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Eco Turismo: Quimper, pasión medieval en la Bretaña

Quimper es una bella ciudad y capital del departamento de Finisterre, en la Bretaña francesa, bañada por los ríos Odet y Steïr que confluyen en la ciudad, de ahí viene Quimper, Kemper en bretón, que significa confluencia. No en vano ha sido calificada como “Ciudad de Arte e Historia”, pues su rico patrimonio histórico-artístico bien merece ese distintivo. En nuestra visita pudimos descubrir el barrio de Locmaria, el más antiguo de la ciudad; el barrio episcopal, y el barrio de los duques de Bretaña o Terre-au-Duc, así como las espectaculares pasarelas floridas que permiten cruzar ambos ríos.

Calle du Sallé

Calle du Sallé

Llegamos a Quimper procedentes de Locronan, otro imprescindible que ver en la Bretaña. Dejamos el coche estacionado en la zona de aparcamiento del hermoso paseo que bordea el río Odet (Boulevard Almiral de Kerguelen) enfrente de las murallas. Así que lo primero que hicimos fue visitar el barrio episcopal, comenzando por su imponente y bella catedral que nos impactó desde el primer momento.

Vista de la Catedral de Quimper

Vista de la Catedral de Quimper

EL BARRIO EPISCOPAL DE QUIMPER (LA VILLE DE L’ÉVÊQUE)

El barrio episcopal tiene su origen en la Edad Media, cuando el obispo de Cornouaille era el señor. La ciudad episcopal estaba protegida por una gran muralla bañada por los ríos Odet, Steïr y Frout, este último en la actualidad subterráneo; y diversas torres de defensa, de las que solo ha sobrevivido la Torre Névet. El enclave era perfecto, pues los ríos ejercían de fosos naturales. El río Steïr marca el límite entre el barrio episcopal y el de los duques de Bretaña.

La catedral de Saint-Corentin

Según cuenta una hermosa leyenda, la construcción de la primera catedral en Quimper se debe a la generosidad del rey Gradlon de Cornouaille que cedió su castillo para tal fin al ermitaño Corentin, pidiéndole que fuera el primer obispo de su reino, como agradecimiento a un milagro que había hecho. Corentín con un solo pez había alimentado al monarca y a sus acompañantes durante varios días mientras estaban extraviados en el bosque.

La construcción de la actual catedral gótica de Saint-Corentin comenzó en 1239, debido a la iniciativa del obispo Raynaud que decidió edificar una nueva catedral sobre la anterior románica. En el siglo XV se completó la obra con la construcción de la nave y de las dos torres exteriores. Las estilizadas agujas, que coronan ambas torres a 76 metros de altura, fueron financiadas por la ciudadanía a mediados del siglo XIX, siguiéndose el modelo de las agujas de la iglesia de Sant Mathieu, ubicada en la Terre-au-Duc. Entre las dos torres se puede ver todavía una estatua ecuestre del rey Gradlon.

Nada más acceder al interior de la catedral algo nos llama la atención; es el hecho de que el coro (s. XIII) y la nave (s. XV) no se hallen alineados, lo que provoca un extraño efecto visual. Este desajuste, más que verse como una imperfección se ha convertido en una peculiaridad de esta magnífica catedral. Destacan también los nervios de las bóvedas en color ocre y rojo, que es tal como se podía ver en el siglo XV; ello gracias a la restauración efectuada a finales del siglo XX.

Lo que más nos impactó fueron las vidrieras policromadas, que son una verdadera maravilla. La vidriera correspondiente a cada una de las capillas de las naves laterales narra pasajes de la vida del santo a la que está dedicada, destacando por su belleza y armonía en los colores. Si podéis os aconsejo subir a las torres de la catedral desde donde podréis disfrutar de unas vistas impresionantes.

Vidrieras de la Catedral de Quimper

Vidrieras de la Catedral de Quimper

El Palacio Episcopal y el Museo Departamental Bretón

Junto a la catedral se encuentra el Palacio episcopal, que cumplió esta función hasta 1906. Destaca la torre de Rohan, construida en 1507, como uno de los más bellos ejemplos renacentistas en Bretaña. En su interior se halla una interesante escalera de caracol provista de una hermosa bóveda de madera en forma de palmera, profusamente decorada.

