por Jesús Osilia | Bloguero de viajes y promotor turístico.

¿Es Santiago una ciudad imperdible? ¿Es un destino que debamos anotar en nuestra lista de lugares por conocer? Mi respuesta, sin duda alguna, es completamente afirmativa… ¡Hay que conocerla!

Santiago es una ciudad que cautiva –esa fue mi primera impresión cuando la conocí hace algunos años–. Ahora vivo en ella, y como tantas otras personas que conozco –y emulando un poco a Rodrigo Guendelman, fundador de la comunidad más grande de apasionados por esta bella ciudad–, me considero un santiagoadicto.

Santiago de Chile es una ciudad cosmopolita que conjuga maravillosamente lo antiguo con lo moderno; una ciudad que muestra distintos rostros y colores conforme al paso de las horas y el cambio de las estaciones; que ha visto y conoce de nevadas, si bien éstas no suelen ser muy frecuentes –al respecto te invito a leer en el blog: Nieve en Santiago de Chile–.

Es una ciudad caminable, que fomenta el uso de sus calles como espacios públicos y te invita a recorrerla lentamente a través de su histórica y señorial zona céntrica, y por los barrios aledaños que se caracterizan por poseer una fuerte identidad y una imagen propia que se proyecta a partir de los usos o actividades tradicionalmente realizados en ellos; como es el caso de los barrios Lastarria, Bellavista, Concha y Toro, La Bolsa, Providencia, Italia, Yungay o París-Londres, entre otros.

Es una ciudad con grandes parques para el disfrute de propios y extraños, como el Parque Bicentenario, desde donde se aprecia una de las mejores vistas del Santiago moderno; Quinta Normal, con laguna artificial, botes a pedal y un museo ferroviario al aire libre; el Parque O´Higgins, el Cerro San Cristóbal, al cual se puede subir ya sea caminando, en auto, bicicleta, teleférico o en funicular; y el Parque Padre Hurtado, por solo nombrar a los más grandes y frecuentemente visitados por turistas; quienes además tienen en el Cerro Santa Lucía uno de los destinos turísticos más importantes de la ciudad.

Es una ciudad que nació y creció a los pies de la cadena montañosa más larga y segunda más alta del planeta, los Andes, y que se ubica a poco más de una hora de camino de los mejores centros invernales de Sudamérica, o de hermosas playas y ensenadas para disfrutar en verano –y en donde incluso podrá ver pingüinos y leones marinos en su estado natural–.

Una ciudad que –por último– se ha estado preparando para brindar a los visitantes una experiencia de clase mundial, y de la cual se viene hablando mucho en años recientes; siendo comentada en algunas de las publicaciones más importantes del mundo, y no solo para destacar sus atractivos turísticos y culturales, sino catalogándola también como un destino imperdible.

Santiago, hoy por hoy, es el tercer destino turístico más popular de Suramérica –según informa Imagen de Chile, la entidad que promueve el posicionamiento del país en el exterior–, ubicándose detrás de Río de Janeiro y Machu Picchu.

Es una urbe que cada día recibe a miles de turistas de todas partes del mundo, un moderno centro de negocios a nivel internacional con una amplia y variada red hotelera de primera clase –con más de 8 mil habitaciones en unos 70 hoteles de cuatro o cinco estrellas–, restaurantes, centros de convenciones y shopping mall de primer nivel, con acceso a múltiples servicios y facilidades para el visitante.

De hecho, la revista National Geographic Traveler la eligió como uno de los 21 destinos recomendados para conocer en 2018 –ubicándola en el puesto 12 del ranking–, los cuales fueron elegidos bajo estrictos criterios que priorizan la preservación del patrimonio, el compromiso cultural, la conservación del ambiente y la posibilidad de ofrecer a los visitantes itinerarios emocionantes que los conviertan en un destino de ensueño. Asimismo, la conocida guía de referencia para viajeros independientes, Lonely Planet, ubicó a Santiago como el destino número uno en los Best in Travel 2018.

Otras publicaciones han destacado rincones al interior de la ciudad que merecen la pena ser conocidos, pero que el santiaguino –tal vez a fuerza de costumbre– ha dejado de ver y admirar, como el mural del pintor Mario Toral en la estación Universidad de Chile del Metro de Santiago, señalada por la BBC como una de las siete estaciones más bonitas del mundo.

Y si de arte se trata, la oferta expositiva en la capital chilena suele ser de calidad internacional, y no solo en el ámbito museístico, sino también en lo teatral y musical.  No puedo dejar de mencionar, además, las veces que he podido observar mientras camino por las calles de Santiago, las diversas y muy llamativas intervenciones artísticas que rompen la rutina y modifican los espacios cotidianos para asombro y admiración de quienes vivimos o están de visita en la ciudad.

Por otro lado, quienes visitan mi blog con frecuencia o me siguen por las redes sociales saben que uno de los aspectos que siempre tengo en cuenta al momento de viajar es conocer y saborear la gastronomía típica de los lugares a donde voy. Y no hay mejor manera de conocer lo más representativo de la cultura culinaria de una sociedad que comer en sus ferias o mercados municipales, y el de La Vega Central en Santiago no es la excepción.

De hecho, el conocido sitio de gastronomía The Daily Meal elaboró un listado con los 45 mejores mercados del mundo en donde La Vega Central ocupó el cuarto lugar en el ranking, detrás de La Boquería (Barcelona), el Borough Market (Londres) y el Noryangiin Fish Market (Seúl).

En el otro extremo –y para aquellos que tengan un poco más abultada la billetera–, Santiago posee muy buenos restaurantes. Uno de los cuales incluso ha sido destacado en tres ocasiones consecutivas dentro de la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo.

Y no se puede hablar de Santiago de Chile sin hacer mención al vino. El vino ha estado presente en la historia de Chile desde la época colonial, y se ha ganado un lugar destacado en el ámbito cultural y patrimonial de la nación. Alrededor de cincuenta viñas cercanas a Santiago o dentro de la ciudad están abiertas al turismo. Algunas son muy grandes y centenarias, y sus productos están presentes en muchas partes del mundo. Otras son pequeñas viñas boutique que producen vinos de muy alta calidad.

Sé que estoy dejando por fuera muchos lugares y razones que hacen de Santiago un destino imperdible. La orografía, los paisajes que rodean a la ciudad son su más preciado tesoro, eso es innegable. No se puede visitar Santiago sin entrar en el Cajón del Maipo y recorrerlo hasta el final, o subir a Farellones en invierno para disfrutar de un día de nieve cerca de la ciudad.

Sí, Santiago es un destino imperdible, y por ello te espero.