Las tradiciones de las fiestas de Navidad son comunes para todos aquellos que las celebran, pero hay zonas que tienen algunas más que son propias. En Cataluña, por ejemplo, uno de los personajes esenciales de esta festividad es el Tió de Nadal, al que también se le conoce popularmente como Caga Tió. 

La explicación para ese apelativo escatológico se encuentra en la ceremonia: el Tió es un tronco con cara y barretina (el gorro catalán por excelencia). Durante las semanas previas a la Nochebuena, se le tapa con una mantita y los niños le dejan comida para alimentarlo porque, la noche del 24 de diciembre -o la mañana del 25 (depende de las costumbres de cada casa)-, ‘caga’ los regalos.

Aunque para que aparezcan los obsequios hay que llevar a cabo un pequeño ritual. Debe golpearse el tronco con un bastón o palo de madera mientras se canta la tradicional canción del Caga Tió:

“Caga tió
avellanes i torrons
No caguis arengades, que són massa salades. Caga torrons, que són més bons! Caga, tió!”

Así, los regalos hacen su aparición: desde pequeñas chucherías hasta obsequios más grandes, como ocurre con Papá Noel o con los Reyes Magos en cada sitio que visitan.

El Tió puede ser un elemento que se guarde en el armario y se saque cada año cuando llega su turno, como el árbol de Navidad o el belén. Pero una actividad divertida para los niños puede ser ir a buscarlo al bosque. La legislación catalana estipula que, para que un particular coja material forestal, debe notificarlo al Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural. Por ello, muchos interesados optan por ahorrarse la burocracia y apuntarse a una excursión organizada, bien sea por una empresa o por el ayuntamiento correspondiente.

La empresa Caçations es una de las más potentes en este ámbito. Tanto que opera en varios sitios de Cataluña, como Rupit, pueblo que pertenece a la provincia de Barcelona. Ellos mismos se encargan de elaborar el Tió, que mide unos 35 cm de largo y 15 cm de diámetro, tiene una cara pintada y su correspondiente barretina. Al reservar la plaza, se puede enviar un mensaje personalizado para que aparezca junto al tronco.

Cuando se hace la reserva, los participantes reciben un mapa y un GPS con la localización del Tió. La excursión hasta llegar a él dura entre 10 y 15 minutos (están adaptadas a la edad de los niños, que suelen ser pequeños). Además, también pueden participar personas con movilidad reducida, para las cuales se trazará una ruta adecuada a sus necesidades.

Bosque encantado de Gurb

Qué mejor sitio en el que buscar a un personaje mágico que un bosque encantado. Esa es la actividad que se realiza en Trobations: seguir el rastro en plena naturaleza hasta encontrar al Tió. Para llegar hasta él, los participantes tienen que seguir las pistas que se encuentran en rótulos y figuras de animales colocados estratégicamente en el recinto. Además, también se entrega un mapa con el itinerario.

Situado en Gurb, un pueblo de la comarca de Osona, el bosque cobija a personajes con forma de animales como un tejón, un águila real, un dragón de Komodo o una tortuga. Sin duda, su presencia gustará a los más pequeños. 

Granja Can Plana en Vallgorguina

El Tió de Nadal está escondido en muchos sitios donde la naturaleza abunda. Por ello, una granja es un lugar perfecto para encontrarlo. En Can Plana, situada en la localidad de Vallgorguina, los más pequeños de la casa pueden participar en la búsqueda de su tronco mágico y, asimismo, conocer y dar de comer a los animales que viven allí.

Además de aprender a identificar los rastros de los animales, que los llevan hasta su propio Tió en el bosque, los participantes también se llevan unas chucherías y visitan unas casitas de cuentos que están en el recinto.

Reserva Rukimon en Dosrius

Para completar la experiencia con un extra de catalanidad, qué mejor que buscar el Tió de Nadal en una comunidad de burros, uno de los animales más emblemáticos de esta tierra. La reserva Rukimon, situada dentro del Parque Natural del Montnegre-Corredor, en el municipio de Dosrius, organiza cada año la búsqueda del Tió. Lo característico, en este caso, es que los pequeños pueden hacer el recorrido a pie o a lomos de un pequeño ejemplar.

En esta reserva, cubierta de bosques y pastos, viven unos 50 o 60 burros de varias razas que se encuentran en peligro de extinción. Los padres pueden llevar su propio tronco mágico y dejarlo en algún punto del recorrido, o pueden obtener alguno de los que están a la venta en el centro. Además de conocer el parque, los pequeños pueden interactuar con los burros y, por supuesto, llevarse al Tió. 

Entorno natural de Mura

Este pequeño pueblo de la comarca de El Bages celebra a finales de noviembre su tradicional Fiesta del Tió. Durante la época navideña, esta localidad situada en el Parque Natural de San Lorenzo del Munt y L’Obac, se llena de tions con ‘diseños’ diferentes: algunos representan profesiones tradicionales, otros están tallados con dioramas y los hay que llevan hasta pelucas.

En esos días también se organizan actividades que van más allá de la exposición callejera de tions (se puede votar por el que más haya gustado). Hay talleres para aprender a hacer un Tió, participar en la ‘gran cagada’ o también sumarse a la subida del pesebre al Montcau, una forma interesante de conocer más a fondo el entorno natural de Mura. Por supuesto, es un buen momento para adquirir un Tió que llevarse a casa.

Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.