Actualmente, el palacio episcopal cobija el Musée Départemental Breton dedicado a la historia, etnografía y artes regionales de Finisterre. Nosotros lo visitamos y nos encantó, sobre todo la sección de indumentaria regional, donde los trajes expuestos son una verdadera maravilla.

El jardín de la Retraite y el Jardín de la Paix

El Jardin de la Retraite es un encantador jardín botánico que se encuentra al lado del palacio episcopal, al amparo de las murallas. En su origen pertenecía a los canónicos de la catedral si bien más tarde pasó a manos de la comunidad de Les Dames de la Retraite, de ahí su nombre, hasta 1977 cuando fue adquirido por la ciudad. Se trata de un gran jardín organizado en tres secciones: el jardín de las palmeras, el de las plantas subtropicales y el de las plantas de secano.

El jardín de la Paix, ubicado sobre el jardín de la Retraite, es una creación del siglo XXI. A diferencia del anterior, el jardín de la Paix se ha destinado a albergar plantas mediterráneas, como el olivo, el ciprés, el pino, la lavanda o la viña, entre otras variedades.

Place Saint-Corentin

La place de Saint-Corentin, donde se halla la catedral, es el centro neurálgico de la ciudad. Enfrente de la catedral está ubicado el edificio del Ayuntamiento del siglo XIX y la estatua del médico René Laennec, inventor del estetoscopio. También encontraréis una casa con la fachada muy curiosa con platos colgados y llena de flores. Se trata de la tienda “L’art de Cornuaille” donde podéis encontrar artículos típicos de la región, en particular cerámica pintada a mano.

Tienda L'Art de Cornuaille

Tienda L’Art de Cornuaille

Musée des Beaux-Arts

El Museo de Bellas Artes está ubicado en un antiguo palacio de estilo italiano, justo al lado del Ayuntamiento. Alberga una de las más importantes pinacotecas de Francia: una colección de pintura antigua europea (escuela del Note, italiana y francesa), una colección del siglo XX, una colección de pintura bretona y otra de la escuela de Pont-Aven.

Place Saint-Corentin

Place Saint-Corentin

Muy cerca de la plaza de Saint-Corentin se encuentra la Oficina de Turismo de Quimper donde os proporcionarán cualquier tipo de información sobre la ciudad y los alrededores. A nosotros nos facilitaron un mapa de Quimper que nos sirvió de gran ayuda para movernos por la ciudad.

Ahora toca callejear un poco para descubrir el encanto de esta parte de la ciudad, con sus pintorescas callejuelas empedradas pobladas por las típicas casas de entramado de madera, pero también de piedra; y sus pequeñas tiendas donde se pueden comprar una gran variedad de productos artesanales. El nombre de las calles está relacionado con los antiguos gremios de la ciudad.

Calles de Quimper (barrio episcopal)

La place au Beurre (plaza de la Mantequilla) es el lugar donde las campesinas acudían a vender la mantequilla salada. La producción de este tipo de mantequilla, muy habitual en Bretaña, se debe a que se conserva mejor; a ello hay que añadir que antiguamente Bretaña estaba exenta del impuesto sobre la sal (gabela). Actualmente, es un lugar muy concurrido lleno de creperías. Nosotros nos sentamos en una de las terrazas donde degustamos una de las famosas galletes bretonas que estaba exquisita.

Place au Beurre

Place au Beurre

Continuamos por la rue du Sallé, antigua calle de la carne salada, que es donde se concentraban los chacineros. En el número 10 de esta calle, destaca una casa con la fachada de entramado de madera en voladizo, ensamblada con las llamadas cruces de san Andrés que proporcionan un mayor refuerzo a la estructura.

Rue du Sallé

Rue du Sallé

Por su parte, los carniceros estaban en la rue des Boucheries donde mataban a los animales frente a sus respectivos establecimientos. En la rue du Guéodet se puede ver la Maison des cariatides, una casa de entramado de madera que llama la atención por los pilares de granito que flanquean la puerta. Están esculpidos con bustos ataviados según la moda del siglo XVI; uno de los personajes, que representa a una mujer sosteniendo una jarra, nos hace suponer que antaño allí se ubicaba una taberna.

