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Cultivos ecológicos de ciclo corto y horticultura urbana

Los cultivos de ciclo corto son aquellos que completan su ciclo de crecimiento y producción en un período relativamente breve, generalmente entre unas semanas y unos pocos meses. Se caracterizan por su rapidez en la germinación, crecimiento y cosecha, lo que permite una rotación más frecuente de los cultivos y una producción más dinámica.

horticultura urbana
123RF Limited©barriolo82. Cultivo de rábanos en casa

En comparación con cultivos de ciclo largo, que pueden tardar meses o incluso años en completar su desarrollo, los cultivos de ciclo corto suelen estar listos para la cosecha en 30 a 90 días. Esto permite a los agricultores realizar múltiples cosechas en un mismo año, maximizando la producción sin necesidad de ampliar el espacio de cultivo.

Esta rapidez en el crecimiento contribuye a una alta eficiencia en el uso de recursos, puesto que requieren menos agua, nutrientes y energía para completar su ciclo, contribuyendo a una mayor sostenibilidad y adaptándose bien a la agricultura ecológica. El uso de fertilizantes orgánicos, como el compost o el estiércol madurado, mejoran la calidad del suelo sin generar una acumulación excesiva de sustancias químicas.

En los sistemas de cultivos ecológicos de ciclo corto se practica la rotación de cultivos con mayor frecuencia, cambiando las especies cultivadas en una misma parcela. Esto rompe los ciclos de vida de plagas específicas y evita la acumulación de patógenos en el suelo. Por ejemplo, alternar cultivos de hoja (como espinacas) con leguminosas (como judías) dificulta la propagación de plagas especializadas. La rotación de cultivos ayuda a mantener un equilibrio natural evitando el agotamiento de los nutrientes esenciales.

Su versatilidad les convierte en una opción ideal para agricultores que buscan diversificar su producción

La corta duración de los cultivos reduce el riesgo de infecciones por plagas y enfermedades, ya que tienen una menor exposición a los patógenos, dado que pasan menos tiempo en el campo o el huerto, lo que disminuye la probabilidad de entrar en contacto prolongado con hongos, bacterias o insectos nocivos. Muchas plagas y enfermedades tienen ciclos biológicos que requieren varias semanas para establecerse y afectar gravemente a las plantas. En los cultivos que maduran rápidamente, las plagas tienen menos tiempo para proliferar. Esto es especialmente cierto para hongos e insectos que necesitan de múltiples generaciones para provocar daños significativos.

Dado que estos cultivos tienen menos probabilidades de sufrir infecciones severas, se reduce la necesidad de realizar tratamientos fitosanitarios, lo que beneficia especialmente a los productores ecológicos, que no utilizan pesticidas sintéticos. Esto beneficia tanto la salud del suelo como la calidad de los alimentos producidos.

horticultura urbana
123RF Limited©gorodenkof

Los cultivos de ciclo corto en nuestras condiciones se pueden cultivar durante varias épocas del año que, en general, pueden dividirse en tres grandes períodos:

  1. Cultivos de primavera-verano, tales como tomates, pimientos, berenjenas, calabacines, judías verdes y pepinos.
  2. Cultivos de otoño-invierno, como espinacas, escarolas y lechugas de invierno, rábanos, coles y zanahorias.
  3. Cultivos de todo el año, como las aromáticas, los rábanos y los nabos.

Su versatilidad les convierte en una opción ideal para agricultores que buscan diversificar su producción. Pero también los convierte en una interesante opción para la agricultura urbana y los huertos domésticos.

Esta forma de agricultura contribuye a la sostenibilidad, cohesión comunitaria y mejora de la calidad de vida en entornos urbanos

Efectivamente, la horticultura urbana basada en cultivos ecológicos de ciclo corto es una práctica que está ganando popularidad en las ciudades, no sólo por su capacidad de producir alimentos frescos, sino también por sus implicaciones sociales y ambientales. Esta forma de agricultura contribuye a la sostenibilidad, cohesión comunitaria y mejora de la calidad de vida en entornos urbanos.

Los huertos urbanos tienen un gran valor social al fomentar la participación ciudadana y la inclusión de colectivos vulnerables. Por ejemplo, iniciativas como los huertos sociales han demostrado ser herramientas efectivas para la reinserción social, ofreciendo oportunidades de trabajo y formación a personas en situación de riesgo. Además, estos espacios promueven el trabajo comunitario, reforzando los vínculos entre vecinos y creando redes de soporte vecinales.

Los huertos urbanos ayudan a concienciar sobre la importancia de la agricultura sostenible y el respeto por el medio ambiente, jugando también un papel educativo. De hecho, cada vez más escuelas incorporan huertos escolares como herramienta pedagógica para enseñar a los niños sobre el ciclo de vida de las plantas y la importancia de la biodiversidad. En este caso, los cultivos de ciclo corto hacen posible, por su rapidez y sencillez, ofrecer a los niños un laboratorio vegetal de primer orden.

Existen varios ejemplos de producciones hortícolas urbanas con impacto social. El área metropolitana de Barcelona cuenta con más de cuarenta proyectos de agricultura urbana, incluyendo el huerto comunitario del Mercado del Vall d’Hebron, gestionado por la cooperativa Tarpuna.

El área metropolitana de Barcelona cuenta con más de cuarenta proyectos de agricultura urbana

Un ejemplo inspirador es el de Detroit, en Estados Unidos, una ciudad que ha sufrido una fuerte desindustrialización y donde los huertos urbanos han ayudado a revitalizar barrios abandonados y proporcionar alimentos frescos a la comunidad. Concretamente, Michigan Urban Farming Initiative (MUFI) es una iniciativa pionera de agricultura urbana ecológica que ha transformado espacios abandonados en huertos productivos. Fundada en 2011, MUFI busca involucrar a la comunidad en la producción de alimentos sostenibles y la regeneración de barrios degradados, promoviendo la soberanía alimentaria y la cohesión social.

Los cultivos ecológicos de ciclo corto en entornos urbanos o periurbanos permiten a los ciudadanos urbanos acceder a alimentos frescos y libres de pesticidas, promoviendo una alimentación más saludable y de proximidad, donde la oferta va ligada a la temporada de obtención de los productos y sirve para estrechar los vínculos entre productores y consumidores, favoreciendo la soberanía alimentaria y promoviendo iniciativas con un fuerte impacto social.

Autor: Isidre Martínez, Ingeniero Agrónomo.

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