Si vas a la zona del delta del Ebro y no piensas parar en Tortosa, o piensas dedicarle poco tiempo… vuelve a pensártelo. Te perderías una de las ciudades con más encanto de Cataluña. Definitivamente, una de nuestras favoritas. Te aseguramos que hay muchísimo que ver en Tortosa. Una pequeña ciudad en la que todo está a mano, que está llena de patrimonio –a veces un poco escondido– y de historia. Una ciudad en la que convivieron las tres culturas –árabe, cristiana y judía–, que prosperó en la Edad Media y que tuvo su época dorada en el siglo XVI. De ahí lo de la “ciudad del Renacimiento” de Cataluña y su Fiesta del Renacimiento. Y una ciudad que sufrió los estragos de la Guerra Civil, pero volvió a levantarse y que en el siglo XXI sigue evolucionando y transformándose… hasta en pleno casco histórico.

Un castillo de origen árabe, casas modernistas, una catedral gótica con toques renacentistas y barrocos, restos romanos, una de las joyas del Renacimiento de Cataluña, un lugar para recordar los horrores de la Guerra Civil…

¿Te hemos convencido? ¿Nos acompañas entonces por nuestros 10 lugares que ver en Tortosa? Al final te espera también un “+1”…

1. El Castillo de la Zuda: el parador y las vistas de Tortosa

Si la pregunta es qué ver en Tortosa… ¿qué tal todo Tortosa? Desde la muralla del Castillo de la Zuda hay una vista panorámica de todo el casco histórico de la ciudad, con la catedral en primer plano y el macizo de Els Ports al fondo. Un buen sitio para empezar tu visita y pasarte un rato haciendo fotos… te tendrán que sacar a rastras de allí.

Una acrópolis romana, una alcazaba árabe levantada en el siglo X por Abderramán III, prisión tras la conquista de Tortosa de Ramón Berenguer IV en el siglo XII, residencia real desde el siglo XIII con Jaime I de Aragón, tribunal de justicia, hoy parador de turismo… No se puede decir que no haya tenido una vida intensa.

Eso sí, no queda mucho de sus orígenes. De la época islámica se conservan el trazado y los basamentos de la murallas, un enorme pozo con sus galerías subterráneas y aljibes y la única necrópolis islámica a cielo abierto de Cataluña. Y de la época medieval, el patio de armas, la nave del polvorín y algunos ventanales góticos. Por cierto, nos contaron que van a rehabilitar los túneles para visitarlos… ¡habrá que volver!

2. El casco histórico con una visita guiada o por tu cuenta

Desde arriba está bien, pero habrá que bajar a esas callejuelas del casco histórico para recorrerlas, ¿no? Un buen punto de inicio, es el Carrer Francesc Gimeno, donde puedes empezar una visita guiada para que te vayan contando la historia y curiosidades de la ciudad.

Si vas por libre, no puedes perderte en los alrededores de la catedral:

• la Plaza de la Cinta, con una de las entradas de la catedral y la Casa Grego, la casa modernista más representativa del arquitecto municipal Pau Monguió i Segura;
• la reproducción de la lápida conmemorativa de la fundación de los astilleros árabes del siglo X;
• el Portal del Romeu, la única puerta interior de la Tortosa medieval que se conserva, con los grandes relieves de San Cristóbal y Santiago –que habría ayudado a penetrar las defensas sarracenas por aquí–;
• el Palacio Episcopal, gótico, con su patio con escalera flotante y su capilla con sus relieves originales: la Virgen con el niño, ángeles, santos, obispos…;
• el Palacio Oliver de Boteller, un antiguo palacio gótico en el que incluso se hospedó Felipe II, que en su origen daba al río y hoy se ha trasladado –fíjate en las marcas de proyectiles de la Guerra Civil, cuando sus lujosos interiores fueron destruidos–;
• el Carrer de la Rosa, uno de los ejes principales del casco histórico, con las fachadas de algunos de los edificios civiles más representativos de la ciudad, como el Palacio Despuig y el Palacio Oriol, ambos góticos –asómate a los patios–;
• el Paseo de las Culturas, una instalación artística que narra la historia de Tortosa por el antiguo Paseo de Ronda del castillo.

3. La Catedral de Tortosa y el video mapping

Si hay un edificio que tienes que visitar en Tortosa es, sin duda, la Catedral de Santa María. Que su fachada barroca inacabada no te engañe. Dentro te espera una de las joyas del gótico catalán. Desde luego, nosotros no nos esperamos esas naves tan esbeltas ni ese claustro. Aunque, eso sí, tampoco falta el barroco en el interior: la capilla de la Cinta es un pequeña iglesia dentro de la iglesia, un minisantuario mariano decorado a tutiplén, con su jaspe rosado de Tortosa y demás mármoles nobles.

