10 sitios que ver en Aix-en-Provence (con mapa)
La primera ciudad fundada por los romanos en la Francia actual, la antigua capital de la Provenza, la ciudad de Cézanne, el refugio de otros artistas como Picasso que consideraba a Cézanne su único maestro… todo esto y mucho más es Aix-en-Provence. Una ciudad de casi 150.000 habitantes, pero con un casco histórico de callejuelas estrechas y edificios de colores cálidos que nos pareció sacado de un pueblo. Más aún cuando se llenó del color de los mercados de frutas, verduras y flores. Eso sí, su catedral, sus palacios y sus museos nos recordaron que estábamos en una ciudad con c mayúscula. Hay muchísimo que ver en Aix-en-Provence y, además, no tendrás casi que moverte: su centro es relativamente pequeño y todo está a mano.

Esta ciudad en el corazón del sur de Francia, con sus amadísimos mercados, sus “mil fuentes”, sus calles adoquinadas, sus fachadas barrocas y la luz y el calor de la Provenza ha sido un imán para artistas, escritores y turistas durante siglos. Y te vamos a demostrar que no es por casualidad. Para que la disfrutes tanto como nosotros, te llevamos por sus rincones más conocidos y a alguno menos esperado, para amantes del arte e incluso para golosos y gourmands.
Aquí tienes nuestros 10 lugares favoritos que visitar en Aix-en-Provence. ¡Hemos tenido que seleccionar para que la lista no se hiciera enorme!
1. La Catedral de Saint-Sauveur: lo primero que ver en Aix-en-Provence
Empezamos nuestro listado de sitios que ver en Aix-en-Provence por la Catedral de Saint-Sauveur, con su mezcla de estilos. Su construcción ha evolucionado a lo largo de unos cuantos siglos, del V al XVIII. De hecho, se dice que está construida sobre un templo romano dedicado a Apolo. Lo que es seguro es que allí estaba el foro de Aquae Sextiae.


Se entra por la portada románica del siglo XII que linda con los restos de la antigua muralla romana –de eso, para ser sinceros, nos enteramos después–. Pero a la izquierda hay otra portada, gótica. Eso sí, casi todas sus estatuas son del siglo XIX –las originales fueron destruidas en la Revolución Francesa–, menos la de la Virgen y la de San Miguel. Ya sabes en cuáles fijarte, bueno, en la de San Miguel te vas a fijar seguro.


En el interior esa mezcla de estilos es una locura: hay una nave románica, una gótica y una barroca. Hay mucho que ver, pero te pedimos que te fijes por lo menos en tres cosas. La primera, el baptisterio paleocristiano con columnas romanas y restos de mosaicos también romanos. Sí, la que ves en el centro es una pila bautismal por inmersión. La segunda, el claustro románico con sus capiteles historiados. Solo es accesible con visitas guiadas en francés o inglés, pero puedes verlo un poco por la reja. Y la tercera es la joya de la corona: el Tríptico de la Zarza Ardiente, obra maestra de la pintura europea del siglo XV, de Nicolas Froment. Intenta fijarte en todos los detalles si lo encuentras abierto, aunque esté un poco lejos… ¿Ves el caracol?
2. La Place de l’Hôtel de Ville
Desde la catedral hay que bajar hasta la Place de l’Hôtel de Ville, el corazón del casco histórico de Aix-en-Provence, el llamado Vieil Aix. Allí, además del edificio del ayuntamiento que da nombre a la plaza –no olvides asomarte al patio, solo tienes que pasar por el control de seguridad–, está la Torre del Reloj, la antigua puerta de entrada al burgo de Saint-Sauveur. En el actual casco histórico había dos “ciudades” con sus recintos amurallados: la del Conde de Provenza con su palacio, hacia el sur, y la de Saint-Sauveur con la catedral, al norte. Como curiosidad, de las siete estatuas que indicaban los días de la semana en la torre solo quedan cuatro y se han “convertido” en estaciones: ahora cambian cada solsticio y equinoccio.


