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Eco Turismo: un enfoque multidimensional para ciudades segregadas

Desde hace décadas, la erradicación de la pobreza ha sido el objetivo de los países de América Latina y el Caribe.  Aun así, el 32,1% de su población tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza y el 13,1% por debajo de la línea de indigencia. Medir la pobreza es vital para erradicarla. Por eso, es relevante preguntarse por qué los datos más difundidos sobre pobreza están basados en el nivel de ingresos a pesar de que se reconoce que la pobreza es un concepto multidimensional. La pobreza va más allá de la falta de ingresos, pues una persona puede sufrir múltiples desventajas al mismo tiempo: tener mala salud, estar desnutrido, carecer de agua y saneamiento, electricidad, tener un trabajo precario, etc.

En este artículo presentamos los resultados de un reciente estudio que propone estrategias para medir la pobreza en ciudades segregadas de una forma multidimensional. Explicaremos cómo desde la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID se trabaja para reducir la pobreza y la exclusión social en las ciudades de nuestra región. ¡No te lo pierdas!

Conozcamos los diferentes tipos de pobreza

Las ciudades espacialmente segregadas (aquellas donde los barrios vulnerables y acomodados están separados físicamente) suponen un desafío en términos de la medición de la pobreza. Los residentes de asentamientos informales experimentan diversas privaciones directamente asociadas con la informalidad, entre otras:

  • Servicios públicos de baja calidad,
  • Políticas inadecuadas (son áreas de alta criminalidad),
  • Falta de un domicilio legal (necesaria para acceder a empleos o a servicios financieros),
  • Amenaza de desalojo

Todos estos aspectos no se logran captar de manera adecuada mediante medidas de pobreza tradicionales basadas en el ingreso. Asimismo, dado que la pobreza se define en relación con los estándares sociales, en ciudades con altos niveles de desigualdad puede resultar difícil definir umbrales de privación para lograr identificar a los pobres.

Las personas son multidimensionalmente pobres cuando acumulan privaciones

En una investigación recientemente publicada en Desarrollo y Sociedad se muestra cómo el enfoque de las capacidades de Sen y el método de medición de pobreza multidimensional de Alkire y Foster permiten profundizar la comprensión de la escala, las características y la distribución espacial de la pobreza en ciudades segregadas. La conclusión es que las capacidades proveen una métrica más adecuada que el ingreso para computar la pobreza porque las habilidades para convertir los recursos en oportunidades de bienestar (capacidades) y logros (funcionamientos) varían acorde a factores individuales, sociales, ambientales e institucionales (factores de conversión).

Por ejemplo, los recursos necesarios para permitir que un niño asista a una escuela son mayores si sufre una discapacidad motora. Asimismo, la asistencia escolar puede verse influenciada por la proximidad a escuelas o al transporte público, también por la inseguridad del vecindario. Un enfoque directo de medición de la pobreza basado en capacidades y funcionamientos evita el problema de la medición inadecuada de privaciones cuando existen disparidades territoriales de precios, o bien cuando algunas necesidades son satisfechas mediante bienes y servicios provistos por el estado o la sociedad civil, en lugar de transacciones en el mercado. El método de Alkire y Foster identifica a las personas como multidimensionalmente pobres cuando experimentan una acumulación de privaciones (en dimensiones e indicadores seleccionados) que supera determinado umbral.

Un índice de pobreza multidimensional

Tomando como ejemplo la ciudad de Buenos Aires, el estudio empleó datos de la Encuesta Anual de Hogares para construir un índice de pobreza multidimensional en las dimensiones de salud, hábitat, educación y trabajo. Los resultados muestran que, como es esperable, los barrios informales tienen una mayor incidencia de pobreza multidimensional y una mayor intensidad de privaciones entre los pobres. Asimismo, se muestra cómo las brechas respecto de los vecindarios formales son más pronunciadas que cuando se comparan indicadores de privación por separado. Estos resultados muestran la relevancia que tiene emplear medidas de pobreza multidimensional sobre otros métodos como el tablero de indicadores, para lograr una mejor medición de cómo la ocurrencia simultánea de privaciones (llamada “conglomeración de desventajas”) se distribuye dentro de la ciudad.

Comparación de pobreza por ingresos vs multidimensional:

La comparación entre los resultados del estudio sobre la pobreza multidimensional con la pobreza por ingresos muestra una asociación positiva entre ambas medidas. No obstante, la correlación es más débil y hay una menor superposición en términos de quiénes son identificados como pobres en los asentamientos informales que en el resto de la ciudad. La medición de pobreza por ingresos produce una mayor subestimación de la privación en asentamientos informales que en barrios formales (10% de las personas son pobres multidimensionales “invisibilizados” por el método). Tras ajustar la subrepresentación de la población en asentamientos urbanos de la encuesta de hogares oficial, estos territorios dan cuenta tan solo del 10% de la población de la ciudad, pero cerca del 50% de los multidimensionalmente pobres.

Las medidas de Alkire-Foster pueden ser desagregadas por dimensiones y subgrupos poblacionales, lo que facilita la compresión de la heterogeneidad de la pobreza urbana. Mientras que el trabajo y la salud, ambos asociados fuertemente con la pobreza por ingresos, son las dimensiones con privaciones más frecuentes en la ciudad formal, la vivienda y la salud tienen mayor frecuencia entre los pobres de las villas.

Pasando a la acción: implicaciones para la política pública

La elección de la metodología para la medición de la pobreza y la forma en que se construye la medida tienen importantes implicaciones en términos de políticas públicas. El uso de una medida de pobreza multidimensional en un entorno urbano, junto con la elección adecuada de las dimensiones e indicadores que lo componen, ayudan a identificar determinados tipos de privaciones con baja prevalencia para una ciudad en general, pero alta prevalencia en áreas específicas. En el mencionado estudio, esta metodología permite mostrar que los barrios informales muestran altas tasa de abandono y sobreedad escolar, a diferencia del resto de la ciudad.

En general, el uso de índices de pobreza multidimensionales en las ciudades segregadas pone en evidencia la necesidad de focalizar las políticas de reducción de la pobreza en los asentamientos informales. También muestra que se deben proveer programas antipobreza integrados y de nivel comunitario que proporcionen asistencia social multidimensional a los hogares más críticamente privados. Por este motivo, en la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID trabajamos para superar la pobreza y la exclusión social estructural en las ciudades de ALC mediante políticas y programas de mejoramiento de barrios orientados a mejorar las condiciones de vida en barrios informales. Estos programas tienen como eje la provisión de servicios urbanos de modo integral para aumentar el bienestar de comunidades de bajos ingresos. Estos programas generan beneficios en el corto y en el largo plazo, especialmente cuando se complementan con otros programas que aborden temas como la seguridad ciudadana o la resiliencia ambiental.

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