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Estambul, costa del Egeo y Capadocia

Turquía es uno de los países más apasionantes y diversos del mundo. Situado entre Europa y Asia, continentes separados por los Dardanelos, el mar de Mármara y por el estrecho del Bósforo que parte Estambul en dos.

En un viaje por este apasionante destino salen al paso historias legendarias, campos de batalla donde se escribieron capítulos claves en la historia del mundo. Castillos y palacios dignos de los grandes imperios. Y un crisol de culturas que aún conviven. A continuación un listado con todo lo que no te puedes perder en un viaje por Turquía.

Pamorámica de Estambul

Estás organizando un viaje a Turquía y no sabes por dónde empezar. Con razón, es un país tan rico que abruma. Hay tanto tanto que ver que mejor seleccionar.

Turquía, un país con opciones infinitas

Las opciones son infinitas. Puedes empaparte de historia o de cultura. ¿Sabías que fue aquí donde Alejandro Magno rompió el nudo gordiano? ¿Que fue en Turquía donde Aquiles combatió con los troyanos? ¿Y que es el país donde encontramos las huellas del origen de las civilizaciones?

También puedes disfrutar del ritmo cosmopolita de una gran ciudad como es Estambul. Dejarte acariciar por los cálidos mares Mediterráneo y Egeo. Descubrir pueblos de la Turquía interior donde reina la esencia más auténtica… Y por supuesto, disfrutar con su gente. Los turcos adoran su tierra y son fantásticos anfitriones que contagian su pasión.

A Turquía también debes viajar dispuesto a dejarte seducir por una gastronomía deliciosa que presume por ser una de las más sabrosas del planeta.

Por último y no menos importante destacar que Turquía es además un destino amable y seguro. Bien comunicado. Con carreteras en muy buen estado para quienes quieran viajar por su cuenta. Y con una gran infraestructura para acoger a los visitantes de todos los perfiles: mochileros, estudiantes, familias, parejas, sibaritas ¡Hay oferta para todos!

Si te ha convencido y ya estás preparando la maleta ten en cuenta que la mejor época para viajar a Turquía es de abril a octubre. Es en primavera y otoño cuando las temperaturas son más agradables.

Ölüdeniz es una de las playas más bonitas de Turquía

Imprescindible parada en Estambul

Una vez ubicados empezamos la ruta por los imprescindibles, esos lugares de Turquía que debes apuntar en tu cuaderno de viaje.

Sin duda, la primera parada, y visita obligada, es Estambul, la antigua Constantinopla. Una gran ciudad, compleja e intensa, cosmopolita pero tradicional. Ruidosa, colorida, caótica pero cautivadora. También rompedora, tanto que está considerada cuna de modernas tendencias, como se explica en la campaña promocional recién lanzada por el destino en la que se destacan los sabores, las tiendas y al arte de la ciudad turca.

Inevitable visitar sus iconos. El más importante es la Monumental Santa Sofía. Su cúpula con 56 metros de altura y 31 de diámetro sigue siendo una de las grandes obras maestras de la arquitectura mundial. En sus orígenes (se terminó bajo el reinado de Justiniano, en el año 537) fue templo romano, durante 900 años la iglesia más importante del cristianismo. En el siglo XV se reconvirtió en mezquita. En 1935 se transformó en museo y en 2020 se transformó de nuevo en Mezquita. Se ubica en el viejo barrio de Sultanahmet, una joya declarada Patrimonio de la Unesco a orillas del Bósforo.

LOS IMPERIOS BIZANTINO Y OTOMANO

Los orígenes de Estambul hay que buscarlos en el año 658 adC, cuando un griego llamado Bizas de Megaria estableció allí a su gente en una colonia que bautizó como Bizancio. En el año 330 Constantino el Grande convirtió esta ciudad en la capital de su imperio.

Mientras en Occidente la Edad Media vivía su época más oscura Bizancio vivía su máximo esplendor bajo el reinado del rey Justiniano (527 – 565). El Imperio romano de Occidente o bizantino acabó en 1453 con Mehmet El Conquistador, el primer sultán del imperio Otomano.

Muy cerca de Santa Sofía encontramos otros tesoros como la llamada Mezquita Azul con su maravillosa decoración. El opulente y superlativo Palacio Topkapi, construido por Mehmet el Conquistador. No dejes de ver el harén, un laberinto de más de 400 habitaciones. La Cisterna Basílica, fuente de abastecimiento del gran palacio…

Y uno de mis rincones favoritos de Estambul, el Bazar de las Especias, junto al puente Gálata. Donde se respiran los aromas de Asia: frutos secos, especias, aceites, pasteles turcos de miel… todos apiñados en puestos seductores con vendedores que gritan en medio del delicioso caos: ¿Especias señorita, pociones de amor…?