Rincón Salta Conmigo
Muy cerca de la torre está la pequeña tienda Madeleines De Christophe, donde siempre hay cola. No te vayas sin probar sus magdalenas en forma de barquito. ¿Nuestras favoritas? Las de limón, aunque las de chocolate tampoco están nada mal. Cerca está la confitería Le Roy René, donde probar los típicos calissons, pastelitos hechos con almendra molida, fruta confitada, azúcar glas y mermelada.
3. Las plazas y callejuelas del casco histórico de Aix-en-Provence
El Vieil Aix, Viejo Aix, está lleno de callejuelas sinuosas con edificios de colores cálidos que parecen hechas para los instagramers. Mientras paseas por ellas, fíjate en tres cosas. La primera, la cantidad de fuentes que hay: a Aix-en-Provence la llaman “la ciudad de las mil fuentes” –no son tantas pero, por lo visto, hay unas 130 según nos dijo nuestra guía–. La segunda, las estatuas en las esquinas de las fachadas: hasta hay una de Santiago, con su concha. Y la tercera, los portales de sus palacios, decorados en época barroca con esculturas, en muchos casos de atlantes.


No todo son callejuelas estrechas, también hay unas cuantas plazas que no puedes perderte, más allá de la del ayuntamiento. Una es la Place d’Albertas, con su fuente, que en su día fue privada, del marqués d’Albertas –según nos dijo la guía, compró los edificios de alrededor para demolerlos y tener sol en la fachada de su gran palacio–. Aunque la más importante es la Place de Verdun, donde hoy se levanta el Palacio de Justicia –también puedes asomarte al interior– y en su día estuvo el Palacio de los Condes de Provenza.


Rincón Salta Conmigo
En la Place de Verdun se abre el Passage Agard, un pasaje privado lleno de tiendas y restaurantes. Allí está la Fromagerie du Passage. Si te gustan los quesos tanto como a nosotros, tienes que comer allí y probar sus tablas de quesos y demás delicias.
Los mercados de Aix-en-Provence
Los martes, jueves y sábados por la mañana, las principales plazas y calles del centro se llenan de color con los mercados que las ocupan:
- en la Place de l’Hôtel de Ville hay mercado de flores;
- en la Place de Verdun y en la contigua Place des Prêcheurs hay mercado de alimentación;
- en el Cours Mirabeau, en la Rue Thiers y también en la Place de Verdun hay mercado textil y artesanal.


Si no estás en Aix-en-Provence esos días, no te preocupes. En la Place Richelme hay mercado de alimentación todos los días y los miércoles, viernes y domingos hay mercado de flores en la Place des Prêcheurs.
4. El Cours Mirabeau y la Place de la Rotonde
Al sur del Viejo Aix, junto a los restos de las murallas de la ciudad, en el siglo XVII se abrió una calle lo suficientemente grande como para permitir el paso de carros tirados por caballos. En el siglo XIX, esa calle se convirtió en Cours Mirabeau, nombre que sigue manteniendo hoy en día. Las fachadas y puertas monumentales de sus mansiones hacen de ella otro de los sitios que tienes que ver en Aix-en-Provence. Un lugar de paseo clásico.


A pesar de esas fachadas monumentales, lo que más nos llamó la atención en el Cours Mirabeau fue una fuente llena de musgo que hay en medio de la calle. Es la fontaine moussue –fuente “musgosa”– o fontaine d’eau chaude, fuente de agua caliente. Sí, de ella brota agua termal caliente, no es tan raro en una ciudad que fue termal en época de los romanos: Aquae Sextiae. Bueno, en este caso no está muy caliente, a 18°C. Al ser verano ni nos enteramos al principio, pero si vas en invierno la verás humeante. El caso es que el travertino calizo y la temperatura del agua han hecho que se cubriera de verde a lo largo de los años. Así que, no se sabe muy bien cuál es su decoración original bajo ese musgo…


