Beneficios de comer alimentos ecológicos en verano
El verano es la estación de las ensaladas. Es la época en la que queremos cocinar menos y disfrutar de alimentos y formas de preparación más simples. Es el tiempo en el que una simple ensalada de tomate y cebolla acompañada con pan puede convertirse en el mejor de los manjares… si es que estos vegetales todavía saben a algo.
¿Tomates insípidos?
Hemos aceptado que las frutas y las verduras ya no saben como antes, y en algunos casos no saben a casi nada. Hemos aceptado que, si queremos comprar vegetales todo el año, estén o no en su temporada natural, si queremos que sean todos del mismo tamaño y forma, y que duren mucho en el frigorífico, tenemos que sacrificar el sabor. Quizá no lo decimos abiertamente, pero los supermercados no venden las frutas y verduras con formas «raras», porque nos generan desconfianza.
Pero esto puede cambiar. Hay alternativas a la producción masiva de vegetales propia de la agricultura convencional. Este sistema, centrado en la rentabilidad a corto plazo, busca obtener la máxima cantidad de alimentos en el menor espacio de tiempo y con el menor uso posible de recursos humanos y materiales. Se basa para ello en el uso de monocultivos, el empleo de agroquímicos y la mecanización. Las consecuencias de este sistema intensivo de explotación agrícola no es solo la pérdida de sabor y nutrientes en los alimentos, es también la degradación y pérdida de fertilidad de los suelos, la contaminación del medio ambiente y de la propia cadena alimentaria, el desperdicio de alimentos y la precarización y degradación de las condiciones de vida de los agricultores.
Hay alternativas a la producción masiva de vegetales propia de la agricultura convencional
Una de las principales alternativas a este sistema es la agricultura ecológica, que en España no deja de crecer: este último año supuso casi el 11% de la producción global de alimentos. Sin embargo, aproximadamente el 80% se exporta, principalmente al resto de Europa. Aunque la exportación de alimentos es un hecho positivo para el país, este alto porcentaje significa que nos estamos perdiendo como consumidores las ventajas que nos proporcionan los alimentos ecológicos.
Menos pesticidas
El uso de pesticidas a escala global hace que ninguno de nosotros podamos escapar ya de sus efectos perjudiciales. Pero los alimentos vegetales cultivados de forma ecológica tienen claramente un menor contenido en pesticidas que los convencionales. Esto supone beneficios para todos:
- para los agricultores, que no ponen en peligro su salud al manipular e inhalar estas sustancias. En los países en desarrollo cada año mueren unas 200.000 personas por la exposición aguda a plaguicidas. Aunque en occidente las muertes directas sean mínimas, las consecuencias a medio largo plazo sobre la salud (aumento del riesgo de cáncer, de trastornos inmunológicos y hormonales, y enfermedades neurológicas) son frecuentes.
- para el suelo donde se cultivan, que puede conservar mejor su microbiota natural (el conjunto de bacterias y otros microorganismos que entre otras cosas reciclan la materia orgánica muerta contribuyendo a aumentar la fertilidad del suelo y mantener la salud de las plantas).
La agricultura ecológica no se ocupa solo de la producción de alimentos y de la protección del suelo y del medio ambiente
- para el medio ambiente, ya que los plaguicidas contaminan la atmósfera y el agua, matan a las abejas y a otros insectos fundamentales para la vida en el planeta, y disminuyen en general la biodiversidad.
- para cada uno de nosotros, y especialmente aquellos más vulnerables a los pesticidas, como embarazadas (la exposición a pesticidas aumenta el riesgo de malformaciones congénitas), bebés y niños pequeños (tienen más riesgo de alteraciones en el crecimiento y desarrollo). Pero en mayor o menor medida los efectos los sufrimos todos.
Más nutrientes
Numerosos estudios han encontrado que frutas, verduras y cereales ecológicos contienen mayor concentración de vitaminas y minerales comparados con los de producción convencional. Pero donde destacan los alimentos ecológicos es sin duda en su mayor contenido en antioxidantes, esas sustancias, que, sin ser estrictamente esenciales, tienen enormes beneficios en la prevención frente a un extenso rango de enfermedades. Se ha calculado que sustituir frutas y verduras convencionales por sus equivalentes ecológicos equivaldría a consumir una ración extra cada día, en cuanto a la cantidad de antioxidantes.
Un modo de vida diferente
La agricultura ecológica no se ocupa solo de la producción de alimentos y de la protección del suelo y del medio ambiente. Los sistemas de producción ecológica buscan dar a los agricultores mejores condiciones laborales, así como promover un sistema de comercialización más justo y un consumo más sostenible. Muchos agricultores ecológicos son familias, o cooperativas pequeñas, que han invertido enormes cantidades de tiempo y esfuerzo en adaptar sus prácticas a los requerimientos de la producción ecológica. En vez de ser asalariados de grandes corporaciones, son trabajadores autónomos que corren enormes riesgos simplemente si una cosecha no sale bien. Y lo hacen a cambio de sentir que están protegiendo el agua, el suelo, y a todos los habitantes del planeta.
Frutas, verduras y cereales ecológicos contienen mayor concentración de vitaminas, minerales y antioxidantes comparados con los de producción convencional
La presencia de agricultores ecológicos revitaliza el mundo rural, frena el exilio de jóvenes a las ciudades y genera nuevas oportunidades de empleo en diferentes áreas, contribuyendo al empoderamiento y calidad de vida de las comunidades rurales.
El verano es la época en la que muchos escapamos de las ciudades y nos acercamos más al mundo rural, donde podemos estar más cerca de los agricultores. Es una oportunidad única para conocer a uno o varios agricultores ecológicos, directamente o a través de cooperativas locales, y poder consumir sus productos. Es una forma excelente de apoyar su trabajo y forma de vida.
Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra
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