El final del verano es sinónimo para muchas familias de vuelta al cole. Con ese motivo, dedico un post a lo imprescindible qué ver en una de las ciudades españolas más unidas a la vida de los estudiantes: Salamanca. Más de 50.000 universitarios se forman año tras año en las aulas centenarias de una institución académica de prestigio, la más antigua de España. Entre ellos muchos extranjeros que llegan atraídos no sólo por la tradición, solera y prestigio de “la ciudad del saber”. También por el buen ambiente y la tranquilidad de una urbe monumental que bien merece una visita. Un destino perfecto para una escapada cultural y cercana. 

Llegamos a esta capital castellano leonesa siguiendo el curso del Tormes, río literario por excelencia y en cuyas orillas habitó el astuto Lazarillo. Uno de los personajes mas pícaros y famosos de la literatura española y sin duda uno de los emblemas de Salamanca. Honor que el astuto y humilde Lázaro González comparte con la Plaza Mayor y con la rana. Vamos a ver con detalle qué hay que ver en Salamanca…

Un café en la Plaza Mayor

Empezamos el recorrido por el corazón de Salamanca. Así que ponemos rumbo a la sobrecogedora Plaza Mayor, obra maestra de Alberto Churriguera, con más de 250 años de historia y catalogada por muchos como la más bella de España.

Son muchos los cafés pero sin duda hay uno mítico: el emblemático Café Novelty que presume por ser el más antiguo de la ciudad y está en la lista de los diez cafés más antiguos de España. Activo desde el año 1905, es también famoso por las tertulias intelectuales y políticas que se celebraban en sus mesas.

Entre sus muchos clientes destaca Miguel de Unamuno, otro de los hijos predilectos de la ciudad donde ejerció gran parte de su vida académica, intelectual y política. ¿Has visto la película dedicada a su vida titulada “Mientras dure la Guerra“. Es justo en este café donde arranca el filme dedicado a la vida del escritor. 

La rana de la Universidad de Salamanca

Hay otro ritual obligado para los visitantes, especialmente para los primerizos. Localizar a la famosa rana que posa sobre una calavera y que todo el mundo busca en la plateresca fachada de la Universidad ¡la más antigua de España y una de las más añejas del mundo! Ojo, si nadie te ayuda quizá te lleve un tiempo, pero es divertido. La búsqueda de este curioso batracio es una de las actividades más curiosas,  típicas y tópicas que hay que hacer en un recorrido por Salamanca.

Pero ¡ojo! ya lo advertía Unamuno  “No es malo que vean la rana, sino que no vean más que la rana”.  Hazle caso al que fue rector de este templo de la sabiduría y no te centres en esta, según algunos, marca del cantero (la rana esconde muchas y curiosas interpretaciones sobre su razón de ser). La visita a esta ciudad no ha hecho más que empezar y Salamanca tiene mucho que ofrecer.

VISITA GUIADA POR SALAMANCA
Esta ciudad tiene tanto que ofrecer y esconde tantas curiosidades y leyendas que recomiendo hacer un recorrido con un guía que te cuente todos lo que debes saber. Reserva aquí una visita completa de tres horas de duración y disfruta a tope de lo mejor de Salamanca. 
Si lo prefieres, también puedes hacer un recorrido parecido a bordo de un trenecito turístico. Cómodo y divertido. 
Otra opción también recomendable es moverte en bicicleta por Salamanca, divertida experiencia pedaleando con parada en los monumentos más emblemáticos y visitando rincones un poco más alejados del centro siguiendo el curso del río Tormes. Para deportistas que quieran ver la ciudad desde otra perspectiva.

Dos catedrales y un astronauta

Efectivamente, hay mucho más. Otra de las peculiaridades de esta ciudad es que tiene dos catedrales: la vieja, de origen románico, que data de 1140. Y la nueva, con elementos góticos, renacentistas y barrocos, cuyas obras se iniciaron en  1513.

Hablando de búsquedas curiosas. En la puerta de ramos de la a fachada de la catedral nueva hay un elemento de más extraño. ¡Un astronauta! Pero ojo, este no es tan viejo. Esta curiosa escultura está en este lugar desde el año 1992, cuando el cantero Miguel Romero, encargado de la restauración del templo, incorporó este elemento como guiño de modernidad. A ver si lo encuentras…

A su alrededor encontramos otros muchos edificios históricos, añejos y excelentemente conservados que bien merecen una parada, por ejemplo la casa de las Conchas (construida en años de los Reyes Católicos con más de 300 vieiras en su fachada. Esta decoración es una prueba de que el edificio pertenecía a la Orden del Apóstol Santiago). Si sigues el recorrido fíjate también en la iglesia de la Clerecía.

