Investigadores chinos han desarrollado un nuevo tipo de cemento que refleja la luz solar y emite calor, en lugar de absorberlo

En pruebas realizadas en Purdue University, la superficie del cemento fue 5.4 °C más fría que el aire bajo el sol del mediodía. Superó pruebas de durabilidad mecánica, ambiental y óptica.
- Cemento que refleja luz y emite calor.
- Sin necesidad de aire acondicionado.
- Hasta 5,4 °C menos que el aire ambiente.
- Cristales de etringita en la superficie.
- Testado en exteriores reales.
- Potencial de huella de carbono negativa.
- Ahorro energético a largo plazo.
- Aplicable a climas cálidos y urbanos.
Cemento innovador que permite a los edificios enfriarse por sí mismos
Cuando el calor aprieta, la respuesta habitual es encender el aire acondicionado. Pero esa comodidad tiene un precio: un consumo energético enorme y una huella ambiental cada vez más difícil de justificar. Ahora, un equipo de investigación liderado por la Universidad del Sudeste, en China, ha desarrollado un tipo de cemento superrefrescante que podría cambiar radicalmente la forma en que diseñamos edificios en un planeta cada vez más cálido.
Cómo funciona el cemento que enfría
El cemento tradicional actúa como una esponja térmica: absorbe la radiación infrarroja del sol y la almacena en forma de calor. Esta propiedad es una de las principales causas del conocido efecto isla de calor urbano, que eleva la temperatura en las ciudades respecto a las zonas rurales cercanas.
Para evitarlo, los investigadores diseñaron un material desde cero, modificando su composición química básica. Usaron una mezcla de minerales como caliza y yeso, que al mezclarse con agua y solidificarse en moldes especiales, generan una estructura superficial donde pueden crecer microcristales de etringita. Estos cristales actúan como millones de pequeños espejos: reflejan la radiación solar y disipan el calor hacia el cielo.
El resultado es un cemento que no solo refleja más del 95 % de la luz solar, sino que también emite calor por radiación térmica. En condiciones reales de ensayo, en un tejado de la Universidad de Purdue (Estados Unidos), su superficie se mantuvo 5,4 °C por debajo de la temperatura del aire ambiente al mediodía. Esto no es una promesa teórica: es un dato verificado con sensores térmicos y cámaras infrarrojas.
Más allá de lo técnico: ¿qué implica?
Este avance no es solo un experimento de laboratorio. Las pruebas también incluyeron simulaciones a largo plazo con modelos de aprendizaje automático, que sugieren que este cemento podría tener una huella de carbono negativa en un ciclo de vida de 70 años. Es decir, podría absorber más CO₂ del que emite su producción y uso combinados.
Además, el material presenta una resistencia mecánica notable y un fraguado rápido. En apenas seis minutos tras su hidratación, ya es capaz de soportar impactos sin deformarse gravemente, lo que permite acelerar obras y reducir tiempos de espera en construcción.
Este tipo de soluciones son especialmente valiosas en regiones con climas cálidos donde el coste energético del aire acondicionado representa una parte sustancial del gasto doméstico y municipal. En países como España, México o el sur de Italia, donde los veranos se vuelven cada vez más extremos, este cemento podría suponer una revolución en eficiencia energética pasiva.
Proyectos e integración en la práctica
Aunque todavía está en fase de desarrollo, ya se estudia su integración en edificios públicos, escuelas y viviendas sociales como forma de reducir desigualdades energéticas. Algunas ciudades están explorando alternativas similares para pavimentos urbanos, cubiertas blancas o revestimientos reflectantes, pero esta solución va más allá al integrar la funcionalidad dentro del propio material estructural, sin necesidad de añadir capas adicionales o tratamientos químicos.
En paralelo, legislaciones como el Reglamento de Productos de Construcción de la Unión Europea están empezando a exigir que los nuevos materiales incluyan indicadores de rendimiento ambiental, lo que abre la puerta a que tecnologías como el supercool cement sean priorizadas en concursos públicos y subvenciones.
Potencial
Este cemento refleja una visión más ambiciosa y necesaria de la construcción sostenible. Algunas aplicaciones realistas que podrían desplegarse en los próximos años incluyen:
- Cubiertas frías en zonas residenciales y hospitales, reduciendo el riesgo de golpes de calor.
- Pavimentos urbanos que disminuyen la temperatura ambiente sin necesidad de energía.
- Sistemas híbridos combinados con paneles solares, donde el menor calentamiento de la superficie mejora el rendimiento fotovoltaico.
- Rehabilitación de edificios antiguos, aplicando el cemento en cubiertas o fachadas para mejorar la eficiencia sin obras invasivas.
- Integración en normativas urbanísticas climáticamente responsables, donde se premie el uso de materiales con comportamiento térmico pasivo.
En un mundo que necesita con urgencia soluciones prácticas y escalables para frenar el cambio climático, este tipo de innovación en materiales podría marcar la diferencia. No solo ahorra energía: hace más habitables nuestras ciudades, más resilientes nuestros hogares y más justo el acceso al confort térmico.
Más información: Guo Lu et al, Scalable metasurface-enhanced supercool cement, Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adv2820