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Groenlandia: Viaje a las maravillas de un planeta polar

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Para los inuits o esquimales las montañas nacieron tras la furibunda pelea de dos gigantes. En cada acometida, en cada uno de los golpes, se crearon montes, valles y, en definitiva, la escarpada geografía de un territorio helado. Quizás pueda ser el comienzo más legendario y carismático de esta tierra a la que los vikingos hace más de mil años llamaron Groenlandia por el color verde de sus costas en verano. Hoy para nuestro planeta, para todos nosotros, Groenlandia se trata de uno de los pocos salvoconductos que nos quedan para contemplar la inmensidad de una naturaleza indomable y arrolladora. Una enorme isla en Norteamérica (aunque perteneciente al Reino de Dinamarca) con buena parte de la misma sin explorar, y capaz de seducir a quienes su pasión se mide en grandes aventuras.

Ante un iceberg en el sur de Groenlandia

Tras vivir un viaje extraordinario saliendo a buscar las maravillas del sur de Groenlandia, precisamente donde desembarcaron los vikingos hace ya más de mil años bajo la batuta del gran Erik El Rojo, hallé el mejor remedio para esa enfermedad llamada ansia de viajar. Divisando glaciares o persiguiendo icebergs, tanto a pie como en zodiak o kayak (e incluso en helicóptero), pude revivir aquellos sueños de infancia que me convertían en el explorador espontáneo de un mundo aún por descubrir. 

MARAVILLAS DE GROENLANDIA: RUMBO AL SUR

Siempre hay una primera vez para todo, incluso para Groenlandia. Porque cuando se divisa en cualquier mapamundi esa inmensa mancha blanca en forma de isla, sólo superada en tamaño por Australia, uno se ve incapaz de responder a la pregunta de… ¿Qué hago yo aquí? ¿Por dónde empiezo?

Mapa de Groenlandia

Con una superficie de más de 2 millones de kilómetros cuadrados y apenas 60.000 habitantes, este territorio danés en América deja todo o casi todo por hacer. Buena parte de Groenlandia, de hecho, está sin explorar, siendo el reino del invierno el que se ocupa de gobernar cerca de un 80% de la isla por medio de nieve y hielo, capaces ambos de enterrar montañas tan altas que en otros países serían gigantes.

Ramón Larramendi y el espíritu de Tierras Polares

Surgen entonces esas historias de navegantes, vikingos, inuits en kayak, exploradores y pioneros hasta que uno se da cuenta de que en España tenemos la suerte de contar con las hazañas de Ramón Larramendi, uno de los mejores exploradores polares de nuestro tiempo y que conoce Groenlandia como muy pocos. O como nadie. El madrileño, un personaje con gen aventurero, viajó en 1990 desde el sur de Groenlandia a Alaska en kayak, trineo de perros y a pie para culminar una ruta circumpolar de nada menos que 3 años. Después llegarían sus acometidas antárticas, a sumar más de 30.000 kilómetros en territorios polares y a inventar el trineo de viento, una manera limpia y sostenible de trasladarse por el hielo a gran velocidad cuyo mayor beneficio es precisamente que no deja impacto alguno en la naturaleza.

Establecido en su casa de madera de Qassiarsuk, el puerto exacto donde comenzó su aventura ártica hace más de 25 años (y casualmente donde Erik el Rojo se asentó mil años atrás) ha ayudado a hacer más accesible a su querida Groenlandia. Con el lema «Espíritu de exploración» fundó en 1999 la agencia Tierras Polares, ese ojito derecho con el que puede mostrar el lugar que más ama en el mundo inculcando los valores del compañerismo, el esfuerzo tanto individual como colectivo y la enseñanza de que todos podemos manejar «el trineo de nuestra vida» por muy inhóspito que sea el territorio en que nos movamos.

Sele con Ramón Larramendi en Tasiusaq (sur de Groenlandia)

Dado que Tierras Polares se trata por entonces de la única empresa española con infraestructura propia en Groenlandia, con además una experiencia de muchos años en dicho territorio, decidí embarcarme en el verano de 2017 con ellos, y con Ramón Larramendi y sus pupilos como cicerones, en una nueva aventura que me llevara cumplir uno de mis grandes deseos desde niño cuando ya empezaba a padecer la hipnosis del mapamundi y no dejaba de dar vueltas a globos terráqueos hasta darlos completamente de sí. Sería la primera vez de otras tantas en territorio inuit.