Seguimos por la rue Kéréon, que debe su nombre al gremio de zapateros. En 1762 hubo un gran incendio que se propagó rápidamente a través de las casas de entramado de madera, destruyendo gran parte de ellas. Cuando se volvieron a construir se optó por edificios en piedra de granito, cuyas fachadas se alineaban unas con otras. Desde esta calle se obtiene una espléndida vista de la catedral.

En la rue Boucheries, esquina con la rue Kéréon, hay una casa en cuya fachada se distingue la figura de una Virgen, y debajo una inscripción fechada en 1552. Muy cerca, al otro lado de la rue Kéréon, en la fachada donde actualmente se halla emplazada la pastelería Les Macarons de Philomène, se puede ver una estatua femenina en posición de bordar, testimonio de que anteriormente en ese mismo lugar había una mercería. Por cierto, aprovechamos para comprar los famosos macarons, que son una auténtica delicia.

Rue Kéréon

Rue Kéréon

Les Halles Saint François

Siguiendo nuestro recorrido nos encontramos con Les Halles (mercado cubierto). Se construyó en 1979 sobre las ruinas de uno del siglo XIX, si bien a partir del modelo de los antiguos mercados cubiertos bretones. En la Edad Media este espacio estaba ocupado por el convento de San Francisco. Es un mercado donde encontraréis productos locales y regionales de gran calidad, así como comida preparada para llevar, lo que a veces es una solución cuando vamos escasos de tiempo para sentarnos en un restaurante.

Les Halles

Les Halles

EL BARRIO DE LOS DUQUES DE BRETAÑA (LA TERRE-AU-DUC)

Es una continuación del barrio episcopal, pero al otro lado del río Steïr, fuera de las murallas. Era la ciudad de los duques de Bretaña, quienes ejercían el poder. Durante la Edad Media la ciudad tuvo un gran desarrollo comercial gracias al puerto, ubicado en el lugar donde el Steïr converge con el Odet. En este punto hubo un castillo ducal, hoy desaparecido.

Este barrio, al igual que el Episcopal, está lleno de callejuelas y rincones mágicos donde las casas de entramado de madera también están presentes.

La place Terre-au-Duc

Es una plaza verdaderamente encantadora con sus coloridas casas de entramado de madera que nos transportan a épocas pasadas. Se trata de un lugar idóneo para hacer un alto en el camino y tomar un aperitivo en alguna de sus terrazas. Esta pintoresca plaza era el centro del poder ducal. Próxima al río Steïr, era donde se concentraban productos como el vino, la sal, o las especias que llegaban a la ciudad y donde se gravaban antes de su traslado a la ciudad episcopal.

Place Terre-au-Duc

Place Terre-au-Duc

La Garita

Es uno de los rincones que más nos encantó de la ciudad. Se trata de una torreta de guardia adosada a la muralla, en el límite de la Terre-au-Duc con la ciudad del Obispo, al borde del río Steïr. La valla de protección, así como el pequeño puente que cruza el Steïr, en sustitución del antiguo puente elevadizo, se hallan decorados con multitud de flores multicolores.

La Fortaleza y la Garita de Quimper

La Fortaleza y la Garita de Quimper

Desde la place Terre-au-Duc, continuamos nuestro recorrido por la rue Saint-Mathieu, la arteria principal de esta parte de la ciudad. Se trata de una calle con numerosos comercios y donde abundan las típicas casas de entramado de madera que tanto atraen a los visitantes.

Iglesia de Saint-Mathieu

Mientras seguíamos nuestro trayecto por esta concurrida calle, vislumbramos a lo lejos la esbelta torre de la iglesia de Saint-Mathieu que en su día fue la parroquia de la Terre-au-Duc. La primitiva iglesia gótica (s. XV-XVI) se construyó sobre una románica. En 1845 se añadió el campanario con la flecha, inspirada en la de la iglesia de Point-Croix. En 1895 se reconstruyó la iglesia por completo en estilo neogótico. En su interior destacan sus hermosas vidrieras, en particular la de la Pasión que data del siglo XVI, obra excepcional en diseño y policromía

Rue Saint-Mathieu

Rue Saint-Mathieu

A continuación, nos dirigimos hacia el paseo que discurre a lo largo del Odet en dirección al barrio de Locmaria. Si bien se puede ir en coche nosotros preferimos hacer el trayecto caminando y así contemplar la parte más moderna de la ciudad que se extiende a ambos lados de la orilla del río, donde destacan bellos edificios, algunos de ellos en estilo Art Déco. Las pasarelas que cruzan el Odet, llenas de flores, son un verdadero encanto, sobre todo aquellas que tienen como marco las fortificaciones y la catedral; un lugar ideal para obtener unas fotografías excepcionales.

