Investigadores británicos prueban con éxito drones que entregan desfibriladores en zonas remotas en solo 2.18 minutos

El dron despegó 2.18 minutos después de la llamada de emergencia. El desfibrilador llegó con éxito, pero hubo demoras en su uso (4.35 minutos hasta aplicar la descarga).
- Más de 40.000 paros cardíacos extrahospitalarios al año en Reino Unido.
- Menos del 10 % sobrevive.
- Cada minuto sin desfibrilación, menor probabilidad de vivir.
- Drones con desfibriladores, solución en pruebas.
- Primeros ensayos exitosos en zonas rurales.
- Participación ciudadana, clave.
- Próximo paso: integrar en emergencias reales.
Flying Lifesavers: los drones que podrían salvar vidas en segundos
En Reino Unido, más de 40.000 personas sufren cada año un paro cardíaco fuera del hospital, pero menos del 10 % logra sobrevivir. El margen de acción es muy corto: por cada minuto que pasa sin reanimación, las probabilidades de supervivencia se reducen un 10 %. Si en ese tiempo alguien comienza RCP (reanimación cardiopulmonar) y utiliza un desfibrilador externo automático (DEA), las posibilidades de vivir se duplican o incluso triplican. El problema es que, en muchos casos, no hay un DEA cerca o nadie sabe dónde está.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Warwick, junto al Welsh Ambulance Services University NHS Trust y la empresa de tecnología de drones SkyBound, ha demostrado que es técnicamente viable enviar desfibriladores por drones autónomos a lugares remotos tras una llamada al 999 (el número de emergencias británico).
Un sistema que gana tiempo y oportunidades
Durante las pruebas, el equipo simuló emergencias en áreas rurales donde el acceso por carretera puede tardar demasiado. El dron —modelo DJI M300— llevaba el desfibrilador sujeto por un sistema de cabrestante, que lo descendía con precisión hasta llegar a un testigo de la escena, guiado en tiempo real por un operador del servicio de emergencias.
La respuesta fue prometedora: solo 2,18 minutos desde la llamada hasta el despegue del dron. El desfibrilador llegó volando de forma autónoma, con comunicaciones estables con los operadores y los participantes.
Aunque el equipo tardó 4,35 minutos adicionales en aplicar la descarga al «paciente» (en este caso, un maniquí de reanimación), el tiempo sin RCP fue bajo (2,32 minutos) y la mayoría se debió a la incertidumbre sobre cómo usar el DEA, no al dron en sí. Esto refleja una necesidad urgente de formación ciudadana para aprovechar el potencial del sistema.

Una solución real para lugares donde el tiempo se estira
Casos como el de Steve Holt, un cirujano jubilado de 74 años, muestran lo que está en juego. Steve sufrió dos paros cardíacos en zonas remotas del norte de Inglaterra. Su hijo Mark, que ahora colabora en el estudio como representante de pacientes, logró salvarle la vida con un DEA instalado fuera de un pub rural, pero los paramédicos tardaron 25 minutos en llegar por carretera. Según Mark, «un dron podría haber estado allí en la mitad del tiempo o menos».
El dron, en este contexto, no sustituye a los servicios médicos, pero actúa como un puente vital entre el momento de la llamada y la llegada de una ambulancia. Es una herramienta que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, sobre todo en áreas donde los recursos sanitarios escasean o las distancias son un obstáculo.
Tecnología al servicio del bien común
Lo más destacable es que esta tecnología no es futurista ni costosa en exceso. Ya existen drones con autonomía, navegación autónoma, y sistemas de entrega seguros. En países como Suecia y Canadá, ya se han realizado pruebas similares con éxito. En 2022, un dron con DEA salvó a un hombre de 71 años en Trollhättan, Suecia, tras llegar en solo 3 minutos, mucho antes que la ambulancia.
Estos avances se alinean con la estrategia de digitalización del sistema de salud británico, que busca aprovechar herramientas tecnológicas para mejorar la atención en situaciones críticas. De hecho, el NHS ya explora formas de integrar soluciones con drones en logística sanitaria, como el transporte de muestras biológicas o medicamentos urgentes.
Desafíos: más allá de la tecnología
A pesar de los resultados alentadores, todavía hay desafíos. Uno de los principales es la falta de confianza y formación del público para usar los DEA. Aunque estos dispositivos son intuitivos y seguros, muchos ciudadanos siguen dudando o no saben cómo actuar.
Por otro lado, queda por resolver la regulación del espacio aéreo para vuelos autónomos en zonas urbanas o cerca de aeropuertos. Aun así, el rápido desarrollo normativo en Europa, impulsado por la Agencia de la Unión Europea para la Seguridad Aérea (EASA), ya contempla escenarios de uso para drones en contextos sanitarios.
La logística también necesita ajustes: establecer bases de despliegue, prever zonas de aterrizaje seguras, integrar el sistema con plataformas de emergencia y mantener mantenimiento constante de los drones y los DEAs.