DAT.- La industria petroquímica es un pilar fundamental para el desarrollo económico e industrial de cualquier país moderno. Este sector se encarga de transformar el petróleo crudo y el gas natural en una vasta gama de productos químicos esenciales, conocidos como productos petroquímicos. Su verdadero valor radica en ser la materia prima de incontables otras industrias, creando un efecto multiplicador que impulsa la manufactura, el empleo y la innovación tecnológica a lo largo de toda la cadena productiva. Sin ella, la infraestructura y los bienes de consumo cotidianos simplemente no existirían en su forma actual.

Explica el Ingeniero José Leggio Cassara, presidente de PetroSIMA, que el impacto más directo de la petroquímica se siente en la diversificación económica. Un país con una petroquímica robusta puede dejar de ser un simple exportador de materias primas (petróleo o gas) para convertirse en un productor de valor agregado. Al transformar estos hidrocarburos en químicos básicos, intermedios y finales (como plásticos, fibras sintéticas, fertilizantes y detergentes), la nación captura una mayor porción de la riqueza generada. Esto reduce la dependencia de las fluctuaciones volátiles de los precios del crudo, proporcionando una base más estable y resiliente para el crecimiento.

Impacto multisectorial

La agricultura moderna depende crítica y directamente de la industria petroquímica, principalmente a través de la producción de fertilizantes nitrogenados (como la urea), que son derivados del gas natural. Estos fertilizantes son esenciales para aumentar la productividad de los cultivos, garantizando la seguridad alimentaria para una población creciente. Además, los plaguicidas, herbicidas y los plásticos utilizados en la agricultura (como el mulch y las tuberías de riego) también provienen de procesos petroquímicos, optimizando el uso del suelo y el agua.

En el sector de la salud y el bienestar, la petroquímica es irremplazable. Los polímeros derivados del petróleo son la base de equipos médicos cruciales: jeringas desechables, bolsas de sangre, prótesis, equipos de diálisis y envases estériles para medicamentos. Asimismo, una gran cantidad de fármacos y productos de higiene personal (como jabones y desinfectantes) se formulan utilizando productos químicos intermedios generados por esta industria, elevando los estándares de vida y la capacidad de respuesta sanitaria del país.

La petroquímica también es la columna vertebral de la industria de la construcción y el transporte. Los materiales como el PVC (policloruro de vinilo) se usan en tuberías, ventanas y pisos; los poliésteres y fibras de carbono aligeran vehículos y aviones, mejorando la eficiencia del combustible; y el asfalto, aunque es un derivado directo del petróleo, se combina con aditivos petroquímicos para mejorar la durabilidad de las carreteras. La disponibilidad de estos materiales de alta calidad y bajo costo es crucial para la expansión y modernización de la infraestructura nacional.

Innovación y futuro

Además de los bienes finales, la industria petroquímica fomenta un ambiente de innovación y desarrollo tecnológico. La operación de complejos petroquímicos requiere mano de obra altamente especializada en ingeniería química, procesos y automatización, impulsando la creación de empleos técnicos y la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Esto genera un ‘know-how’ industrial que se irradia a otras manufacturas, mejorando la competitividad global del país y su capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías.

La industria petroquímica no es solo una parte del sector energético, sino un motor de desarrollo industrial y social que toca prácticamente todos los aspectos de la vida moderna. Desde la ropa que vestimos y el vehículo que usamos, hasta la comida que consumimos y el equipo médico que nos salva, los productos petroquímicos son omnipresentes. Por lo tanto, invertir en el fortalecimiento y la sostenibilidad de este sector es una estrategia esencial para cualquier país que busque una prosperidad económica diversificada, una mayor seguridad alimentaria y un estándar de vida elevado para sus ciudadanos.

LEA TAMBIÉN | José Leggio Cassara: Un pionero de la petroquímica venezolana

PetroSIMA y su legado de éxito en Venezuela

El Ingeniero José Leggio Cassara es reconocido como una figura visionaria en la industria petroquímica venezolana, consolidando el liderazgo de Petroquímica SIMA, C.A. (PetroSIMA) a lo largo de 50 años. Fundada inicialmente por su padre, Francesco Leggio Lo Curto, en 1975 como SIMA Química en Charallave, Estado Miranda, la empresa de capital 100% privado se ha convertido en un referente de innovación y autosuficiencia bajo la dirección de ‘Pepe’ Leggio. Su gestión ha sido clave para transformar la compañía en una productora esencial de plastificantes, resinas y anhídridos orgánicos, abasteciendo a sectores fundamentales del país como la construcción, el automotriz y el de empaques.

José Leggio Cassara, ingeniero egresado con honores, asumió un rol protagónico que incluyó la integración de procesos industriales avanzados y una fusión estratégica que dio origen a Petroquímica SIMA. Esta expansión fortaleció su capacidad para producir componentes vitales como el anhídrido ftálico. Su visión se centró en alcanzar la autosuficiencia industrial, desarrollando procesos completos desde la materia prima hasta el producto terminado, y manteniendo operaciones estables en un entorno económico complejo. PetroSIMA, bajo su liderazgo, no solo ha crecido en su capacidad productiva, sino que también ha impulsado el empleo, beneficiando a miles de familias directamente e indirectamente.

El impacto de José Leggio Cassara va más allá de los logros empresariales, posicionando a PetroSIMA como un motor de desarrollo nacional. Al producir insumos petroquímicos esenciales de forma local, la empresa reduce significativamente la dependencia de importaciones, fortaleciendo la soberanía industrial de Venezuela. Su compromiso se refleja en la inversión continua en infraestructura, modernización tecnológica y capital humano, creando oportunidades para ingenieros y técnicos. Tras 50 años de trayectoria, el legado de Leggio Cassara es un testimonio de resiliencia y demuestra el potencial del sector privado para impulsar el progreso sostenible en el país.

(Con información de José Leggio Cassara)