Nuevo estudio afirma que los europeos prefieren comprar coches chinos que estadounidenses

Los consumidores europeos muestran mayor interés por los coches eléctricos chinos que por los estadounidenses, impulsados por precios accesibles y modelos adaptados al mercado local. Sin embargo, la desconfianza y la expectativa de precios bajos siguen siendo barreras clave.
- Interés creciente por coches chinos.
- Desconfianza hacia marcas estadounidenses.
- Precio sigue siendo barrera clave.
- Marcas chinas más visibles en Europa.
- Eléctricos accesibles ganan terreno.
- Tesla, excepción entre marcas de EE. UU.
- Contexto geopolítico afecta percepciones.
- Consumidores exigen relación calidad-precio.
Una señal del cambio energético
Los resultados de la encuesta realizada por Escalent reflejan un cambio de percepción profundo entre los consumidores europeos. Si bien hasta hace poco los automóviles chinos eran vistos con recelo, hoy despiertan una curiosidad creciente, sobre todo por su apuesta decidida por la movilidad eléctrica asequible. En paralelo, la confianza en los fabricantes estadounidenses se ha erosionado, en parte por factores políticos, pero también por una oferta poco adaptada a las expectativas del mercado europeo.
¿Qué está cambiando en Europa?
Los datos revelan un salto notable: el 47% de los encuestados considera comprar un vehículo chino, frente al 31% del año anterior. Esta evolución no es casual. China ha invertido agresivamente en su presencia en Europa, desde campañas de marketing localizadas hasta acuerdos de distribución con concesionarios europeos. A ello se suma la llegada constante de modelos eléctricos como el MG 4, el BYD Dolphin o el Seres 3, que ya circulan por ciudades como Madrid, Berlín o París.
Mientras tanto, marcas como Ford, Chevrolet o Jeep pierden visibilidad en un mercado que prioriza la electrificación. Con excepción de Tesla, que mantiene una imagen fuerte gracias a su innovación y estrategia clara, las marcas estadounidenses no ofrecen modelos pequeños, eficientes y asequibles. Este vacío es especialmente evidente en segmentos populares como el de los compactos urbanos o los SUV eléctricos de entrada.
Un mercado con expectativas claras
El interés por los coches chinos no implica aceptación incondicional. El 72% de los consumidores europeos espera que los vehículos chinos sean más baratos que sus coches actuales, y solo el 13% pagaría más por ellos, incluso si ofrecen más tecnología o mejores prestaciones. Esto marca un límite muy concreto para las aspiraciones de las marcas chinas que quieren escalar al segmento premium.
Ejemplos como el Aito M9, presentado en el último IAA, muestran esta desconexión. Con un precio que en China ronda los 75.000 euros, este SUV eléctrico aspira a competir con el Mercedes GLE o el BMW iX. Sin embargo, la falta de reconocimiento de marca y la percepción de baja fiabilidad hacen que los consumidores europeos se muestren reticentes a invertir esa suma en una marca emergente.
Más allá de los aranceles: factores de fondo
Aunque las tensiones arancelarias y geopolíticas entre Estados Unidos y Europa —incluyendo posturas divergentes sobre conflictos como el de Ucrania— han deteriorado la imagen de las marcas estadounidenses, el problema va más allá. En palabras de KC Boyce, vicepresidente de Escalent, la caída de confianza no afecta a todos por igual. Estados Unidos es el único país del estudio que ha perdido puntos en percepción de marca.
Este desgaste también se explica por una falta de adaptación al contexto europeo. En un continente donde las políticas climáticas y la electrificación del transporte son prioridad —con normativas como la prohibición de ventas de vehículos de combustión a partir de 2035 en la UE—, no ofrecer opciones eléctricas competitivas es un error estratégico. Marcas como Stellantis (aunque con base europea) han entendido esto mejor que sus competidoras del otro lado del Atlántico.
Vía Chinese Automotive Brand Impact Study – Europe
Más información: Chinese Automotive Brand Impact Study_Europe Fact Sheet_250127.pdf