#PANADERIA #PAN 🥖 El pan más saludable (y el que deberías comer), según la ciencia
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¿Cómo elegir el que más nos conviene? (iStock) |
El alimento elaborado con masa madre se está volviendo cada vez más popular. Un estudio ha desatado la polémica al poner en duda que este procedimiento sea el más sano
«La reaparición del pan de masa madre tiene relación con una cultura que busca productos que se alejen de los métodos industriales»
La masa madre es un cultivo simbiótico que nace de las levaduras presentes de manera natural en alimentos como los cereales. Se ha señalado que el índice glucémico (la capacidad de un alimento para elevar la concentración de glucosa en sangre) del pan fermentado con masa madre es menor, en comparación con el comercial, siendo la mejor opción para aquellas personas que necesiten controlar sus niveles de azúcar en sangre.
Un pan hecho a medida
Un grupo de científicos del Weizmann Institute of Science de Israel ha decidido ponerse manos a la obra y comparar las consecuencias que tiene para el organismo comer pan de masa madre y pan blanco procesado. Los expertos dividieron a los voluntarios en dos grupos. Cada uno tenía que pasar una primera semana incorporando uno de los dos productos a su dieta y la semana posterior consumiendo el opuesto. Posteriormente se analizaron sus muestras de sangre, su presión arterial, su peso, su colesterol, sus trigliceridos, ciertos niveles de hormonas y su flora intestinal.
Los resultados arrojados por el experimento sorprendieron a los propios investigadores. Los niveles de glucosa podían alzarse de forma notable en algunas personas al comer pan blanco, pero la misma norma se cumplía también para ciertos individuos que tenían el pan de masa madre en su régimen.
«Los investigadores quieren que no solo se tenga en cuenta la supuesta bondad del producto sino también su reacción en el consumidor»La creencia más difundida de que el pan de levadura natural tiene un índice glucémico menor que el blanco solo era válida, por tanto, para un cierto tipo de sujetos. En otros, sucedía justo lo opuesto. “Nos estamos dando cuenta de que nuestras necesidades nutricionales deberían estar personalizadas” asegura Eran Segal, uno de los coordinador del trabajo.
La ingesta de cualquiera de los dos tipos de panes supuso un cambio en una serie de cuantificadores como los niveles de colesterol, hierro o calcio: “Una sola semana de consumo de pan provocó cambios en múltiples variables clínicas y factores de riesgo», sostienen los autores. Lo más intrigante era, sin embargo, que cada pan inducía a efectos diferentes en personas distintas.
El equipo de investigación era capaz, de hecho, de adivinar qué sujeto estaban analizando en función de su microbiota. A través de los datos obtenidos, pudieron desarrollar un algoritmo capaz de predecir cómo las bacterias de sus intestinos iban a reaccionar, según el producto.
Los investigadores que trabajan como consultores para compañías alimentarias defienden que su propósito es el de mejorar la salud de las personas a largo plazo. En su opinión, el futuro de la nutrición pasa por la personalización de los alimentos. En vez de clasificarlos en “saludables” o “perjudiciales” lo fundamental, para ellos, es llegar a las cuestiones de fondo en las que no solo se tenga en cuenta el producto sino también su reacción en el consumidor.
GONZALO DE DIEGO RAMOS