Nos rodea tal cantidad de plástico que diariamente respiramos e ingerimos cientos de partículas en forma de microfragmentos y microfibras. Los microplásticos contienen polímero sólido junto a los aditivos añadidos en su fabricación como policlorobifenilos (PCB), hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), metales pesados, endurecedores como bisfenol A (BPA) y plastificantes como los ftalatos.
Debido a su minúsculo tamaño, los microplásticos son imposibles de eliminar una vez liberados. Se mueven a través del agua y del aire, los bebemos, respiramos y contaminan los alimentos que ingerimos. Se agregan a fertilizantes, productos fitosanitarios, medicamentos, cosméticos, detergentes domésticos e industriales, productos de limpieza y pinturas. El sector cosmético los emplea desde hace 20 años como agente abrasivo. Se incorporan micropartículas plásticas como elemento exfoliante en jabones, geles de ducha y en dentífricos. Se usan como agente suavizante, espesante, estabilizante o para dar brillo. Son tan versátiles que los encontramos en productos de cuidado de la piel, de los ojos, maquillaje, champú, acondicionador, laca, crema corporal, de manos y solar, esmalte de uñas, gel de afeitado y desodorante. El uso de microplásticos en la UE es masivo, se calcula que se utilizan al año unas 145.000 toneladas.
Se estima que ingerimos unas 100.000 partículas microplásticas todos los años. No son biodegradables, y una vez dentro del cuerpo, se van acumulando, principalmente en órganos como pulmones, hígado, bazo y riñones.
A pesar de su acreditada letalidad, el uso de los microplásticos no está prohibido en Europa
Estas sustancias causan daños biológicos que incluyen la toxicidad y el deterioro celular, producen reacciones inflamatorias, afectan al sistema inmune y generan daño al ADN.
Entre los componentes más peligrosos se encuentran los policlorobifenilos (PCB), que generan inmunotoxicidad, debilitan el sistema inmunológico, producen cambios en las hormonas tiroideas y esteroideas, afectan a la función reproductiva y causan cáncer. El bisfenol A es un disruptor endocrino que muestra una estructura molecular semejante a los estrógenos naturales, y, esta característica le permite alterar el sistema endocrino. Produce reducción de la fertilidad en hombres y mujeres.
A pesar de su acreditada letalidad, el uso de los microplásticos no está prohibido en Europa. La UE reconoce que los microplásticos representan un riesgo inaceptable para la salud que justifica en sí mismo su prohibición total. Pero, como en otros casos de tóxicos conocidos, aún no ha tomado decisión alguna.
Autor: Raúl Martínez, Dietista-nutricionista, biólogo
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