Lo que sí está claro es lo que representan las tres estatuas, cada una de un escultor, que decoran la grandiosa Fontaine de la Rotonde, la fuente decimonónica al final del Cours Mirabeau, en la Place de la Rotonde. La que mira hacia Aix representa la justicia. La que mira hacia Marsella el comercio y la agricultura. Y la que mira hacia Aviñón las Bellas Artes.
5. El barrio de Mazarin y la iglesia de Saint-Jean de Malte
El Cours Mirabeau separa el casco viejo de Aix-en-Provence del barrio de Mazarin. El barrio creado en el siglo XVII por el arzobispo Michele Mazzarino –hermano de Giulio Mazzarino, sucesor de Richelieu como primer ministro francés con el Rey Sol–. Enseguida atrajo a dignatarios, políticos, abogados y burgueses que construyeron aquí sus mansiones, que perviven cuatro siglos después.


En Mazarin no encontrarás calles estrechas e intrincadas como en el Vieil Aix, sino calles anchas trazadas en damero alrededor de la Rue Cardinale y la Rue du 4 Septembre. En el cruce de las dos está uno de los símbolos del barrio: la fuente de los Cuatro Delfines. Y, a un par de manzanas, la iglesia más importante de Mazarin, Saint-Jean de Malte. Eso sí, estaba allí mucho antes que el barrio: es la primera iglesia gótica de la Provenza, de finales del siglo XIII.
6. El Museo Granet: el museo que tienes que visitar en Aix-en-Provence
Hay un museo que tienes que visitar en Aix-en-Provence sí o sí: el Museo Granet. Su colección se reparte en dos edificios, ambos en el barrio de Mazarin. El principal, el antiguo priorato justo al lado de Saint-Jean de Malte, acoge desde arqueología –no dejes de pasar a ver las esculturas del oppidum de Entremont– hasta una sala dedicada, cómo no, a Cézanne, con diez obras suyas. Pero también cuadros de Rubens, Rembrandt o Giacometti, solo por mencionar algunos.


El otro edificio es la antigua Chapelle des Pénitents Blancs, del siglo XVII, que acoge el Granet XXe, en el que se expone la colección Planque. Hay obras de impresionistas y postimpresionistas de la talla de Monet, Degas y Van Gogh, de cubistas como Picasso y Braque y más obras del siglo XX. A nosotros nos conquistaron las de Claude Garache.
7. El Caumont Centre d’Art, sus exposiciones y el corto sobre Cézanne
Otro centro de arte que visitar en Aix-en-Provence es el Caumont Centre d’Art. No tiene colección permanente, pero sí exposiciones muy interesantes. Nosotros nos topamos con una sobre Bonnard y Japón que nos encantó. Mira en su web qué exposición hay cuando estés por la ciudad, seguro que merece la pena.


Otra razón para visitar el Caumont Centre d’Art es ver el corto, de una media hora, Cézanne au pays d’Aix y conocer el pintor y su relación con Aix y sus paisajes. Antes de entrar a las exposiciones, consulta los horarios de la película para no perdértela.
Tampoco deberías perderte los dulces de la cafetería del museo. ¡Qué ricos están!
Saltaconmiconsejo
Si vas a visitar más museos, puede convenirte hacerte con el City Pass. Nosotros somos muy de museos y los visitamos todos. El Musée du Vieil-Aix creemos que no merece mucho la pena si no te sobra tiempo. El Musée des Tapisseries –de tapices, con la serie de Don Quijote– y el Pavillon Vendôme son interesantes también por sus edificios. Además, cuando fuimos nosotros, en estos dos últimos y en la Chapelle de la Visitation encontramos una exposición de la artista japonesa Chiharu Shiota para la Biennale Aix. Si coincides con la bienal, seguro que hay algo que te llama la atención.
8. Seguir las huellas de Cézanne: otra cosa que hacer en Aix-en-Provence
Cézanne nació, murió y pasó la mayor parte de su vida en su querida Aix-en-Provence. Desafortunadamente, hemos visitado la ciudad antes del “año Cezanne”, 2025, en el que reabre su taller, el Atelier Cézanne, y se abre al público la Bastide du Jas de Bouffan, la casa comprada por su padre donde vivió parte de su vida. Además, también habrá una gran exposición sobre el pintor en el Musée Granet. ¡Tendremos que volver!