Si te gustan los mercados muy cerca está el más famoso de la ciudad: el Gran Bazar. Donde además de comidas encontrarás alfombras, telas, bisutería y joyas varias, turbantes, prendas y objetos de piel. Es un laberinto donde puedes pasarte horas y hasta días curioseando en el laberinto de callejuelas estrechas y puestos variopintos.

El Bósforo y el Cuerno de Oro

Seguimos con la lista de lo que puedes hacer el Estambul y toca aconsejar que cruces el puente Gálata que atraviesa el estuario del cuerno de Oro, preferiblemente al atardecer. Cuando el cielo se tiñe de rojo. Las cúpulas de las mezquitas de las siete colinas destacan en el horizonte. Y los pescadores sacan sus cañas en busca de una captura deliciosa. Si te entra el hambre, en la parte baja del puente encontrarás restaurantes donde comer con unas vistas increíbles.

En el otro lado de Estambul encontramos la zona más moderna. La zona Europea, concentrada en un barrio llamado “Pera”. Aprovecha para recorrer la comercial avenida Istiklal, la arteria aorta de Estambul y la plaza Taksim donde late el ritmo frenético de una urbe intensa. Para ver hermosas panorámicas de la ciudad sube a la Torre de Gálata. ¿Cansado? ¡Date un baño turco en un haman, te quedarás limpio y relajado, te lo aseguro.

Otro lugar clave que visitar en Estambul es el Bósforo. Nombre que recibe el estrecho que separa el mar de Mármara del Mar Negro. Y que une Europa de Asia, dos continentes soldados por un puente inaugurado en 1973 que es otro de los símbolos de Estambul.

La vida en el Bósforo es también intensa. El tráfico marítimo es constante: transbordadores, barcos de pesca, petroleros, yates privados y barcos turísticos que se mueven aguas arriba y aguas abajo. No dejes de hacer una travesía en alguno de los barcos. Es una experiencia inolvidable.

La Turquía del mar Egeo

Dejamos Estambul y ponemos rumbo a la zona de Turquía bañada por el mar Egeo donde reina el llamado “Turkaegean” estilo de vida. El objetivo de esta etapa del viaje es muy claro: perderse por pueblos encantadores, ruinas milenarias, descubrir bahías paradisíacas, calas de aguas turquesas o navegar entre islas desconocidas hasta para los propios turcos.

Sorprende saber que en esta zona de Turquía hay también muchos rincones protegidos por la Unesco como Éfeso, Pérgamo, Afrodisias, Priene, Mileto, Dídima, Laodicea… Templos míticos como el de Atenea. O pueblos recónditos y tradicionales como Foça. La lista es muy larga. Sirva como dato que en en la región del Egeo hay más ruinas por km2 que en cualquier otra región del mundo

Hay que añadir en la lista lugares legendarios como Troya donde Homero ubica la legendaria batalla que se narra en la Iliada, escenario literario que puedes visitar en los alrededores de Çanakkale.

Éfeso, viaje a la época romana

Si tienes poco tiempo y quieres ver lo imprescindible estas son las dos visitas que debes anotar en tu ruta: Éfeso y Pérgamo.

Empezamos por Éfeso, la ciudad clásica mejor conservada del Mediterráneo. Donde el visitante vuela en el tiempo hasta la época romana. Un paraíso para los amantes de la arqueología.

A las afueras de la localidad, entre Éfeso y Selçuk, encontramos su monumento más importante: el templo de Artemisa, dedicado a la antigua diosa de la Fertilidad.

Se dice que en sus orígenes fue más grande que El Partenón de Atenas. Era de mármol blanco y reluciente. Se levantaba sobre 127 columnas de las cuales, lamentablemente, sólo se conserva una. Poco pero suficiente para hacerse una idea de las dimensiones del templo. Era tan alto que cuentan los escritos que “llegaba a las nubes”. Se dice también que tardaron cien años en construirlo. La imaginación ayuda a hacerse una idea de lo que fue durante la visita.

Conviene dedicar unas horas a recorrer el pueblo de Éfeso. Visitar su gran Teatro Romano. Caminar por la Vía Sacra, con el suelo de mármol, la biblioteca Celso, el templo de Adriano o las magníficas casas adosadas donde se ve el lujo con el que vivían los viejos patricios romanos.

Pérgamo es un paraíso para amantes de la arqueología

Bergama, el origen del papiro

Tras recorrer Efeso, ponemos rumbo Bergama, antigua Pérgamo. No tan monumental pero sin duda muy recomendable. Aunque de su monumento destacaríamos el altar construido en honor a los dioses Zeus y Atenea. Desafortunadamente, de este monumento sólo quedan las ruinas.

¿SABÍAS QUÉ EL PERGAMINO debe su nombre a la ciudad donde se inventó, en Pérgamo? Gracias a este descubrimiento la biblioteca de Pérgamo llegó a desafiar a la de Alejandría posicionándose como la segunda más grande del mundo con más de 200.000 libros catalogados.