Vamos, que tienes que entrar. Además, la entrada incluye el museo de la catedral, con unas 200 piezas entre esculturas, cuadros, tapices, objetos de orfebrería, códices, la sillería del coro del siglo XVI…

Y no te pierdas el nuevo video mapping en la fachada de la catedral que cuenta la historia de Tortosa. Nosotros tuvimos la suerte de verlo justo el día de la inauguración. Lo proyectan los viernes y sábados y en verano –de finales de junio a principios de septiembre– también los jueves, a las 22:00 y 22:30. Por si acaso, infórmate antes en la oficina de turismo.

4. Los Reales Colegios

Si hay un “culpable” de que Tortosa se haya ganado el apelativo de “ciudad del Renacimiento” de Cataluña es el patio del Colegio de Santiago y San Matías. El único patio renacentista de Cataluña y seguramente la obra civil más significativa de este estilo de toda la comunidad. Una auténtica pasada. Nos entretuvimos un buen rato fijándonos en las parejas reales de Aragón, en las representaciones de los vientos, de los apóstoles y profetas, de los evangelistas…

El Colegio de Santiago y San Matías es parte del conjunto de los Reales Colegios, construidos en época renacentista –siglo XVI– para educar a los moriscos. Los otros dos edificios del complejo son el Colegio de San Jorge y de Santo Domingo y la iglesia de Santo Domingo. Del primero, antiguo convento y universidad de la ciudad, solo se conserva la portada exterior renacentista. La segunda, por otra parte, hoy es sede de la exposición permanente sobre la ciudad y la Fiesta del Renacimiento, con joyas como el antiguo portal de la Casa de la Ciudad y su armario-archivo documental del siglo XVI. ¡Algún día tenemos que ir a la Fiesta del Renacimiento de Tortosa!

5. Tortosa Cota 0

Si has estado hace unos años en Tortosa –para JAAC era la segunda vez–, habrás notado una “pequeña” diferencia: las casas que había frente a la catedral se han derribado dejando la fachada de la iglesia visible desde el Ebro. Tras el derribo, también se han hecho excavaciones arqueológicas y, como resultado, bajo la nueva plaza de la catedral, ha nacido un museo. Inaugurado en 2023, Tortosa Cota 0 es un recorrido por 1.500 años de historia de la ciudad catalana.

La Dertosa romana, la Turtuxa visigoda y andalusí y la Tortosa medieval y renacentista tenían su corazón aquí. La catedral está construida sobre el foro romano, una iglesia visigoda y la mezquita mayor musulmana. Te esperan los 55 metros de restos de la muralla romana del siglo V, hebillas visigodas, monedas árabes, cerámicas almohades, reconstrucciones en 3D, audiovisuales… una nueva parada obligatoria en cualquier visita a Tortosa. Hay que recoger la entrada en la oficina de turismo –de momento es gratuita y más adelante seguramente se incluya en la Tortosa Card–.

6. El antiguo matadero y el Museo de Tortosa

El antiguo matadero de Tortosa, también obra de Monguió como la Casa Grego, es otra de las construcciones modernistas más interesantes de la ciudad. Sus pabellones simétricos, su colorido y su decoración con ladrillos, forja y azulejos lo hacen merecedor de estar en esta lista de lugares que ver en Tortosa. Además, junto a él está la oficina de turismo. Y dentro, el Museo de Tortosa, museo histórico y arqueológico de las Terres de l’Ebre. Si tienes algo de tiempo, merece una visita. Y también está incluido en la Tortosa Card.

7. Los Jardínes del Príncipe y la muralla medieval

También hay un museo al aire libre que visitar en Tortosa: el de los Jardines del Príncipe. En los jardines románticos de un antiguo balneario decimonónico se han colocado veintitrés grupos escultóricos del artista contemporáneo Santiago de Santiago sobre el tema “El hombre, su motivación y su destino». Diferentes momentos de la vida, las etapas de las relaciones de pareja, la tragedia de Hiroshima, la conquista del espacio, un gran monolito titulado La lucha de la Humanidad –que nos recordó muchísimo al del parque Vigeland de Oslo–… Otro sitio curioso y también incluido en la Tortosa Card.

Por cierto, desde aquí se puede acceder a un lienzo de la muralla del siglo XIV. De momento es la única de las fortificaciones de la ciudad visitable, más allá del castillo.

8. El refugio antiaéreo

Una parte muy importante de la historia de Tortosa es la Guerra Civil. Durante la Batalla del Ebro, la ciudad fue bombardeada sistemáticamente. Tanto, que se destruyeron dos tercios de su superficie. Entre otras medidas para protegerse de esos ataques los tortosinos construyeron una veintena de refugios antiaéreos. El más grande era el refugio antiaéreo número 4. Un sistema de galerías con pavimento de tierra y revestidas de ladrillos y hormigón, con ventilación y electricidad, que podía acoger hasta cuatrocientas personas.