Lo que sí hicimos fue recorrer a pie la ruta “Tras los pasos de Cézanne”, puedes ver el mapa aquí. Pasamos por la iglesia en la que fue bautizado, el sitio donde se encontraba la tienda de sombreros del padre –antes de que se convirtiera en banquero–, por la de la Rue des Bagniers donde está su medallón… y, por supuesto, nos hicimos un selfie con la estatua de Cézanne. No hay nada muy “concreto” relacionado con el pintor, pero es una excusa para dar un paseo por la ciudad y conocer más sobre su vida.
9. El barrio de Les Allées Provençales y su arquitectura contemporánea
Hay un par de sitios más que ver en Aix-en-Provence que son algo menos comunes y más actuales. Uno es el nuevo barrio de Les Allées Provençales, con sus edificios contemporáneos. Están el Grand Théâtre de Provence, Le Pavillon Noir, el Conservatorio Darius Milhaud y la biblioteca Les Méjanes – Cité du Livre, con sus enormes libros de El principito de Saint-Exupéry, El enfermo imaginario de Molière y El extranjero de Camus. Eso sí, están un poco “gastados”…


También son curiosos el centro cultural La Manufacture, en una antigua fábrica de cerillas, y el “Muro de agua”, una cascada en el lateral de un puente.
10. El Centro arquitectónico de la Fundación Vasarely
El segundo de esos sitios menos comunes que visitar en Aix-en-Provence es el Centro arquitectónico de la Fundación Vasarely. Tal vez no hayas oído hablar del artista húngaro naturalizado francés Victor Vasarely ni del Op art, el “arte óptico” del que se le reconoce como el padre. Nosotros, para ser sinceros, no. Al menos antes de viajar a Aix-en-Provence. Pero, cuando vimos algunas fotos del sitio, decidimos que teníamos que ir a visitarlo.


El Centro arquitectónico de la Fundación Vasarely abrió sus puertas en 1976 y el mismo artista lo definió “Ciudad policromada de la felicidad”. ¿A que suena bien? Está ubicado en un edificio muy peculiar en el barrio donde vivió Cézanne, Jas de Bouffan, con vistas a la montaña Sainte-Victoire, muy ligada al pintor.


Es un verdadero edificio-obra formado por siete hexágonos inscritos en un rectángulo de 87 metros de largo por 40 metros de ancho. En la planta baja hay 16 módulos de base hexagonal, unidos entre sí como en un enorme juego de construcción. Allí se exponen las igual de enormes y coloristas obras de Vasarely en metal anodizado, tapices, cerámica, esmalte y vidrio serigrafiado. En el resto del edificio hay más obras de tamaño más pequeño, en total casi 200. Vas a alucinar como nosotros, garantizado.
Mapa de los lugares que ver en Aix-en-Provence
Aquí tienes un mapa de nuestros lugares que visitar en Aix-en-Provence. Como ves, más allá de la Fundación Vasarely, a la que se puede llegar en autobús –el A para justo enfrente–, está todo muy cerca y se puede ir caminando a todos lados.
Dónde dormir en Aix-en-Provence
Nosotros, en Aix-en-Provence, dormimos en el Hôtel Escaletto y lo recomendamos mucho. Está a cinco minutos a pie de la Place de l’Hôtel de Ville y, aunque las habitaciones son un poco pequeñas, son cómodas, el personal muy simpático y el desayuno variado y rico. Si no te convence, puedes mirar otros hoteles en Aix-en-Provence.


La ciudad de Cézanne te espera en la Provenza francesa.
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