Cuando llega la primavera sonreímos porque nuestro cuerpo lo estaba esperando. Necesitamos vitamina D, ya que es un nutriente esencial para muchos procesos. Uno de los más destacables es la asimilación del calcio en los huesos. También tiene un papel hormonal importante.
Su deficiencia es endémica en la población mundial, ya que la cantidad presente en alimentos no suele ser suficiente, y cada vez nos exponemos menos al sol por nuestro estilo de vida cada vez más sedentario. Hoy, realizamos menos actividades al aire libre, ya que tanto el trabajo como el estudio por lo general exigen estar muchas horas en lugares cerrados. Pero no necesitamos únicamente el sol, necesitamos respirar oxígeno puro, caminar descalzos sobre la hierba, la tierra o arena (técnica Grounding).
Por eso, el déficit de naturaleza es un concepto cada vez más presente en nuestras vidas. Según el Dr. Salvador Ramos, se manifiesta en el ser humano en un mayor riesgo de padecer enfermedades y de una mayor mortalidad. Se está demostrando a través de diferentes estudios que la exposición a espacios naturales, tanto verdes como los azules de ríos, mares y lagos, así como a los espacios naturales construidos en las ciudades que habitamos, no solo mejora nuestro estado de salud y bienestar, sino que disminuye las tasas de morbilidad y mortalidad. Contribuye también a reducir el sedentarismo y el sobrepeso, estimula nuestro sistema inmunológico y mejora nuestra salud mental.
Autor: Asociación Vida Sana.
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