Visitar Noruega en invierno es dejar de ver otros colores que no sean el blanco. Los ríos se convierten en carreteras y los lagos en grandes planicies blancas que si no fuera por los mapas desconoceríamos sus existencia. Aprovechando este entorno realizamos una ruta de raquetas de nieve en Karasjok, la considerada capital administrativa de los Samis. Una pequeña localidad ubicada en lo mas profundo de la región de Finnmark y a muy pocos kilómetros de Finlandia.

Raquetas de nieve en Karasjok (Noruega), la capital de los Samis

Karasjok forma parte de la ruta por la Laponia Noruega que realizamos en 2018. Una ruta circular que recorre los mas bellos parajes de Finnmark y cuyo objetivo principal es realizar actividades al aire libre como las raquetas de nieve. Aun así, antes de practicar dicha actividad lo normal es darse una vueltecita por el pueblo y darnos una idea de lo duro que es la vida a estas latitudes. Claro está, dura para nosotros ya que para ellos es algo habitual.

Que ver en Karasjok, Noruega

Llegamos un día antes a Karasjok, previa visita a una comunidad Sami. Allí nos alojamos en un hotel muy cerca del parlamento Sami. Era por el mes de Abril, el último de la temporada de auroras boreales y dado que esa noche estaba con intervalos nubosos, salimos a probar suerte.

Bastó tomar la carretera que va hacia Lakselv y como a unos 2 kilómetros, una vez apartados de la contaminación lumínica de Karasjok, encontramos una zona perfecta para su observación. El indice KP era bajo para su visibilidad, unos 3,5, pero aun así esperamos hasta dar con ellas.

Al día siguiente fuimos directos al parlamento Sami, de acceso gratuito y donde hay una gran biblioteca. Además está el Museo Nacional de la cultura Sami, la sede de la radio y televisión así como alguna cosilla mas.

Lo curioso es que estaba casi oculto por la nieve, acostumbrado a verlo en fotografías sobre un manto verde. Además con el frío que hacía fuera, no tardamos mucho en entrar y cobijarnos al calorcito de los radiadores mientras nos dábamos una vuelta por la biblioteca.

Mas tarde salí a darme una vuelta por el pueblo, recorriendo varias iglesias y viendo como los ríos, completamente petrificados, servían de carretera para las abundantes motos de nieve.

Raquetas de nieve en Karasjok (Noruega)

Pero vayamos al grano de la cuestión, las raquetas de nieve. Como veis todo el paisaje está cubierto por un grueso manto de nieve, lo que indica que podemos practicar esta actividad desde que salimos del hotel. No obstante, como andar con raquetas de nieve por Karasjok sería un poco raro, tomamos el coche y nos fuimos al norte en busca de un lugar mas idóneo.

La ruta fue relativamente corta, de apenas 3/4 kilómetros. Se parte a 10 kilómetros de Karasjok tomando la carretera hacia Lakselv. El reto era simple, llegar al lago Rávdojávri (cubierto de nieve) y una vez allí hacer una barbacoa improvisada con el pescado que pudiéramos pescar en el congelado lago.

Como era una ruta guiada, todo era muy sencillo. Los guías llevaban todos los accesorios de pesca y comida mediante unos trineos adosados a sus cinturas. Nosotros una simple mochila con lo estrictamente necesario. Aun así, teníamos que soportar unos 10 grados bajo cero, cielo nublado y de vez en cuando nevaba. Ojo, las fotos son del camino de vuelta…

El camino era sencillo, a veces pisado por motos de nieve y en otras ocasiones con nieve virgen, lo que hacia explotar nuestros cuadriceps. Algo que en este tipo de actividades lo sufre principalmente el que va primero. Los demás simplemente siguen la huella del moribundo.

Una vez en el lago Rávdojávri, hicimos varios agujeros en el hielo con un taladro manual. Se tarda alrededor de 5 minutos y son muy efectivos. Luego como en teoría los peces que hay bajo el hielo están muertos de hambre, es armar la caña, poner el gusano y probar. Lo malo de esto es que nunca sabemos si la zona utilizada es la mas óptima, dado que todo está cubierto. En resumen, no pescamos nada tras 1 hora. Además estar quieto tanto tiempo hace que uno se congele muy rápido.

Tras nuestro fracaso, se buscó un sitio cómodo alrededor del lago, se montó un fueguecito y se cocinó lo que trajeron los guías. Algo de carne, plátanos con chocolate y alguna cosilla mas que nos supo deliciosa.

Con la comida terminada, decidimos volver por el mismo camino recorrido previamente, ya con algo mas de sol y unas temperaturas relativamente mas agradables, alrededor de -2 grados. Una vez en la carretera regresamos a Karasjok.