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Palacio Larraín Mancheño | Santiago, Chile

Palacio Larraín Mancheño


En días pasados, y con motivo de la celebración del Día del Patrimonio en Chile, tuve la oportunidad de conocer el interior del Palacio Larraín Mancheño, una hermosa y centenaria construcción que se levanta hacia el sector poniente de la ciudad de Santiago, específicamente en el barrio Brasil.

Palacio Larraín Mancheño

Este señorial edificio comenzó a construirse en 1911 por encargo de Francisco Larraín Alcalde y su esposa Teresa Mancheño al arquitecto chileno Gustavo Mönckeberg, con la intención de albergar a toda la familia bajo un mismo techo. Su construcción finalizó en 1913. Tiene tres pisos, 88 habitaciones y 14 baños, y una gran cúpula que corona una de las esquinas.

El edificio es el recuerdo vivo de una época de esplendor y bonanza que vivió la nación chilena a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando el auge de la minería y la agricultura permitió el surgimiento de una elite que –en su afán de adoptar e imitar las refinadas costumbres de la alta burguesía europea– transformó buena parte del espacio urbano del centro de la ciudad; que hasta ese entonces se había caracterizado por la presencia de antiguas y austeras casonas coloniales.

Y digo que es un recuerdo vivo porque, a diferencia de muchas otras construcciones similares que podemos ver en el casco histórico de la ciudad de Santiago, el Palacio Larraín Mancheño no es solo una fachada antigua cubriendo el exterior de una construcción moderna (como lo es ahora el Palacio Larraín Zañartu), y no ha sido ocupado por algún organismo público, institución cultural, bancaria o universitaria. El Palacio Larraín Mancheño sigue estando habitado, ya no por descendientes de la familia Larraín –quienes lo ocuparon hasta 1965 y aún son los dueños del recinto–, sino por un grupo heterogéneo de residentes a quienes une el deseo (y privilegio) de vivir y apoyar en la conservación de una edificación de carácter patrimonial cuyo interior ha sido poco alterado desde su construcción; si bien posee espacios en donde los rigores del tiempo y la ocurrencia de terremotos han dejado huellas.

Las escalinatas, los pisos de parquet y las mamparas de cristal biselado son originales, así como las baldosas en gres del patio central y las molduras que decoran techos y paredes. El mobiliario y demás objetos decorativos no son los originales del edificio, pero no por ello dejan de ser auténticos.

Desde hace unos años, José Antonio Ilianovich, administrador y gestor del proyecto de conservación del palacio, se ha dedicado a reunir una colección de muebles y objetos de la época para decorar y crear un ambiente cónsono con la realidad de la alta sociedad chilena de entonces, siendo su intención generar una instancia social de esparcimiento que permita generar fondos para su restauración.

Sin embargo, es preciso señalar que el Palacio Larraín Mancheño no es una atracción turística como tal. Es decir, no es un espacio que podamos visitar en cualquier momento –el edificio es poco conocido aún entre los santiaguinos–, más bien es una enorme casa-museo cuyas puertas solo se abren en determinadas ocasiones.

Por ejemplo, una vez al mes –y rememorando el espíritu de las elegantes veladas que tuvieron lugar en estos mismos salones– se organiza una exclusiva cena y tertulia en donde los participantes no solo deben asistir vestidos de etiqueta, sino de acuerdo a la usanza que regía en la alta sociedad de las primeras décadas del siglo XX.

La experiencia resulta altamente gratificante, por no decir mágica; ya que revive un momento de refinado esplendor en una noche que parece estar suspendida en el tiempo.

El Palacio Larraín Mancheño está ubicado en la intersección de las calles Moneda y Cienfuegos (Moneda 1884), Santiago de Chile. Información de tours guiados, cenas y otros eventos: palaciolarrain@gmail.com


Palacio Larraín Mancheño

/ por Jesús Osilia | Promotor turístico y bloguero de viajes.


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