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Investigadores cordobeses descubren que las acequias de origen romano en Sierra Nevada elevan la humedad del suelo hasta 200 m según análisis de vegetación satelital

El NDVI en las áreas inmediatamente adyacentes a las acequias (0,36) es superior al de zonas más alejadas (>200 m, 0,29), lo que confirma su efecto positivo sobre la vegetación.

  • 700 km de acequias milenarias aún en funcionamiento en Sierra Nevada.
  • Imágenes satelitales de 26 años muestran más vegetación cerca de las acequias.
  • Mayor humedad del suelo hasta 200 m alrededor de los canales.
  • Restaurar acequias aumenta un 19 % el verdor en zonas secas.
  • Tecnología tradicional, sostenible y eficaz para zonas remotas.
  • Potencial para recarga de acuíferos y lucha contra la desertificación.

El vigor de la vegetación corrobora que las acequias milenarias de Sierra Nevada modifican la humedad del suelo

A partir de imágenes satelitales recogidas durante más de dos décadas, un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba ha confirmado científicamente lo que los agricultores de montaña ya sabían: las acequias tradicionales mejoran la humedad del suelo a su alrededor. Este hallazgo no solo valida el valor ecológico de estas infraestructuras, sino que las posiciona como herramientas clave frente al cambio climático.

Una red hidráulica milenaria que aún funciona

Más de 700 kilómetros de canales excavados recorren el Parque Natural de Sierra Nevada, un sistema de origen romano que fue perfeccionado durante la época andalusí. Su función más conocida es la distribución del agua para el riego, pero su impacto va mucho más allá.

Las acequias de careo funcionan como un sistema de «siembra y cosecha de agua»: el agua del deshielo se infiltra en zonas altas, recargando acuíferos subterráneos, y reaparece semanas o meses después en fuentes naturales y manantiales más abajo. Este ciclo invisible garantiza un suministro constante incluso en épocas secas.

Estudio satelital: cómo las acequias transforman el paisaje

El equipo liderado por Javier Aparicio, Rafael Pimentel, María José Polo y Francisco Bonet utilizó imágenes satelitales entre 1984 y 2020 para evaluar el vigor de la vegetación como indicador del contenido hídrico del suelo. Aplicaron el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), un parámetro que mide la salud de la vegetación a partir de la reflexión de la luz en distintas longitudes de onda.

Se dividió el área en tres zonas:

  • Al-1 (0–50 m): máxima influencia de la acequia.
  • Al-2 (50–200 m): influencia media.
  • Al-3 (>200 m): zona de control.

Los resultados muestran un incremento evidente del NDVI en las dos primeras zonas, lo que prueba que la humedad inducida por las acequias llega más lejos de lo esperado. Incluso en Al-2 (hasta 200 metros), el verdor del paisaje es significativamente mayor que en zonas más alejadas.

Restaurar acequias también restaura ecosistemas

Un caso concreto refuerza estos resultados: la acequia de Barjas, restaurada en 2014 por el proyecto MEMOLA. El NDVI aumentó un 19 % tras la restauración, especialmente en las partes bajas donde antes apenas llegaba el agua. Esto demuestra que recuperar estas infraestructuras olvidadas puede tener un impacto inmediato y duradero.

Tecnología ancestral aplicable a otros contextos

El estudio no solo se queda en Sierra Nevada. La metodología desarrollada por el equipo puede aplicarse a sistemas similares en otras zonas montañosas, como los del Atlas marroquí. Esto abre la puerta a una transferencia de conocimiento hacia regiones con limitaciones técnicas, donde las soluciones modernas no son viables.

Las acequias tradicionales son una tecnología regenerativa y de bajo coste que ofrece múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos:

  • Recarga de acuíferos y mantenimiento de manantiales.
  • Reducción de la erosión y desertificación en zonas de montaña.
  • Aumento de la biodiversidad gracias a la mejora del microclima y la humedad.
  • Adaptación al cambio climático, al estabilizar el suministro de agua en periodos de sequía.
  • Empoderamiento de comunidades rurales, que pueden gestionar estas infraestructuras de forma autónoma.

Recuperar y mantener sistemas como el de Sierra Nevada no es mirar al pasado, sino apostar por un futuro donde la sostenibilidad y la tradición se complementan para cuidar la tierra y garantizar el agua.

Vía Actualidad Universitaria – El vigor de la vegetación corrobora que las acequias milenarias de Sierra Nevada modifican la humedad del suelo

Vía www.labrujulaverde.com

Más información: Demuestran que en Sierra Nevada se encuentra el sistema de recarga de agua subterránea más antiguo de Europa – Canal UGR.

Más información: Using NDVI-derived vegetation vigour as a proxy for soil water content in Mediterranean-mountain traditional water management systems: Seasonal variability and restoration impacts – ScienceDirect

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