El puente de diciembre marca, para muchos, el pistoletazo de salida de la Navidad. La inercia lleva a la estampida hacia las grandes urbes, esas que han desplegado ya sus kilómetros de luces LED para convocar a las masas. El objetivo es casi siempre el mismo: agobiarse y consumir.
Sin embargo, la esencia de la Navidad se esconde lejos de ese ruido. Hay una serie de pueblos que se transforman en auténticos escenarios de cuento. Ofrecen tradición, un calor mucho más genuino que el de cualquier centro comercial y se postulan como el antídoto perfecto contra el estrés. Estos son algunos pueblos que te sorprenderán en el puente de diciembre.
Santillana del Mar (Cantabria)
Santillana del Mar es un monumento en sí mismo. No obstante, este puente de diciembre se viste de gala con una propuesta cultural ambiciosa para dar la bienvenida a la Navidad. La estampa medieval se convierte en el telón de fondo de “In Nomine Lux”, un evento inmersivo que fusiona luz, vídeo, actores y música en vivo.
El espectáculo, que comenzó a representarse en noviembre, volverá a repetirse los días 5 y 6 de diciembre, así como el resto de fines de semana del mes. Será en la plaza del Ayuntamiento, tras el encendido ambiental de la colegiata a las 18:00h. Es el maridaje perfecto: la solemnidad de un conjunto histórico-artístico de primer nivel mezclada con la vanguardia de un videomapping narrativo. Además, recuerda que el pueblo se enorgullece de su Cabalgata de Reyes, declarada de Interés Turístico Nacional.
Fira de l’Avet en Espinelves (Girona)

Cada puente de diciembre, este pequeño municipio de montaña rodeado de frondosos bosques y perteneciente a la comarca de Osona, celebra la Fira de l’Avet. Una cita con más de cuatro décadas de historia que rinde culto al árbol de Navidad. El pueblo se llena de miles de abetos y convierte sus calles y plazas en un gran mercado rural donde el auténtico aroma de las fiestas lo ponen la resina, la leña y los productos de la tierra.
La feria se extiende del 6 al 14 de diciembre de 2025 y el ambiente es sencillo y festivo. En él podemos comprar artesanía y gastronomía de proximidad, encontrar el abeto perfecto o simplemente disfrutar de un paseo y el espíritu prenavideño.
Puebla de Sanabria (Zamora)
Si buscas el efecto «guau» sin caer en la grandilocuencia de las capitales, la villa de Puebla de Sanabria es tu destino. Es conocida, además de por su lago de origen glaciar, por ser uno de los «pueblos de la Navidad» gracias a una iluminación que realza su casco histórico medieval y que se ha convertido en un reclamo turístico de primer orden.
El encendido oficial se realizará el próximo 29 de noviembre, pero la magia se alargará hasta que se acaben las fiestas. Cada día del puente, a partir de las 18:30 horas, su castillo, murallas y calles empedradas se iluminarán. Es la demostración de que una pequeña villa histórica puede brillar con más intensidad que muchas grandes ciudades, ofreciendo un ambiente íntimo y monumental a partes iguales.
Para los amantes del dulce, Rute es una parada indispensable. Si la Navidad es sinónimo de atracón (del bueno), el municipio cordobés ofrece el plan más goloso del puente: la visita a su famoso belén de chocolate, obra de la empresa Galleros Artesanos.
Esta mastodóntica y deliciosa creación estará expuesta hasta el 5 de enero de 2026. Por 1,5 euros podrás ver miles de kilos de cacao convertidos en monumentos, personajes y paisajes. Más allá del belén, Rute es conocido por su concentración de destilerías y fábricas de mantecados y anisados, perfectos para las cestas navideñas.
En el corazón del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, el pequeño pueblo medieval de Mura celebra una de las tradiciones catalanas más curiosas: la Festa del Tió. Un evento que convierte el pueblo en un museo al aire libre dedicado a esta figura mitológica catalana que, en Navidad, «caga» regalos a los niños.
La fiesta comienza justo el 6 de diciembre, aunque se extiende durante todos fines de semana hasta el 21. Durante esa época se podrá ver el pueblo plagado de tions tematizados. Podrás encontrar el tió motorista, el cocinero o el músico, dispersos por las calles.
Navacerrada (Madrid)
Aunque es conocido por su estación de esquí, en esta época Navacerrada se convierte en uno de los pueblos navideños más alegres de la Comunidad de Madrid. Mientras la Puerta del Sol se llena de turistas, y la Gran Vía se vuelve intransitable, este pueblo de la sierra de Guadarrama ofrece un ambiente de cuento.
Además de la iluminación, en Navacerrada también habrá un mercado navideño de artesanía y gastronomía local sin tener que hacer cola para respirar. Es el destino perfecto para quienes buscan ese espíritu navideño alpino a solo media hora de la gran urbe.
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.