Casas color miel

Llama la atención además de la monumentalidad arquitectónica, la armonía. Fíjate que gran parte de las fachadas son de casas solariegas y palacios piedra arenisca color miel. Y blasonadas. También verás muchas iglesias, sólo en el casco antiguo hay ya más de veinte.

Basta dar un pequeño paseo para tener claro que estamos ante uno de los conjuntos monumentales mas densos y mejor conservados de Europa.

No dejes de pasear también por el el Puente Romano por donde le gustaba pasear a Unamuno como se ve en distintas escenas de la película “Mientras dure la Guerra”.

Pero lo mejor de Salamanca no es su sólo su riqueza patrimonial. Lo que más conquista es que todo este gran museo al aire libre está muy vivo.

Para comprobarlo, basta sentarse en la a todas horas bulliciosa Plaza Mayor, siempre llena de gente, y ¡ojo! no son todos turistas. Los locales también disfrutan de su preciado tesoro.

La vida universitaria en Salamanca

Bajo estos arcos conviven el arte centenario de estilo barroco con la vitalidad y modernidad de los estudiantes que suelen quedar por esta para tomar un vino y charlar animadamente.

Cuando digo estudiantes me refiero a miles de jóvenes. A más de ¡cincuenta mil universitarios! que viven aquí de septiembre a junio, entre ellos muchos extranjeros que llegan a Salamanca atraídos no sólo por la tradición, solera y prestigio de una institución académica centenaria antes conocida como “la ciudad del saber”.

Si charlas con los estudiantes, tarea sencilla, pronto de explican que han elegido Salamanca pues es muy buen lugar para vivir.  Una tranquila urbe de provincias pero cosmopolita a la vez, elegante, armónica en lo estético, vital.

Buen ejemplo de cómo debe ser una ciudad Patrimonio de la Humanidad, (así catalogada por la Unesco) de las de verdad. Salamanca es un modelo a imitar. Y además ¡peatonal! Todo el centro histórico puede recorrerse a pie. Un lujo.

Salamanca literaria

También influye el buen español que dicen hablan los salmantinos. Y muy importante, la buena fama de una ciudad literaria. Basta fijarse en los nombres de las calles para entender la importancia que aquí tienen las letras. Desde el mencionado Unamuno (nacido en Bilbao pero afincado en Salamanca) hasta Emilio Alarcos nació aquí (aunque ejerció su carrera en la Universidad de Oviedo donde tuvo su cátedra). Fíjate, casi todas llevan nombres  de escritores o de santos.

Por supuesto, no dejes de saludar a Fray Luis de León. Escritor y religioso que fue profesor en la Universidad y quien acuñó aquella frase famosa de “decíamos ayer” expresada al regresar a las aulas tras pasar cinco años en la cárcel. Tampoco nació en Salamanca Gonzalo Torrente Ballester pero también pasó muchos años en la ciudad y ha dejado su huella.

Qué comer en Salamanca

Tras ese primer vino en la Plaza Mayor, toca parar en una taberna cualquiera de las de la Rúa Mayor, una de las arterias más transitadas y tomar algo acompañado de una abundante ración de jamón ibérico de Guijuelo. Sí. Salamanca se ubica en un área geográfica famosa por la cría del cerdo ibérico, sin duda el producto mas sobresaliente de la gastronomía de la zona.

Dónde dormir en Salamanca

Cuando llega el atardecer, el mejor lugar que se me ocurre desde donde contemplar cómo el sol se oculta y el cielo juega con los tonos azules y rojizos es el Parador, estratégicamente situado en el único alto que hay a las afueras de Salamanca.

Alojamiento recomendado si piensas dormir en Salamanca no tanto por su valor artístico (es de los pocos establecimientos de la cadena que no se aloja en un edificio histórico) sino por su ubicación. Despertarse con una panorámica de la catedral justo en frente es una maravilla. Saludar y despedir la jornada desde este mirador es otra de las experiencias imprescindibles de la ciudad.

También puedes acercarte al Parador para cenar y ver desde su terraza ese atardecer de ensueño con el cielo rojo tras la catedral con un vino tinto y una ración de jamón ibérico curado para amenizar el espectáculo.

¿Alguna propuesta más que debamos tener en cuenta a nuestro paso por la bella Salamanca?