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Investigadores alemanes desarrollan células solares impresas en rollo con materiales orgánicos con eficiencia del 9 % y rendimiento de producción del 88 %

El Instituto de Print- und Medientechnik de la TU Chemnitz logró imprimir células solares orgánicas con una eficiencia del 9 % y alta durabilidad.

  • Paneles solares orgánicos impresos.
  • Eficiencia multiplicada por cinco.
  • Mayor durabilidad, menos residuos.
  • Producción de bajo consumo energético.
  • Aplicación en agricultura, textiles, fachadas.
  • Investigación coordinada en varias universidades.
  • Base para una industria solar descentralizada.

Gran avance en paneles solares impresos

La Universidad Técnica de Chemnitz ha logrado lo que durante años pareció ciencia ficción: imprimir paneles solares orgánicos con una eficiencia del 9 % y una durabilidad significativamente mejorada. Este salto tecnológico no es menor. Hace poco más de una década, el mismo equipo apenas alcanzaba el 1,7 % de rendimiento, con una vida útil limitada. Hoy, superan el 88 % de células funcionales por tirada, y el proceso es tan sencillo como imprimir una revista.

Este desarrollo se apoya en una estructura multicapa donde el componente clave es una mezcla de polímeros denominada PM6:Y12. Este material, junto a otras cinco capas funcionales, permite transformar la luz en electricidad mediante un proceso completamente basado en impresión por rollo, sin hornos, sin vacío, sin metales raros. Todo a temperatura ambiente.

El uso de tintas funcionales —como PEDOT:PSS, que conduce las cargas eléctricas— demuestra que la electrónica impresa ya no es solo una promesa. Es una alternativa real, escalable y más sostenible.

¿Cómo envejecen estos nuevos paneles?

Uno de los mayores retos de la fotovoltaica orgánica siempre ha sido su corta vida útil. La investigación actual, coordinada por el consorcio POPULAR (impulsado por la DFG, la fundación alemana para la investigación), está enfocada precisamente en eso: entender y mitigar el envejecimiento.

Las células solares impresas en Chemnitz son sometidas a ensayos de degradación acelerada en la Universidad de Erlangen-Núremberg. Tras seis semanas, se comparan con nuevas para detectar fallos y proponer soluciones. Este trabajo cruzado entre centros de física, química, matemáticas y materiales es clave para desarrollar nuevos semiconductores orgánicos más resistentes.

Participan investigadores de universidades como Dresden, Bayreuth, Potsdam, Augsburg y Durham, con simulaciones que permiten predecir el comportamiento de las células antes de fabricarlas. Un enfoque integral, científico y con visión de industria.

De laboratorio a hectáreas solares

¿Por qué importa tanto esta innovación? Porque podría transformar la forma en que se produce y se instala energía solar. Actualmente, los paneles solares convencionales se fabrican principalmente en Asia con altísimo coste energético, asociado en muchos casos al uso de carbón. La fotovoltaica orgánica impresa, en cambio, puede producirse localmente, en líneas de impresión de bajo consumo, usando materiales más abundantes y sin necesidad de grandes infraestructuras.

Además, se pueden imprimir sobre papel o plástico flexible, lo que abre la puerta a aplicaciones que hoy no son posibles con el silicio:

  • Sombras solares agrícolas: láminas solares desplegables sobre cultivos que reducen la evaporación y generan electricidad.
  • Fachadas activas: edificios cubiertos de láminas solares decorativas y funcionales.
  • Textiles inteligentes: mochilas, tiendas de campaña o ropa capaz de recargar dispositivos.
  • Infraestructura móvil: paneles enrollables para zonas sin acceso a red eléctrica.

Claro, aún hay obstáculos. El principal es la durabilidad bajo condiciones reales: humedad, calor, rayos UV. Pero los avances recientes demuestran que con la formulación adecuada y barreras protectoras, este tipo de tecnología puede igualar —e incluso superar— los ciclos de vida que hoy se consideraban exclusivos del silicio.

Potencial

Esta tecnología tiene todo para convertirse en un pilar de la transición energética. No solo por su menor huella de carbono durante la fabricación, sino porque permite una descentralización real de la energía solar. Imprimir energía localmente significa menos dependencia de fábricas lejanas, más empleo en regiones diversas y menos presión sobre las cadenas globales.

Además, su versatilidad de aplicación hace posible integrar generación solar en espacios donde hoy es inviable: desde invernaderos hasta equipamientos humanitarios. En contextos rurales o en emergencia climática, contar con energía portátil, barata y limpia puede marcar la diferencia.

El proyecto POPULAR sienta las bases científicas y técnicas para que esto ocurra. Pero para que despegue de verdad, hará falta una combinación de voluntad política, inversión industrial y visión ecológica. Las herramientas ya existen. Ahora toca usarlas con inteligencia.

Vía Großer Fortschritt bei gedruckten Solarzellen | TUCaktuell | TU Chemnitz

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