¿CUÁL FUE EL RECORRIDO REALIZADO EN EL VIAJE AL SUR DE GROENLANDIA?

Este primer viaje a Groenlandia consistió en darle un pequeño pellizco al sur, concretamente a la provincia menos poblada de la gran isla, Kujalleq, que a su vez tiene acceso a grandes parajes naturales y vibrantes experiencias. Tras volar a Narsarsuaq con Air Greenland desde Copenhague (también se puede hacer desde Keflavík en Islandia) conté con 3 bases desde las cuales hacer senderismo, kayaking, rodear icebergs de gran envergadura y aprender de cultura inuit e historia vikinga. O poder caminar por el suelo helado de un inmenso glaciar con crampones así como mirar cómo una majestuosa pared de hielo color azul se desperezaba a pocos metros de la zodiak con la que nos trasladamos de un sitio para el otro (¿Os he dicho ya que no hay carreteras en Groenlandia?).

Mapa de la ruta al sur de Groenlandia

El viaje tuvo una duración de una semana durante el mes de julio (si hubiera ido desde mediados de agosto hubiera podido ver las primeras auroras boreales de la temporada) y se centró en las siguientes maravillas de Groenlandia (por este orden):

Mapa de la ruta de viaje al sur de Groenlandia

(SALIDA) Madrid – Copenhague – Narsarsuaq (INICIO DE RUTA) – Qassiarsuk – Narsaq – Qaleraliq (Campamento Fletanes) – Igaliku (desembarco en Itillaq) – Fiordo y glaciar de Qooroq (en zodiak) – Qassiarsuk – Tasiusaq (kayaking entre icebergs) – Narsarsuaq (vuelo en helicóptero) – Qassiarsuk – Tasiusak (kayaking entre icebergs) – Narsarsuaq (FINAL Y REGRESO A COPENHAGUE/MADRID)

Organización/esquema de días durante el viaje a Groenlandia

1º día: Salida de Madrid a Copenhague. Noche en la capital danesa.

2º día: Vuelo de Copenhague a Narsarsuaq con Air Greenland (duración 4 horas). Alojamiento en Qassiarskuk (Leif Eriksson Hostel) y visita a ruinas vikingas catalogadas dentro del Patrimonio de la Humanidad UNESCO.

Minutos antes de aterrizar en Narsarsuaq (sur de Groenlandia)

3º día: Navegación en zodiak entre Qassiarskuk y Narsaq, la segunda ciudad más poblada del sur de Groenlandia. Visita a Narsaq y salida por el fiordo lleno de icebergs hasta el Campamento Fletanes frente al gran glaciar Qaleraliq. Noche en domo del campamento (de 3 totales en que estuvimos felizmente incomunicados)

4º día: Nos acercamos en zodiak a las paredes de las tres lenguas del glaciar Qaleraliq. Desembarco y trekking con crampones por el glaciar. Regreso al campamento y noche en domo.

Sele caminando con crampones por el glaciar Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

5º día: Marcha a pie hacia la cota más alta de la zona para admirar otras perspectivas de Qaleraliq. Avistamiento de caribúes y senderismo (bajo la lluvia) de unas 5 horas entre ida y vuelta por unos paisajes realmente hermosos que recuerdan a las Highlands escocesas. A refugio en el campamento por tercera noche consecutiva.

6º día: En zodiak desde el Campamento Fletanes hasta el puerto de Itillaq. Recorrido hasta Igaliku, considerado por Lonely Planet el pueblo más bonito de Groenlandia. Regreso a pie (45 minutos). Trayecto en lancha por el hielo hasta lo más cerca posible del frente glaciar Qooroq. Un lugar repleto de icebergs de gran tamaño. Noche en el Leif Eriksson Hostel de Qassiarsuk.