Quimper

Quimper

EL BARRIO DE LOCMARIA: EL ORIGEN DE QUIMPER

Se trata del barrio más antiguo de Quimper, ya que sus orígenes se remontan a la época galo-romana, cuando un pequeño núcleo de población se estableció cerca del río Odet. Como testimonio de la Edad Media todavía se conserva la iglesia románica de Notre-Dame de Locmaria cuya construcción se remonta a los siglos XI-XII, aunque en el siglo XVI se añadió un hermoso pórtico en estilo gótico. Según fuentes antiguas, en ese lugar se fundó en el siglo XI una abadía femenina dedicada a Santa María, de donde proviene el nombre de Loc Maria (lugar dedicado a la Virgen). El edificio actual del priorato data del siglo XVII. El claustro, al que se accede desde la iglesia, conserva vestigios románicos y una galería de piedra calcárea del siglo XVII.

Iglesia de Locmaría

Iglesia de Locmaría

También es muy recomendable visitar el Jardín del Priorato, reformado en 1997 según el modelo de los jardines conventuales bretones del siglo XV. El jardín, clasificado como “Jardin Remarquable” agrupa 150 tipos diferentes de plantas comestibles, medicinales y las utilizadas para telas, cada tipo con su nombre correspondiente. Es un lugar encantador para pasear tranquilamente a lo largo del río Odet, mientras se descubre cada tipología de planta. En el centro del jardín hay una bonita fuente de cuatro caños que simboliza los cuatro puntos cardinales.

Otro atractivo de Locmaria son sus famosas lozas. La primera fábrica de loza en Quimper se estableció en Locmaria a principios del siglo XVIII, a la que siguieron otras que se unificaron en el siglo XX. Las lozas Quimper se caracterizan por su elaboración artesanal y la decoración a mano alzada. Los elementos decorativos se centran sobre todo en la cultura bretona utilizándose una rica policromía. Destaca el famoso bol con orejas de colores vivos.

El Musée de la Faïence (Museo de la loza) expone 500 obras de cerámica, de las 2000 que conserva, datadas entre los siglos XVIII hasta la actualidad. Entre los diversos temas destacan los de la vida cotidiana, ilustrados con figuras ataviadas con el traje típico bretón.

La Faïencerie Henriot-Quimper (fábrica de loza) es el único testimonio de aquel pasado artesanal de fabricación de la “loza Quimper”. Se pueden visitar los talleres y observar el proceso de fabricación totalmente manual. Al final del recorrido hay una tienda donde se pueden adquirir las características lozas de Quimper.

También se puede visitar la École de Broderie Pascal Jaquen. Se trata de una escuela de bordado artesanal y una sala de exposiciones, donde se pueden apreciar piezas que son una maravilla.

Locmaria, Priorato

Locmaria, Priorato

Otros lugares de interés en Quimper

El teatro Max-Jacobo, inaugurado en 1904 y los jardines del Teatro. Este magnífico jardín cumple todas las expectativas de un jardín inglés con sus avenidas sinuosas provistas de bancos y decoradas con estatuas, su arroyo y su magnífica arboleda con numerosos árboles originarios de los Estados Unidos y de China. Otros jardines que se pueden visitar son los jardines del castillo de Lanniron, en las afueras de Quimper. Se trata de unos jardines a la francesa del siglo XVII.

Festivales de Quimper

El Festival de Cornouaille es uno de los más importantes de Bretaña. Dedicado a la cultura bretona, se celebra cada año durante la última semana de julio. El cuarto domingo de ese mes los músicos tradicionales de Bretaña desfilan desde la catedral hasta Locmaría.

Como podéis comprobar en Quimper no hay lugar para el aburrimiento.

Calles de Quimper

Calles de Quimper

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