Hoy está abierto al público y su ambientación sonora nos puso la piel de gallina al pensar en cómo tenía que ser llegar allí para refugiarse de las bombas durante la guerra… Para visitar el refugio antiaéreo, hay que reservar.

9. Las casas modernistas

Más allá de la Casa Grego, hay unas cuantas casas modernistas que ver en Tortosa, aunque sea por fuera. Muchas de ellas, en la zona del refugio. Nosotros pasamos por:

• la Casa Brunet, Josep Maria Vaquer, con su llamativa tribuna y sus balcones de forja;
• la Casa Matheu, de Monguió, con un chaflán también de lo más llamativo;
• la Casa Bau, de Josep Plantada, con su galería de arcos y sus trabajos de forja;
• la Casa Sabaté, también de Josep Maria Vaquer, más bien historicista, con su curiosa decoración neoegipcia;
• la Casa Pinyana, de Monguió, con sus azulejos, sus motivos vegetales y su forja.

10. Las orillas del Ebro y sus puentes

El Ebro es el eje vertebrador de la ciudad. Así que ya sabes, entre los lugares que ver en Tortosa están sus orillas y sus puentes. Junto al Ebro se levantan edificios como el mercado municipal, templo gastronómico –también modernista– de la ciudad, o la iglesia neorrománica del Roser, trasladada al otro lado del Ebro –¡les encanta mover edificios a los tortosinos!–.

También está el Parque Municipal Teodor González, donde se trasladó –¡de nuevo!– la lonja medieval del siglo XIV. Aquí se conservan los gigantes y las cucaferas. ¿Que qué son las cucaferas? Unos animales mitológicos –entre dragones y tortugas– protagonistas de las fiestas de Tortosa.

Volviendo al río Ebro, no puedes perderte las vistas desde el Puente del Estado ni el Puente rojo del Ferrocarril. Ya verás que ferrocarril no hay… La vía del tren ha dejado espacio a la Vía Verde de la Val de Zafán, que empieza aquí y une Tortosa con Alcañiz y la Puebla de Híjar. Ah, cuando estuvimos nosotros, todavía seguía allí el monumento a la Batalla del Ebro…

10+1. El Ebro desde un laúd con Lo Sirgador

Hace un siglo había más de 1.440 laúdes –llauts en catalán– navegando por el Ebro desde Tortosa. Remontaban el río gracias a sus velas, si soplaba el viento, o a los marineros que tiraban de una sirga –una cuerda– desde la orilla. Estos marineros que tiraban del barco siguiendo el camino de sirga eran los sirgadores. De ahí el nombre del único laúd que sigue navegando hoy por el Ebro: Lo Sirgador.

Eso sí, es una réplica, tiene motor y sus pasajeros somos turistas. Pero encanto sigue teniendo mucho. Nosotros dimos con ellos un paseo de una hora y media por el Ebro bordeando la ciudad, pasando bajo sus puentes, llegando hasta la isla de la Xiquina, con sus aves y a la isla de los Toros –aunque no vimos los toros–. Vistas de diez al atardecer, tranquilidad máxima y hasta un pastisset –el dulce típico de Tortosa–, ¿qué más se puede pedir?

Mapa con los lugares que ver en Tortosa

Aquí tienes nuestro clásico mapa, con todos los lugares que visitar en Tortosa.

Dónde dormir: nuestro hotel en Tortosa

Hemos estado dos veces en Tortosa, yo solo una. La primera vez JAAC durmió en el Parador de Tortosa –sí, el que está en el Castillo de la Zuda– y la otra dormimos en el Hotel SB Corona Tortosa. Un poco más lejos del centro, pero con habitaciones muy modernas, un pequeño gimnasio –que usamos para bajar la comida, que se come muy bien por aquí– y cómodo para dejar el coche. Los dos son muy recomendables, y aquí tienes más hoteles en Tortosa si ninguno de ellos te convence.

Dónde comer: un restaurante y una pastelería

Para comer te vamos a recomendar el restaurante Forn de la Canonja, donde estuvimos nosotros. No solo porque su menú de brasa está genial, sino también por el sitio: era el antiguo horno de leña de la catedral, donde los canónigos elaboraban el pan para ellos y para los pobres. De hecho, está pegado a ella.

Tendrás que alejarte un poco del casco histórico para acercarte a Peralta Pastissers, con su solete Repsol y, según leímos, una de las mejores pastelerías de Cataluña. Nosotros, por supuesto, ¡allí que fuimos! Cruasanes, sus bambas, sus palmeras…, ¡estaba todo de vicio!

Ya sabes, apunta Tortosa para tu próximo viaje a Cataluña.