Fiordo de Qooroq con un iceberg (Groenlandia)

7º día: Kayaking en Tasiusaq, una bahía que baña cientos de icebergs a tan sólo 7 km de Qassiarsuk (el trekking entre ambas es fantástico). Por la tarde sobrevolé un glaciar en helicóptero (desde el aeropuerto de Narsarsuaq).

8º día: Regreso a Tasiusaq para hacer más horas con el kayak. Noche en el hostel de Tasiusaq.

Haciendo kayak en Tasiusaq (Sur de Groenlandia)

9º día: Vuelo a Copenhague con Air Greenland. Noche en la capital danesa.

10º día: Día en Copenhague. Vuelo por la tarde a Madrid.

Los lugares, momentos y experiencias más extraordinarios del viaje al sur de Groenlandia

Guardo maravillosos lugares, momentos y experiencias de esta andadura groenlandesa. Pilares que soportaron el grueso de un viaje a la gran isla. Desde seguir las huellas de Erik El Rojo a remar en busca de focas en la bahía de los icebergs de Tasiusaq. He aquí unas cuantas de las mejores pinceladas de una aventura por el sur de Groenlandia:

El pasado vikingo de Qassiarsuk

Erik El Rojo llegó en torno al año 985 a las costas surgroenlandesas hasta establecerse a orillas del fiordo Tunulliarfik en lo que él llamó Brattahlíð , cuyo significado era «ladera empinada de una roca». La actual Qassiarsuk atesora restos del primer establecimiento colonial de éstos en Groenlandia, quienes se mantuvieron en la misma durante más de 400 años. Aquí sería fundada la primera iglesia de América (de la cual sólo se conservan los cimientos) Þjóðhildarkirkja, nombrada así en honor a Þjóðhildur, la esposa de Erik, quien se convirtió al cristianismo (algo que no logró que su esposo hiciera). Su hijo, Leif Eriksson, fue un gran impulsor del cristianismo además de ser el primero en llegar a América siglos antes de que lo hiciera Cristóbal Colón). Salió precisamente de la vieja Brattahlíð . Actualmente sobreviven unos pocos restos arqueológicos de casas y algunas reconstrucciones (de iglesia, hogar vikingo e incluso inglú inuit) que lo convierten en uno de los lugares marcados para quien visita el sur de Groenlandia.

Iglesia vikinga de Qassiarsuk (Sur de Groenlandia)

Hoy es un pueblo tranquilo de apenas treinta casas y granjas separado por un fiordo de Narsarsuaq (donde se encuentra uno de los aeropuertos internacionales más pequeños del mundo) por el que flotan los icebergs traídos por los vientos desde Qooroq. Una estatua de Leif Eriksson recuerda sus hazañas en el Nuevo Mundo y abajo, junto a la orilla, se encuentra el albergue que lleva su nombre y que es la gran base de Tierras Polares en esta parte de Groenlandia. También hay una pequeña tienda-supermercado junto al embarcadero.

Qassiarstuk, la base de Tierras Polares en el sur de Groenlandia

Un pueblo idílico que, en mi caso fue amor a primera vista nada más llegar a Groenlandia. Y que todos los veranos se cubre de una intensa alfombra floral.

Qassiarsuk (Sus de Groenlandia)

Un campamento lunar frente a un gran glaciar

Érase un campamento de domos frente a tres de las lenguas glaciares visibles del Qaleraliq. Érase el mítico Campamento Fletanes made in Tierras Polares al que sólo se puede acceder en zodiak y en el que el mejor secreto, además de las vistas, es su completo aislamiento en plena naturaleza. Allí pasamos 3 noches escuchando el estruendo de los seracs o grandes bloques de hielo despeñándose en el glaciar Qaleraliq, practicando senderismo (con y sin crampones) y sintiéndonos muñecos en miniatura en un entorno grandilocuente como pocos.

Campamento Fletanes de Tierras Polares en Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

La soledad de este campamento «lunar» la cubríamos sentándonos junto a la estufa, preparando la cena por la noche o, simplemente, sentándonos en la montaña que tiene atrás, junto a la cascada, para admirar las panorámicas estupendas en 360 grados. Cuando nos íbamos a dormir eran los caribúes, zorros y liebres árticas quienes se adueñaban del campamento. Todo en un verano sin noche cerrada en la que siempre se atisbaban los colores del sol sobre las nubes.

