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La vitalidad como prioridad: el enfoque de la agricultura biodinámica

Concebir el campo como un organismo vivo, en el que plantas, animales y seres humanos conviven completamente integrados, coexisten en equilibrio, y cada uno se sustenta y provee al otro para conseguir un beneficio mutuo. Esta es la esencia de la biodinámica, una filosofía con un enfoque holístico, ecológico y ético aplicado a la agricultura.

agricultura biodinámica
123rf Limited©artursz. Huerto biodinámico

Las bases de Rudolf Steiner

El concepto de biodinámica nació en 1924, en el contexto del ciclo de conferencias que ofreció el profesor, autor y filósofo Rudolf Steiner. A principios del siglo XX, algunos agricultores empezaron a asociar el uso de abonos minerales químicos en la agricultura convencional con la degeneración del suelo, la pérdida de la fertilidad de la tierra y la reducción de la calidad de los alimentos. Se preguntaban qué podían hacer para remediarlo, cuando Steiner, fundador del movimiento filosófico de la antroposofía, planteó las bases de un modelo alternativo que integraba los avances científicos y tecnológicos de la época, sin perder de vista las raíces espirituales.

La biodinámica propone trabajar la agricultura en base a las energías vitales de la naturaleza, y no solamente con las necesidades materiales. De este modo, el agricultor tiene en cuenta los ritmos cósmicos, como el sistema solar, el calendario lunar y la influencia de los astros, para realizar tareas agrícolas específicas, como la siembra y la cosecha. Integra los animales en la granja para crear un sistema cerrado, donde los residuos de unos son los recursos para otros, fomentando la biodiversidad y aumentando la resiliencia de los ecosistemas, con el objetivo de preservar los recursos naturales para las generaciones futuras.

 La calidad biodinámica es el resultado de una agricultura viva, consciente y conectada con el territorio

La expansión del movimiento

Los agricultores convencidos empezaron a incorporar las prácticas biodinámicas, experimentando con sus propios métodos y técnicas, hasta desarrollar un nuevo sistema, que se oficializó cuatro años después. En 1928 se utilizó por primera vez el nombre Demeter, nombre de la diosa griega de la agricultura, para denominar las fincas, los productos y las organizaciones que seguían los métodos biodinámicos y se redactaron las primeras normativas de producción.

En 1931 ya había mil fincas biodinámicas registradas en todo el mundo, siendo Austria, Suiza, Holanda, Suecia, Noruega y el Reino Unido los primeros países de la Unión Europea en poner en práctica esta agricultura. Durante las décadas de los 60, los 70 y los 80, el movimiento gana impulso gracias a la creación de asociaciones de agricultura biodinámica en diferentes países, una corriente que llevó a la fundación de Demeter Internacional, la asociación que agrupa la red de organismos de certificación para agricultores biodinámicos a nivel mundial. Actualmente, existen alrededor de 7.000 explotaciones agrícolas con certificación Demeter, con más de 250.000 hectáreas en 65 países.

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©Bio Eco Actual. Demeter es la certificación de productos de la agricultura biodinámica

Turismo experiencial como puente estratégico

Hoy día el movimiento biodinámico sigue desarrollándose, impulsado por nuevas iniciativas. Por ejemplo, Demeter Italia propone dar a conocer los valores de la biodinámica a través del agroturismo. El proyecto, impulsado el pasado mes de julio, propone herramientas para dar visibilidad a la profunda conexión que existe entre el medio ambiente, la gastronomía y la cultura agrícola combinando elementos como la agricultura, el turismo, la formación, la educación, el arte y las relaciones sociales. Para ello, ha recopilado las granjas vacacionales certificadas repartidas por todo el territorio italiano, ofreciendo estancias en plena naturaleza, además de actividades educativas, rutas sensoriales, catas guiadas y residencias artísticas, entre otras muchas propuestas.

Existen alrededor de 7.000 explotaciones agrícolas con certificación Demeter, con más de 250.000 hectáreas en 65 países

Tal y como señalan desde la organización, «el objetivo final es garantizar que la actividad humana no sea depredadora, sino crear granjas que puedan integrar la actividad agrícola con la presencia de animales, autoproducir fertilizantes naturales como el compost y regenerar los suelos, mejorándolos y legándolos a la siguiente generación. La calidad biodinámica es el resultado de una agricultura viva, consciente y conectada con el territorio. El proyecto ha empezado reuniendo a una treintena de granjas turísticas, una cifra que pretende ampliar próximamente mediante un proceso participativo.

Más allá del campo, la cultura

Asimismo, la asociación italiana para la protección de la calidad biodinámica tiene como objetivo involucrar a las generaciones más jóvenes bajo la premisa de que la agricultura biodinámica no es solo un método agrícola, sino también un importante motor cultural. «Representa un caudal de conocimiento que, si se aprovecha adecuadamente, puede convertirse en un motor de desarrollo y un puente entre la tradición y la innovación», afirman.

La filosofía de la biodinámica engloba las principales preocupaciones de los jóvenes de hoy día, como la sostenibilidad ambiental y social, la pasión por la naturaleza, la relación entre bienestar, cuidado, escucha y respeto, o la necesidad de transformar los modelos de producción convencionales. Por este motivo, y gracias a sus raíces culturales y su enfoque progresista, se presenta como una oportunidad para construir comunidades, generar cambios y dar voz a las nuevas generaciones.

Autora: Ariadna Coma, Periodista

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