Escribo estas líneas entristecido al ver como el veganismo fue en muchos casos solo una moda y muchos chicos y chicas que fueron veganos ya no lo son. Nadie les enseñó a comer sano (ni en la escuela ni en casa). Comer vegano y bio es sencillo, solo hay que seleccionar libremente sin presiones comerciales. ¿Cómo?, adquiriendo alimentación certificada etiquetada como bio (EuroHoja) y vegana (V-Label).
El propio movimiento vegano está inmerso desde su nacimiento en un greenwashing parasitario constante, donde la manipulación informativa: espiritual, intelectual, filosófica y comercial, golpea a diario la mente de los más jóvenes. El plato fuerte se lo llevan a sus bolsillos algunas empresas multinacionales y organizaciones no veganas que quieren transmitir un roll de buenismo a su contribución social, siendo todo ello un manual de confusión e hipocresía, formando parte de una terrible desinformación que perjudica al veganismo.
La identidad vegana se basa en un día a día libre de producción animal en todos sus aspectos (alimentación, cosmética, vestimenta, hogar, etc.) todo siempre basado en un NO rotundo al especismo.
Ejemplo social es la convocatoria al colectivo vegano y no vegano de la feria Be Veggie, que atrae a personas veganas y personas sensibles al veganismo. Es una puerta de entrada a la vida vegana, al dar a conocer tanto intelectualmente como a la práctica una vida libre de consumo animal. Acércate si puedes a Be Veggie en Ficoba, Irún, del 6 al 8 de diciembre.
Autor: Enric Urrutia, Director
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