Campamento Fletanes en Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

La del Campamento Fletanes la considero una etapa imprescindible en este viaje al sur de Groenlandia. Porque quizás allí fue donde sentí por primera vez la inmensidad del que más que un territorio es un planeta polar.

Sele en el Campamento Fletanes - Tierras Polares de Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

Trekking con crampones en el hielo de Qaleraliq

Una de las actividades estrella estando en el Campamento Fletanes fue probar a caminar por el hielo de un glaciar, concretamente el Qaleraliq, tras aproximarnos con la zodiak a un frente despejado. El retroceso glacial ese evidente en esta zona, aunque sigue permitiendo unas vistas magníficas de este gran río de hielo que se deja caer en las tres grandes lenguas visibles desde el campamento.

Pared glaciar de Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

Caminar con crampones, es decir, utilizando calzado con una suela cubierta de pinchos metálicos que permite aferrarse bien al terreno helado sin escurrirse, resultó para mi una de las actividades en plena naturaleza más divertidas del viaje a Groenlandia. Este tipo de trekkings no se deben hacer a la ligera, ni mucho menos, y conviene ir siempre acompañado de guías expertos que tengan un mayor conocimiento de lo que supone transitar en estos lugares. En el camino uno va dejando pasar grandes grietas, improvisados ríos azules y zonas más débiles por las que hay que «andar con cuidado» (nunca mejor dicho).

Equipo de Tierras Polares haciendo trekking en el glaciar Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

Primera experiencia al trekking con crampones… satisfactoria. El momento colocar esterillas en el hielo para comer un pic-nic fue realmente memorable. ¡Recomiendo probarlo alguna vez!

Sele caminando con crampones en el glaciar Qaleraliq del sur de Groenlandia

Encuentro con los caribúes

Partiendo del campamento salimos a hacer otro trekking, esta vez no por territorio helado, sino por unos paisajes que recuerdan a las Highlands escocesas para subirnos a una cota más o menos alta y observar cómo se pierde el glaciar Qaleraliq hasta el inlandsis, el gran desierto blanco que cubre buena parte de Groenlandia. De la marcha lo más interesante fue cruzarnos de repente en una gran llanura con un un grupo de unos treinta o cuarenta caribúes (la familia americana del reno europeo y que también vimos en Alaska un par de semanas antes) que nos dedicaron un momento excepcional.

Sele en Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

Junto a las focas son los caribúes las dianas preferidas de los cazadores inuit. El caribú siempre lo aprovecharon para todo. Desde la carne para comer en el iglú al pelaje para hacerse sus gruesas vestimentas, pasando por las astas y los huesos para hacer herramientas, empuñaduras, artesanía, etc. No es demasiado fácil ver a esta especie, y además a tan corta distancia, por lo que hacerlo siempre es una buena noticia.

Caribú en Qaleraliq (Sur de Groenlandia)

Coleccionando icebergs con la zodiak

Los glaciares al avanzar dejan caer grandes masas de hielo que flotan a la deriva en mares, bahías y fiordos. Algunos son tan grandes que pueden tardar meses (e incluso años) en deshacerse. La totalidad de Groenlandia es un museo al aire libre de icebergs y témpanos de hielo surcando sus aguas. Así que durante este viaje al sur de este inmenso territorio ártico hubo tiempo no sólo de admirarlos sino además de coleccionarlos en sus distintas formas en la tarjeta de memoria de la cámara de fotos. Bastaba con surcar casi cualquier fiordo para cruzarnos con estos entes que navegan sin rumbo fijo e incluso verles romperse o dar vueltas sobre sí mismos para seguir flotando con su característico contorno azulado.

Iceberg en el sur de Groenlandia

En el área por el que nos movimos, los icebergs provenían en su mayor parte del Qooroq, también llamado Qorqup Sermia (visibles en Qassiarsuk o Narsarsuaq) o del inmenso (y escondido) Eqalorutsit Kangillit (visibles en Narsaq, Tasiusaq, etc.). De hecho, hoy día, acercarse a las paredes glaciales es imposible, pudiéndose admirar, sobre todo el Qooroq, a distancia. En Qaleraliq también había témpanos de hielo flotando, pero quizás de un menos tamaño que los anteriores.

