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Eco Turismo: descubre URSA, el nuevo software inteligente del BID

Caminar es una de las actividades físicas más recomendadas por los médicos, sobre todo para quienes no realizan mucho ejercicio. Sin embargo, hacerlo en verano por las calles de las ciudades, especialmente en sus zonas céntricas, puede ser una tarea peligrosa para ciertos colectivos. ¿Quién no ha sentido repentinamente los efectos de un golpe de calor?

El calor de las ciudades no sólo se da en sus áreas céntricas, pero es verdad que en algunos barrios y enclaves resulta más agobiante que en otros. Esta sensación de ardor en la piel y asfalto caliente bajo los pies es señal del fenómeno conocido como “islas de calor urbanas”.

En este artículo te invitamos a conocer cómo el BID, a través de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano, está haciendo posible que, mediante el uso de un software de datos libres URSA (accede aquí a un artículo sobre esta herramienta), los municipios de América Latina y el Caribe (ALC) puedan detectar las islas de calor. No te pierdas este blog post, que puede ser el primer paso para trabajar en la mitigación los efectos de las altas temperaturas ocasionados por el cambio climático en tu ciudad.

¿Cómo se forman las islas de calor urbanas?

Los motivos por los que se crean islas de calor urbanas son múltiples y bien conocidos. Estas son algunas de las causas más comunes:

  1. La escasez de vegetación y áreas verdes que impide la reducción de la temperatura por la evaporación del agua de las plantas y la protección de la sombra de los árboles
  2. La presencia de grandes edificios que absorben calor y bloquean el flujo de aire, impidiendo la refrigeración de la ciudad por el viento
  3. La densidad de superficies oscuras y de alta inercia térmica, como el asfalto de las calles, que absorben más radiación solar
  4. La contaminación de la atmósfera por gases de “efecto invernadero”, que atrapan la radiación solar y aumentan la temperatura del aire al evitar la disipación del calor
  5. Actividades industriales y uso excesivo de sistemas de aire acondicionado que agregan energía térmica a su entorno inmediato.

Una o varias de estas situaciones son habituales en cualquier parte de nuestras ciudades. Por eso, en las urbes siempre se experimenta una mayor temperatura que en las áreas circundantes. Algunos estudios indican que se han llegado a medir hasta 15°C de diferencia entre zonas rurales y urbanas. Las islas de calor urbano recrudecen este problema, que se concentra en ciertas zonas de una ciudad y afecta de forma desproporcionada a quienes residen allí.

¿Qué efectos tienen las islas de calor en la salud?

Las islas de calor urbanas se transforman en auténticos hornos en días calurosos y durante las olas de calor. Estos microclimas nocivos implican severas consecuencias para la salud de los habitantes, contribuyendo a enfermedades (e incluso mayor mortalidad) ocasionadas por la exposición a malestar general, dificultades respiratorias y golpes de calor.

Según un reciente estudio, la combinación de humedad cercana al 100% y un incremento de temperatura global menor a 3° C son una amenaza mortal para la salud.  El mismo estudio indica que una exposición extendida a temperaturas por encima de 35° C y a humedad relativa alta reduce considerablemente la capacidad corporal de refrigeración.

Este fenómeno es común en nuestra región. Según el último reporte de evaluación del IPCC la frecuencia, intensidad y duración de olas de calor se incrementarán en ALC, proyectando eventos que duren más de 60 días hacia finales de siglo. También es conocido que el calor extremo afecta en mayor medida a población de escasos recursos. Tan evidente es que la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) ha publicado un reporte que resalta cómo el calor extremo impacta en este sector de la población, sugiriendo como uno de los primeros pasos el diagnóstico y el fortalecimiento de pronósticos para anticiparse y reducir sus impactos sobre población vulnerable y expuesta.

Las islas de calor urbanas también elevan el consumo de energía, volcado en la refrigeración, y afectan la economía al reducir la actividad comercial por la menor circulación en las calles, así como la paralización de trabajos al aire libre típicos del sector de la construcción o el agro.

¿Cómo podemos prevenir las islas de calor? Atacando las causas, por ejemplo, generando nuevos espacios verdes, incrementando las cubiertas y fachadas verdes, calmando el tráfico o planificando mejor para evitar la construcción de grandes masas ininterrumpidas de edificación. Y, como ayuda, disponemos de la tecnología para identificar con precisión las áreas más afectadas.

URSA, una herramienta para guiar la planificación urbana con datos satelitales

En un artículo previo presentamos URSA (Urban Reporting based on Satellite Analysis), un sistema digital de apoyo a la planificación urbana desarrollada por el Lab Ciudades del BID y el Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey. La aplicación brinda acceso de forma simplificada a la enorme cantidad de información capturada por sensores satelitales, y se encarga de recopilar, procesar y presentar información clave para el diagnóstico territorial de ciudades.

Entre otras funciones, URSA ofrece un visualizador de islas de calor urbanas, en la actualidad, disponible para cualquier ciudad de ALC con una población mayor a 100.000 habitantes.

mapa con isla de calor

Para mostrar un ejemplo, seleccionamos el área metropolitana de San Salvador, en El Salvador. Al hacer clic en “Consultar” y luego en el ícono de “Islas de Calor”, se inicia la descarga de los datos capturados por el satélite Landsat 8, cuyos sensores permiten estimar la temperatura del suelo. Al concluir la descarga se presenta un mapa que identifica islas de calor, interpretadas como las zonas donde la temperatura del suelo muestra un mayor incremento respecto a la zona rural circundante. 

El mapa es interactivo y permite analizar la región en detalle realizando zoom sobre distritos específicos. Además, URSA permite ir más allá de la medición del calor y, en el panel de control anexo, ofrece la posibilidad de explorar el efecto que tendría aplicar estrategias de mitigación de las islas de calor, como sumar masa arbórea o aplicar un material reflectante al pavimento, permitiendo calcular la reducción de temperatura que podría lograrse con cada tipo de intervención.

mapa con isla de calor

Se dispone también de una sección que genera gráficos resumen, y otra que detalla la metodología de estimación empleada.

¿Pueden descargarse los datos? Para una audiencia especializada, como un equipo de planeamiento urbano, es lógico querer acceder a una descarga de los datos compatibles con aplicaciones de análisis geoespacial, como QGIS o ArcGIS. URSA lo hace posible, lo que  permite integrar estos datos como una capa geográfica adicional junto con otras capas de uso frecuente en el municipio. En respuesta a esta necesidad se incluye una sección de “Descargables”, que permite la exportación de los datos en un formato estándar que puede ser utilizado con otras herramientas.

En el ejemplo presentado en las imágenes, el estimado de temperaturas del suelo ha sido exportado y abierto con QGIS (otro producto de software libre) para analizar la información en el contexto de la ubicación de centros de salud en esa área metropolitana.

¡Accede a URSA y monitorea las islas de calor en tu ciudad!

Para facilitar la planificación y la gestión de ciudades y áreas metropolitanas, el BID ha puesto URSA a disposición de las ciudades como una herramienta de código abierto sin restricciones de acceso. Puedes descargarla del repositorio en software libre del BID, donde también encontrarás documentación que proporciona instrucciones detalladas sobre cómo instalarla y utilizarla.

Esperamos que este sea el primer paso para hacer de nuestras ciudades un espacio más saludable y agradable para vivir. No dudes en compartir con nosotros en la sección de comentarios tu experiencia utilizando esta aplicación. Estaremos encantados de leerte.

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