Son muchas las huellas de los romanos que han llegado hasta nuestros días y que recuerdan el esplendor de un imperio que duró 500 años y que se extendió desde la península ibérica hasta el norte de África y Mesopotamia. Una de sus grandes obras fueron los acueductos, que permitían transportar agua desde manantiales hasta pueblos y ciudades para ser empleada en letrinas, fuentes, termas, granjas y hogares.
El funcionamiento era sencillo y, la obra, compleja: se construían de forma que el agua circulara por gravedad, a través de conductos con ligeras pendientes. Aunque el acueducto más conocido sea el de Segovia por su grandeza, la mayoría se enterraban bajo tierra o incluso atravesaban túneles en zonas montañosas.
Hoy podemos descubrir algunos de ellos escondidos en la naturaleza, con una belleza especial al estar tallados en la roca. Los podemos conocer de primera mano gracias a rutas que no pasan cerca, ¡sino que transitan por dentro! Nos vamos a hacer dos escapadas senderistas sencillas por el pasado entre Chelva y Calles (Valencia) y Albarracín (Teruel).
Atravesar un corte vertical en la roca en Valencia
En el término municipal de Calles, en la provincia de Valencia, se puede contemplar un colosal gran acueducto al aire libre que se considera el mayor que ha existido en la península ibérica. Pero hay mucho más. Aquí se encuentra una ruta de senderismo muy especial que permite adentrarse en los túneles, galerías y canalizaciones. Sí, ¡caminar por dentro!
Se trata de un paseo apto para familias, de unos 6 kilómetros de distancia y 300 metros de desnivel positivo. En el kilómetro 4,5 hay una fuente para refrescarse. Uno de los tramos más espectaculares es el que atraviesa la peña Cortada —o penya Tallada, como se le conoce en la zona en valenciano— y que da nombre a todo el conjunto.
La ruta avanza entre la roca por un estrecho camino de 1,30 metros de ancho, 50 metros de profundidad y 25 metros de altura, un impresionante corte vertical que ayudaba a pasar el agua por dentro de la montaña.
Aunque hoy pueda parecer un paso natural del agua sin mayor complicación, lo cierto es que es una obra arquitectónica muy compleja. Era una solución cara de canalización que quizás se podía haber evitado con la construcción de galerías simples. Se cree que se optó por esta opción por el tipo de piedra necesaria para construir los puentes cercanos y para asegurarse de que la peña no sufría desprendimientos. Para llevar a cabo esta obra fue necesario el trabajo de expertos arquitectos y artesanos.
Otros puntos de interés de la ruta de Chelva y Calles son el acueducto puente que salva la rambla de Alcotas y el que supera el curso del barranco de la Cueva del Gato. Esta monumental obra está hecha adrede, para exhibir el poderío del imperio romano: tiene 36 metros y una altura máxima rasante que supera los 18 metros. Llama la atención su buen estado de conservación en medio de un entorno agreste, generando una panorámica impactante.
La longitud de los restos hallados en esta parte de Valencia suman 28,6 kilómetros, aunque las partes más bonitas que recorre la ruta se extiende desde el Azud del río Tuéjar hasta los vestigios que se pierden en los montes de Domeño. En la actualidad, todavía no se sabe con certeza cuál era el destino de las aguas de este conjunto monumental.
Ruta por el «olvidado» acueducto de Albarracín-Gea-Cella en Teruel
Albarracín, en Teruel, es conocido por ser uno de los pueblos más bonitos de Teruel. Ahora bien, no es tan popular uno de sus vestigios romanos más interesantes. Hablamos del acueducto de Albarracín-Gea-Cella, que permaneció siglos y siglos en el olvido. Y es que no fue hasta 1979 que se dio con algunos de sus restos, concretamente con unas paredes que se apreciaban de la acequia al aire libre.
Desde entonces, se hicieron intervenciones arqueológicas que han acabado con la declaración del hallazgo como Bien de Interés Cultural y en el que se puede hacer una ruta senderista que está dividida en 8 tramos abiertos al público. Como curiosidad, te contaremos que esta canalización tiene una extensión total de 25 kilómetros, de los cuales 9 fueron excavados de forma manual directamente en la roca, dando lugar a una verdadera joya de la ingeniería antigua.
La ruta está dividida en dos: una de 22 kilómetros y 367 metros de desnivel positivo (ida y vuelta); y, la segunda, es un recorrido de 9,7 kilómetros y 108 metros de subida.
Ruta por el acueducto de Albarracín-Gea-Cella: tramos I, II, III, IV y V
Ruta por el acueducto de Albarracín-Gea-Cella: tramos VI, VII, VIII
Para quienes vayan con niños o no quieran caminar demasiado, les recomendamos dos itinerarios sencillos que parten del pueblo de Gea de Albarracín: el tramo 4 o “barranco de los Burros”, que apenas llega a 2 kilómetros. La ruta visita una pequeña presa abandonada y se adentra en un precioso cañón que se va estrechando y permite contemplar ventanas excavadas en la roca para facilitar el mantenimiento del acueducto. Al entrar en él, se recomienda usar la linterna del móvil para evitar algún coscorrón en la cabeza, ya que el paso es muy estrecho.
Ruta barranco de los Burros
El otro tramo interesante que merece la pena ver es el 5 o “cañada de Monterde y las Hoyas”, que sale del centro de interpretación del acueducto romano —una visita muy interesante para profundizar en su historia— y tiene unos 3 kilómetros. Este recorrido permite descubrir el paso subterráneo de la canalización, destacando sus grandes pozos de ventilación o “putei”. En este caso, sí sabemos qué hacían con el agua transportada: los romanos excavaron aquí la roca para canalizarla desde el río Guadalaviar hasta la localidad de Cella.
Ruta V o cañada de Monterde y las Hoyas
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.
