El búnker secreto de Escocia: Scotland’s Secret Bunker
Obviamente, si construyes un búnker, no pones carteles para indicar su localización. Pero lo del RAF Troywood, que así se llama el que nos ocupa, es para nota. Parecía que nos habíamos equivocado al seguir alguna indicación del GPS cuando llegamos frente a una granja de lo más anodina en mitad de unos prados. Pero no nos habíamos confundido porque el cartel lo decía bien claro: Secret Bunker, Scotland’s Best Kept Secret –Búnker secreto, el secreto mejor guardado de Escocia–. Vale, el tanque y los vehículos militares de exhibición en los alrededores también daban una pista…

El ya no tan secreto búnker de Escocia estuvo en funcionamiento desde la Guerra Fría durante 40 años y lleva otros 30 como atracción turística. Si hoy es un choque lo que encontramos cuando bajamos los 30 metros que separan la superficie de las salas de mando, dormitorios, cantina, etc., imagina el sobresalto de cualquiera de los vecinos si hubiera bajado esas mismas escaleras en su época de funcionamiento, cuando nada hacía pensar lo que escondía en sus profundidades.
El Centro de mando nuclear subterráneo secreto de Escocia, cerca de St. Andrews, parecía seguir preparado para recibir a todo el alto mando y tomar el control del país en cualquier momento durante nuestra visita. Echa un vistazo a lo que nos encontramos y verás cómo tú también quieres alucinar con esta cápsula del tiempo.
La historia del búnker secreto de Escocia
Todo empezó en 1951. El gobierno escocés, en plena Guerra Fría, decidió construir un centro de mando ultrasecreto frente a la amenaza de guerra nuclear: el RAF Troywood, un búnker estilo R3 ROTOR. Se eligió una parcela cerca de St. Andrews y se comenzó a excavar. Pero a excavar mucho. Nada menos que 30 metros de profundidad y más de 2.200 metros cuadrados de superficie en dos niveles.


Una capa de hormigón reforzado de 3 m de espesor envuelve las salas de búnker secreto de Escocia. Salas que van desde las “esperables” de control de la RAF, de operaciones nucleares o de comunicaciones, hasta dos cines y una cafetería pasando por una sala médica. Desde aquí se habría gobernado Escocia en caso de ataque nuclear.
Operativo entre 1953 y 1993 –cuando fue borrado de la lista de secretos oficiales–, siempre con aspecto de una inocente granja, se convirtió en atracción turística en 1994, tras ser renovado y amueblado con objetos originales.
Rincón Salta Conmigo
Salvando las distancias, porque en el búnker secreto de Escocia nunca se necesitaron tomar decisiones de combate –por suerte, porque hablamos de guerra nuclear–, la visita nos recordó mucho a de las Churchill War Rooms en Londres. Todo está tal y como lo dejaron al día siguiente a acabar la Segunda Guerra Mundial. El búnker del Capricho no se ha conservado tan bien… es lo que tiene perder la guerra.
Las salas del Centro de mando subterráneo secreto de Escocia en la Guerra Fría
No esperamos más, bajamos las escaleras y nos olvidamos de que estamos en pleno siglo XXI.
El túnel de acceso al búnker
Tras un par de tramos de escaleras, llegamos a un túnel de paredes blancas que se adentra aún más en el terreno. Un cartel nos informa de que son casi 140 metros de longitud y de que está rodeado por 60 cm de hormigón armado.


Una garita con un par de soldados nos espera para el control. Los soldados hoy son maniquíes, pero los equipos informáticos son de la época… ¡Cuánto hacía que no veía ordenadores con esas pantallas y esos teclados! Dependiendo de tu edad, lo mismo ni sabías que habían existido esos “monstruos”.
A medio túnel, el refuerzo de hormigón “engorda” hasta los 3 metros. Después de pasar por la sala del cuerpo real de observadores –con su catre–, llegamos a las puertas de media tonelada cada una y de cierre hermético.
Entramos en el búnker secreto propiamente dicho.
El centro de mando
El centro de mando está compuesto por varias salas –la de radares, la de comunicaciones, la de operaciones de la RAF…–. No habrá ninguna que no te sorprenda. En la de radares están los equipos que registraron las últimas incursiones soviéticas en el espacio aéreo británico en la Guerra Fría. En la de comunicaciones descubrimos que el panel principal conectaba con 2.800 líneas externas y 500 internas y que era manejado de forma completamente manual por diez personas al mismo tiempo. La de operaciones de la RAF es una reconstrucción completa de la original de los ‘50 con un tablero que muestra el estado de aviones y armas antiaéreas.


Los dormitorios
Hasta 300 personas podían permanecer en el interior del búnker secreto de Escocia y para eso estaban los dormitorios con sus literas. Antes de que digas que no hay 300 camas, te explican que el trabajo en el búnker era continuo con turnos las 24 horas de los 7 días de la semana: las camas se compartían y siempre había alguien durmiendo –en turnos de 6 horas–. Las camas calientes más secretas de Escocia.


