuestión interesante es cuándo se podrá viajar al extranjero y visitar otros países La apertura de los mismos, igualmente, será muy escalonada. Es posible que haya países como Reino Unido o Estados Unidos que tarden en dejar atrás la crisis sanitaria del coronavirus, ya que fueron de los últimos en reaccionar y los efectos pueden ser mayores que en otros lugares del mundo. La situación en África o Latinoamérica no se antoja más halagüeña tampoco.

Imagen de Londres
Imagen de la ciudad de Londres (Reino Unido) con la enorme cúpula de catedral de San Pablo al fondo.

Antes del otoño, siendo extremadamente optimista, será casi imposible retomar los viajes internacionales. Ya durante el invierno o comienzos de 2021, si no vuelve a haber otra ola de contagios y sigue sin hallarse vacuna o tratamiento para esta enfermedad vírica, podrían empezar a darse brotes verdes. Aunque ni tan siquiera durante el verano del año que viene se esperan, ni de lejos, los números a los que estábamos acostumbrados.

Venecia (Italia)
Imagen del Gran Canal de Venecia, una de las ciudades que más turismo recibe en todo el mundo.

Preguntas que buscan respuesta. ¿Qué pasará en el futuro del turismo y los viajes?

Ahora soy yo quien plantea preguntas donde todavía no existe respuesta o sólo somos capaces de intuir en parte por dónde irán los tiros. Cuando la situación se estabilice está claro que muchas cosas no van a ser como antes. Pero quizás sea el momento de plantearse qué tipo de turismo queremos en nuestros pueblos y ciudades, en nuestros entornos naturales, en nuestros países y, por supuesto, en el mundo.

He aquí algunas cuestiones que surgirán a partir de ahora:

  • ¿Las autoridades exigirán a las compañías aéreas habilitar espacios que garanticen el distanciamiento de sus pasajeros? ¿Será pues el final de muchas aerolíneas y del conocido como low cost?
Pantalla táctil en un avión
Cabina de un avión de pasajeros (Compañía KLM)
  • ¿La democratización de los viajes que recién empezábamos a disfrutar habrá terminado? ¿Viajar será de nuevo algo limitado a las clases sociales más pudientes?
  • ¿Exigirán los países carnets de vacunación actualizados y controles sanitarios para acceder a los mismos?
  • ¿Qué sucederá con las cláusulas de cancelación de reservas de vuelos, hoteles o vacaciones? ¿Las aseguradoras se blindarán aún más ante epidemias y pandemias?
  • ¿Se llevarán a cabo al fin profundos planes de sostenibilidad para proteger el medio ambiente y que las ciudades dejen de ser parques temáticos de sí mismas?
  • ¿Cuánto durará el miedo al contagio? ¿O cuando esto pase volveremos a hacer lo mismo de siempre?
Museo del Louvre en París (Francia)
Colas a la entrada del Museo Louvre de París (Francia).

Sólo el tiempo responderá en qué consistirá el nuevo escenario. Mientras tanto, sólo podemos recordar con cierta nostalgia nuestros viajes pasados y soñar con todos aquellos lugares y momentos que se quedaron en el tintero. Y a los que, si la vida lo permite, trataremos de hacer realidad algún día con más empeño e ilusión que nunca.

Templos de Angkor (Camboya)
Muro de uno de los Templos de Angkor (Camboya).

Tocado, pero no hundido. El sector turístico saldrá adelante. Simplemente hará falta responsabilidad, esfuerzo, paciencia y, sobre todo, tiempo.

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