Iceberg próximo a Narsaq (Sur de Groenlandia)

Hay auténticas obras de arte. Justo a la salida del fiordo Qooroq pudimos presenciar un iceberg con un enorme círculo en la parte alta que recordaba a un rosetón. Una auténtica catedral de lo efímero de estas moles congeladas, y que horas más tarde se vino abajo. Pero es lo que tienen, que se derriten.

Sele delante de un iceberg en el fiordo Qooroq del sur de Groenlandia

Tomar una copa enfriada con cubitos de hielo de miles de años procedente de un iceberg y brindar hacia Su Majestad el Qooroq fue algo más que una declaración de intenciones. ¡Salud!

Equipo Tierras Polares en la Zodiak brindando con hielo del glaciar Qooroq (Groenlandia)

Igaliku, un pueblecito bucólico y encantador junto a un fiordo

Es cierto que no existen grandes ciudades (la mayor es Qaqortoq con 3500 lugareños, seguida de Narsaq con poco más de 2000), ni tan siquiera pueblos grandes, en Groenlandia. De hecho la franción sur tiene una población que sobrepasa por poco los 6.000 habitantes. A veces bajo una denominación en la que uno espera una localidad importante sólo hay espacio para 3 ó 4 granjas, y un buen número de ovejas, cabras y caballos diseminados en el paisaje.

Granja en Igaliku (Sur de Groenlandia)

Hace algún tiempo en Lonely Planet se destacó a la minúscula aldea de Igaliku como el pueblo más bonito de Groenlandia. ¡Ahí es nada! Tras desembarcar en el minúsculo puerto de Itillaq y cubrir la distancia (a pie 45 minutos) con éste no sabría decir si es el más bonito pero sí que se trata una localización inmejorable. Igaliku está rodeado de montañas y llega hasta él un fiordo. Hay esparcidas no más de 40 ó 50 casas de madera, no demasiado grandes. Tan sólo tiene un hotel, así como un albergue, por lo que resulta un lugar ideal para desconectar del mundo por completo.

Igaliku (Sur de Groenlandia)

Además Igaliku tiene un intenso pasado vikingo. Durante varios siglos fue llamada Garðar (se lee Gardar) y fue sede de un obispado independiente con su propia catedral consagrada a San Nicolás. Hoy apenas quedan restos de los cimientos de este edificio y de algún establo de la época. Cabe recordar que en el siglo XV los vikingos abandonaron Groenlandia por una miniglaciación que hizo más difícil sobrevivir en esta tierra así como poder realizar viajes marítimos con Noruega e Islandia. De ese modo los inuits se convirtieron en los únicos pobladores que se quedaron y jamás abandonaron Groenlandia.

Igaliku, uno de los pueblos más bonitos de Groenlandia

Un glaciar a vista de helicóptero

A los glaciares les dicen «ríos de hielo». Algo que se entiende, sobre todo, cuando se contemplan a vista de pájaro. O, en mi caso, a vista de helicóptero. Porque desde Narsarsuaq en un helicóptero que se suele utilizar para trasladar a científicos o medir el retroceso del hielo, tuve la suerte de embarcarme en un vuelo escénico inolvidable sobre la masa helada del glaciar Qooroq (Qorqup) hasta prácticamente atisbar el inlandsis con enormes montañas semienterradas en la nieve durante miles de kilómetros.

Glaciar Qorqup desde un helicóptero (Groenlandia)

Haciendo kayak (y buscando focas) en la bahía de los icebergs

Si tengo que quedarme con una cosa de este viaje a las maravillas del sur de Groenlandia ha sido descubrir el kayak y todo su mundo. Jamás había practicado kayaking y creo que no he podido esperar a escenario más deslumbrante para hacerlo. A tan sólo 7 kilómetros de Qassiarsuk se encuentra Tasiusaq, una bahía semicerrada sobre la que flotan cientos de icebergs, algunos de ellos de gran tamaño. Es un lugar ideal para ponerse a dar remos en el kayak, no sólo por la fastuosidad de la localización sino también porque sus aguas son calmadas y, salvo temporal de viento, es raro que haya demasiado oleaje.

