Investigadores chinos restauran el 76 % de la capacidad en baterías de vehículos eléctricos usadas mediante reciclaje con sales fundidas

Nueva técnica china regenera cátodos de baterías de litio restaurando su estructura cristalina original y eliminando capas inactivas, con un 76 % de capacidad retenida tras 200 ciclos.
- Nueva técnica china regenera cátodos de baterías de litio usadas.
- Recupera hasta el 76 % de la capacidad original.
- Menos residuos, sin ácidos ni solventes tóxicos.
- Energía más limpia, proceso más circular.
- Potencial para cerrar el ciclo en la movilidad eléctrica.
China encuentra una vía más limpia para reciclar baterías de vehículos eléctricos
La electrificación del transporte avanza a ritmo imparable. Pero con ella crece también un problema cada vez más visible: el destino final de las baterías de litio. Muchos de estos dispositivos, al llegar al fin de su vida útil, aún contienen materiales valiosos, pero su recuperación plantea un reto técnico y ambiental. Hasta ahora, reciclar significaba destruir: separar metales mediante procesos agresivos, perdiendo gran parte del valor estructural del material original.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong ha desarrollado una alternativa prometedora. Su método no descompone el material: lo repara. Utilizando sales fundidas, logran regenerar cátodos degradados de forma eficiente, limpia y con muy pocos residuos.
Una regeneración, no una reconstrucción
El corazón de la innovación está en el tratamiento de los cátodos NCM811, uno de los más utilizados en baterías de coches eléctricos por su alta densidad energética. Con el tiempo, estos cátodos pierden litio y sufren daños estructurales que reducen su capacidad y estabilidad. En lugar de desecharlos, el equipo chino ha logrado devolverles su estructura original, gracias a un baño de sales fundidas compuesto por hidróxido de litio, nitrato de litio y salicilato de litio.
Estas sales, al calentarse, forman un medio líquido donde los iones de litio circulan libremente. Esa movilidad permite que penetren en el material dañado, rellenen vacíos, corrijan defectos y restauren el orden cristalino que define un buen rendimiento electroquímico.
Resultados superiores y menos impacto ambiental
Los cátodos tratados con esta técnica muestran una capacidad de descarga inicial de 196 mAh por gramo y mantienen el 76 % de esa capacidad después de 200 ciclos, un rendimiento muy superior al de los métodos de reciclaje actuales. Además, la estructura microscópica revela una superficie uniforme y sin las capas inactivas que suelen formarse en los materiales envejecidos.
Todo esto se consigue sin utilizar ácidos agresivos ni disolventes tóxicos, lo que reduce significativamente el consumo energético y el impacto ambiental. El proceso opera a temperaturas más bajas que los métodos tradicionales y genera menos emisiones.
¿Una solución escalable?
De momento, el avance está en fase de laboratorio. El siguiente paso será escalar el proceso, optimizar su viabilidad industrial y realizar un análisis completo del ciclo de vida. Si estos objetivos se alcanzan, estaríamos ante un cambio profundo en la forma de gestionar las baterías agotadas, con implicaciones directas en sostenibilidad y economía circular.
El reciclaje tradicional —químico o pirometalúrgico— requiere grandes cantidades de energía y genera residuos difíciles de tratar. Esta técnica, en cambio, preserva el valor añadido del material. No solo recupera los metales, sino también su forma funcional. Esto podría reducir la presión sobre la minería, especialmente de materiales críticos como el cobalto y el níquel, cuya extracción conlleva altos costes ambientales y sociales.
Potencial
Este tipo de innovación apunta directamente a uno de los puntos débiles de la movilidad eléctrica: la gestión del final de vida de las baterías. Al regenerar componentes clave con un proceso limpio y eficiente, se abren nuevas posibilidades:
- Cerrar el ciclo de uso: las baterías pueden volver a utilizarse sin descomposición ni refinado.
- Reducción de la demanda de materias primas: menos necesidad de extraer litio, cobalto o níquel.
- Baterías más baratas y sostenibles: si se evita fabricar todo desde cero, los costes bajan.
- Menos residuos peligrosos: al evitar ácidos y disolventes, se minimiza la contaminación.
- Aplicaciones descentralizadas: esta técnica podría adaptarse a centros regionales de reciclaje, evitando grandes plantas contaminantes.
El reto ahora es trasladar esta tecnología del laboratorio a la industria. Si se logra, estaremos un paso más cerca de una transición energética realmente circular, donde los materiales no se desechan, sino que se regeneran, se revalorizan y se mantienen dentro del sistema.
La movilidad eléctrica no debe ser solo un cambio de motor. Debe implicar un cambio de mentalidad: hacia modelos donde la innovación y la sostenibilidad vayan de la mano desde la producción hasta el reciclaje.
Más información: Molten salt regeneration of single-crystal LiNi0.8Co0.1Mn0.1O2 from end-of-life cathodes