Puerto de Behramkale

PLAYAS PARADISÍACAS

¿Buscas playas paradisíacas? Estás de suerte. En la isla de Bozcaada, la más pequeña de las dos islas habitadas de Turquía en el Egeo, están algunos de los arenales más impresionantes del país. Toma nota: Ayana, Sulubahce y Habbele. Te van a encantar. La otra isla que puedes visitar en la zona es Gökçeada.
Otra lugar de referencia para los amantes de la playa es la península de Bodrum, uno de los rincones de veraneo más populares de Turquía

Panorámica de Pamukkale

Pamukkale, el castillo de algodón

Pero no todo es arte. En esta zona de Turquía encontramos también uno de los lugares más visitados y curiosos del país: Pamukkale, nombre de la región que podría traducirse como “el castillo de algodón”.

Es la región termal por excelencia de Turquía con más de 17 manantiales de donde emanan aguas cuyas temperaturas oscilan entre los 36 y los 100 grados. Sobre un suelo calizo de color blanco reluciente como la nieve, con los travertinos dispuestos en forma de escalera, dando forma a curiosas cascadas por donde circula agua de color turquesa. El conjunto es de una belleza que sobrecoge.

Fueron los romanos quienes primero descubrieron la fuerza de este entorno. Para explotarlas construyeron un balneario, Hierápolis, con el fin de aprovechar las propiedades de las aguas. Un conjunto que ha llegado a nuestros días y que hoy goza de la protección de la Unesco. Si quieres visitarlo pon rumbo a Denizli, la ciudad más cercana.

LA PISCINA DE CLEOPATRA

Cuenta la leyenda que Cleopatra era buena conocedora del poder curativo y mágico de las aguas de Pamukkale y viajaba cada poco para darse un baño en la piscina que hoy lleva su nombre.

Capadocia, la esencia rural de Turquía

Seguimos el viaje por el interior rumbo a otra zona de Turquía donde el color blanco también es el dominante. Aunque no tan intenso. Nos vamos a Capadocia, donde hace muchos siglos, se instalaron unos primeros pobladores que aprovecharon las formaciones rocosas en forma de cono para hacer sus viviendas.

Eran en realidad montañas de lava erosionadas por el paso de los siglos y de los vientos, tan enigmáticas que hasta su nombre es evocador: son las chimeneas de las hadas.

Lo más curiosos es que estas peculiares viviendas han llegado hasta nuestros días. Muchas de ellas en muy buen estado. Tanto que ahora se han transformado en maravillosos hoteles de diseño donde da gusto desconectar del mundo.

Pero lo mejor de esta parte de Turquía no son los increíbles paisajes, ni los hoteles boutique, ni las hipnóticas puestas de sol… Lo mejor de la Capadocia es su esencia rural.

Recorriendo estos pueblos el visitante descubre la esencia de un país con una vida paralela muy diferente al ajetreo de Estambul. En la Capadocia la palabra que mejor define lo que sale al paso es paz.

Relax es también lo que se siente sobrevolando esta región. Las redes sociales están llenas de imágenes de globos aerostáticos surcando los cielos de Capadocia y con razón, ver este espectáculo desde el aire es muy recomendable. Otra de esas experiencias que seguro se queda para siempre en la retina del viajero.

Si no te gusta volar, puedes recorrer la zona a caballo. Capadocia era también conocida como la tierra de los hermosos caballos pues los lugareños se dedicaron a su cría durante cientos de años. Si te gusta cabalgar no dejes de ver el atardecer a lomos de un caballo en el llamado Valle Rojo. Si prefieres hacer una ruta a pie, dirígete al valle de Ilhara, perfecto para los amigos de las largas caminatas.

A dónde ir en la Capadocia

Pero ¿a dónde hay que ir exactamente para ver este espectáculo de la naturaleza moldeado por la mano de hombre? Hay muchos rincones pues la Capadocia es grande, pero es en Aktepe, localidad situada al norte de la región, donde encontrarás las mejor chimeneas y viviendas conservadas.

También es interesante la visita a Göreme otro patrimonio de la Unesco protegido por las iglesias talladas en las rocas y llenas de impresionantes frescos que muestran el paso de las diferentes culturas que allí se asentaron: asirios, hititas, frigios, helenos, romanos. Romanos, bizantinos y los primeros cristianos. Otros puntos de interés son el Valle de las Palomas, el Valle de Zemi, el Valle del Amor y el Valle de los Monjes de Pasabag.

Y en Capadocia termino este viaje por lo más importante de Turquía, una ruta perfecta para una estancia de 12 a 15 días. Si no puedes quedarte tanto tiempo decide: costa o interior. Mejor verlo todo bien que quedarte con las ganas. Eso sí, aún no te habrás ido y ya estarás deseando volver. Es la magia de Turquía. Engancha hasta el punto que crea adicción.

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