Kakay en Tasiusaq (Sur de Groenlandia)

Viví dos jornadas dedicado al kayak. En compañía del documentalista Manu Hernández y de los guías (mejores imposibles) Álvaro Hurtazo y Raúl Plaza Calvo. Fueron más que pacientes con nosotros, nos ayudaron a avistar focas (y a fotografiarlas, aún más complicado) y a llegar a un punto desde el que otear un panorama interminable de icebergs. Tasiusaq, tanto la bahía como el pequeño hostel (con un salón ideal para charlar junto al fuego y observar auroras boreales por la ventana a partir de mediados de agosto) donde nos hospedamos fue el mejor de los cierres a este viaje.

Sele haciendo kayak en el sur de Groenlandia

Sabías qué

A partir de mediados de agosto (y todo septiembre) Groenlandia se considera UNO DE LOS MEJORES DESTINOS DEL MUNDO PARA VER AURORAS BOREALES. No habéis leído mal…¡en agosto! De hecho todos los años científicos del Observatorio Astronómico de Canarias viajan cada verano al sur de Groenlandia (a las localizaciones mencionadas en este reportaje) para monitorizar, estudiar y filmar auroras boreales. De ahí que Tierras Polares ofrezca salidas a Groenlandia en esta época del año en la que una de las actividades estrella es precisamente la observación de la aurora boreal. Más información en 10 consejos para ver y fotografiar las auroras boreales.

 

Mapa de auroras boreales

Me estoy planteando regresar a Groenlandia para darle más seguido al kayaking. Todo se andará, pero tengo el convencimiento de que nos volveremos a ver. Y será a bordo de un kayak.

Foca en Tasiusaq (Groenlandia)

ASÍ ES UN MINUTO EN EL SUR DE GROENLANDIA

¿Y si veis todo esto que os he contado reducido en tan sólo un minuto? No os perdáis este vídeo en el que participo de la mano de Étnica Produciones (con Manuel Fernández de cámara) en el que bastan sesenta segundos para sumergirnos de nuevo en la insólita Groenlandia.

GROENLANDIA, NATURALEZA Y SILENCIO

Nos hemos acostumbrado cada vez más a mirar a la naturaleza desde la barrera y con cierto desdén, relegando a ésta a pequeñas islas o parcelas de vida salvaje, meros paréntesis de lo que no se considera pura humanidad. Da la sensación de que se tratara de un mundo al que muchos no creen pertenecer. Pero en realidad no existe mayor ignominia que no asumir que somos también animales que formamos parte de un ente vivo y negar que sin ese compendio de ríos, montañas, glaciares y desiertos de color blanco el ser humano no hubiera sido, sería ni será absolutamente nada. Quizás viajar para conocer las maravillas de Groenlandia puede ser la medicina que sirva para curar esa ceguera autoimpuesta y disfrutar de esa bonita locura llamada Planeta Tierra.

Sele en Tasiusaq (Sur de Groenlandia)

AGRADECIMIENTOS

Me gustaría cerrar este reportaje dando las gracias a Ramón Larramendi, a Getse y a todo el equipo de Tierras Polares por el trato recibido y haberme ayudado a conocer las maravillas de Groenlandia que me han aguardado durante todo el viaje. La los guías Francesco, Álvaro, Raúl, Lucía o Gabriel y a la super coordinación de Andrea. A Pablo por portarse fenomenal conmigo y a Rafa por sus deliciosas cenas en Qassiarsuk.

Trekking en la zona de Qassiarsuk (Sur de Groenlandia)

Por supuesto, no podría olvidarme de mis compañeros en el «Campamento Fletanes» Julia (gracias por tus fotos), Orsola, Livia, Simone y padre. Apartado especial en este podio tiene el documentalista Manu Fernández, quien me sufrió todos los días de principio a fin y con quien se avecinan proyectos conjuntos de los que ya os hablaré (o, al menos, eso espero).

Calentando las manos en el Campamento Fletanes (Sur de Groenlandia)

Y a vosotros y vosotras, quienes estáis ahí siempre en este rincón viajero. ¡Gracias! Me queda mucha Groenlandia por contar…

Sele

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