Por supuesto, los mandos no compartían cama, ni dormitorio. El Secretario de Estado tenía unas habitaciones privadas, así como los enlaces militares y el Ministro de Estado.
La sala de radio
Además de la sala de comunicaciones para establecer contacto con el exterior y otros centros de mando del país y del extranjero, el búnker secreto de Escocia tenía su propio estudio de radiodifusión operado por la BBC. En caso de ataque nuclear, todos los canales de radio y televisión se apagarían automáticamente y solo habría transmisión de emergencia desde aquí.


¿Sabías que…?
El búnker secreto de Escocia también contaba con una capilla y un clérigo residente durante toda la Guerra Fría. Incluso se llegó a oficiar una boda en la capilla en 1994 –ya abierto al público–. ¿Qué te parecería casarte en un búnker?
La cantina
Cada día, durante la Guerra Fría, 300 personas pasaban por la cantina –igual que con las literas, en turnos–. A pesar de que el aspecto es el original, no estamos en una sala de museo, es una cafetería abierta al público que sirve bebidas y comidas. Nosotros no comimos nada –llegamos después del cierre, abre de 10 h a 16 h–, pero tú puedes tomarte algo como si fueras un miembro de la RAF.


La campaña por el desarme nuclear: la sala CND, Campaign for Nuclear Disarmament
Es chocante encontrar una sala dedicada a la Campaña por el desarme nuclear en un búnker
construido durante la Guerra Fría ante la amenaza de ataque nuclear… Pero, si te paras a pensarlo, ¿hay un lugar mejor? Pocos sitios han estado tan relacionados con la guerra nuclear como este y nos parece que es el mejor para hablar del peligro que encierra y para pedir el desarme nuclear en el mundo.
En la sala podrás ver dónde están los materiales nucleares en Escocia, el gasto que supone este tipo de armamento en Reino Unido, las propuestas del Parlamento Escocés para acabar con el gasto y el programa Trident –submarinos nucleares en la costa oeste de Escocia–…
Consejos para visitar el búnker
Lo primero que tenemos que decirte es que te va a llevar tiempo verlo todo. Bueno, verlo todo no te va a llevar mucho tiempo, pero es que querrás verlo bien: leyendo los carteles, fijándote en los detalles e imaginando cómo sería la vida en el lugar en plena Guerra Fría. Nosotros pasamos más de una hora en el búnker y todavía habríamos aguantado un poco más, pero cerraba. Resérvate una hora y media por lo menos.


Más allá de las escaleras iniciales y del pasillo de entrada –que es amplio, pero no una cosa excesiva–, el resto del búnker es como cualquier edificio con salas bastante grandes. Lo decimos por las personas con claustrofobia. Además, las paredes están pintadas de blanco, lo que da más sensación de amplitud. Eso sí, no esperes encontrar ventanas…
La temperatura en el interior del búnker se mantiene constante de forma natural en torno a los 18 grados todo el año. Y eso es una “bendición” porque encender el sistema de ventilación/calefacción cuesta 200 libras por hora. No hace falta que lleves mucho abrigo, te sobrará.
¿Sabías que…?
El sistema de ventilación, además de calentar y enfriar el aire, también estaba preparado para filtrar partículas radiactivas –durante más de un mes–, ozonizar y desozonizar el aire y humidificarlo y deshumidificarlo. Es capaz de cambiar todo el aire del búnker 14 veces cada 15 minutos, moviendo 1.500 metros cúbicos de aire por minuto.
Además de los carteles en las distintas salas, también hay una audioguía en español con más información sobre el búnker secreto de Escocia. Si vas con audioguía, necesitarás más tiempo aún, nosotros no pudimos escucharla entera –ya hemos dicho que cerraban–.
Precios y horarios de la visita
El búnker secreto de Escocia se encuentra en el término municipal de St. Andrews –Google Maps lo tiene bien ubicado–. Hay una parada de autobús, con servicios frecuentes a St. Andrews y Anstruther, a poco más de un kilómetro y medio. Nosotros fuimos en coche y hay un gran aparcamiento gratuito en la entrada.
El horario de apertura es de 10 h a 17 h, del 1 de febrero al 31 de octubre. Como decíamos antes, la cafetería cierra a las 16 h, abre a las 10 h, desde el 1 de marzo.
El precio de la visita básica es de 15,95 £ –hay descuentos para familias y grupos y los menores de 4 años entran gratis–. El precio de la audioguía es de 3 £. Puedes ver más información para preparar tu visita y los eventos que organizan en su página web.


El secreto mejor guardado de Escocia ya no es tan secreto, pero nada te prepara para la visita al búnker.
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