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Visitando el Volcán Tajogaite en La Palma

Hace algo más de dos años, el 19 de septiembre de 2021, me encontraba guiando un viaje en Islandia cuando me sorprendieron las noticias llegadas desde España. Un volcán había cobrado vida en la isla de La Palma y la lava brotaba con fuerza por distintas bocas abiertas en una fisura. Era el volcán de Cumbre Vieja, al que finalmente se llamó Tajogaite.

Era el primero de los 85 días en los que la lava emanó, incontrolable, de la tierra. Esa magnífica fuerza de la naturaleza trajo consigo el desastre social que todos conocemos. Miles de personas desplazadas; viviendas, colegios, comercios, campos y carreteras arrasadas; y una cicatriz emocional que aún perdura en todos los afectados. También fue una época en la que la solidaridad afloró en los corazones de los españoles.

Muchos voluntarios se desplazaron a la Isla Bonita para ayudar en lo que fuera posible y las aportaciones no cesaron de llegar. Todos sentíamos cómo se nos encogía el corazón cuando contemplábamos las imágenes de la desesperación de la gente, impotentes al ver que no podían hacer nada para detener esas lenguas de fuego que, lenta, pero inexorablemente, se llevaban todo aquello por lo que habían luchado y trabajado. Dos años más tarde, visité la zona cero del volcán Tajogaite. Fue como parte de mi primer viaje a una isla que me atrapó para siempre.

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Cómo llegar al volcán Tajogaite

colada de lava y cráter en La Palma

Volcán Tajogaite. Foto © David Escribano

La fisura que se abrió en la tierra, y que pasó a llamarse volcán Tajogaite (aunque en realidad está compuesto de varios cráteres y pequeñas bocas), se encuentra en la parte occidental de la isla de La Palma.

La mejor manera de llegar a ella desde el aeropuerto, es alquilando un coche y conduciendo los poco más de 26 kilómetros que lo separan del volcán. Eso sí, tiene que gustarte conducir por carreteras con curvas, porque aquí podrás comprobar que La Palma está repleta de montañas.

Nosotros tuvimos la suerte de contar con un magnífico guía, Romeo, que nos condujo hasta el lugar.

Romeo era un tipo joven, de 23 años, muy despierto, sociable y que, a pesar de tener progenitores alemanes y haber nacido en Alemania, se mudó a la isla con 2 años y la conocía como la palma de su mano. Tras haber trabajado como guía una década, tengo cierto ojo clínico para saber si estoy en manos de un buen profesional cuando me toca estar del otro lado. Tardé poco más de 5 minutos en darme cuenta de que con Romeo íbamos a tener un gran viaje.

Él fue quien nos avisó que para pasar de la parte oriental a la occidental de la isla, teníamos que atravesar un túnel al que la gente local apodaba el «túnel del tiempo«. Me reía cuando me decía que, a pesar de tener poco más de 1 km de largo, el clima podía ser completamente diferente a cada lado del túnel. No le creí.

Dónde alojarse en La Palma

Si buscas dónde dormir en la isla de La Palma, te recomiendo el hotel en el que nos quedamos nosotros: el H10 Taburiente Playa. Se trata de un hotel de 4 estrellas que se encuentra junto a una playa de arena negra y zona de bares y comercios. El personal es muy amable y profesional y cuenta con piscinas exteriores y un restaurante, además de animación y sala de juegos. Si prefieres mirar otras opciones, aquí tienes muchas alternativas de alojamiento en La Palma:

Cuando llegamos a él, tuve que tragarme mi incredulidad. Mientras ascendíamos las curvas de la parte oriental, miraba por la ventanilla y solo veía grises nubes que descargaban una ligera llovizna sobre nosotros. Llegamos al túnel y lo cruzamos. Menos de un minuto más tarde, emergimos sobre una carretera completamente seca. El sol nos cegaba y los colores de los campos, el cielo y la tierra volcánica brillaban con intensidad. Cosa de magia.

La impresión de la zona cero del volcán Tajogaite

cartel prohibido el paso volcán

Foto © David Escribano

Aún tuvimos que conducir durante unos 15 minutos más para acercarnos a la colada principal del volcán Tajogaite.

Cuando llegamos a ella, nos encontramos con una pequeña cabaña de madera, en la que se encontraba un guarda, y una valla metálica que tenía adherida varios carteles de «prohibido el paso«. Nos bajamos de la furgoneta y enfilamos un camino asfaltado que descendía en dirección al mar, aún lejano en el horizonte. Aunque ya no estaba todo vallado – se podía saltar sobre un muro y acceder a la colada fácilmente -, los carteles que alertaban sobre la prohibición traspasar esos límites seguían aquí y allá.

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Sin embargo, no todos se los tomaban en serio, pues vimos a tres chavales extranjeros caminando por los restos magmáticos solidificados y tomándose selfis sin parar. Hay gente para todo. Ya sabéis.

Para llegar a La Palma, la mejor opción es volar con Iberia Express desde Madrid, ya que la aerolínea low cost española posee 10 frecuencias semanales. Así lo hice y pude disfrutar de un gran entretenimiento a bordo gratuito, asientos cómodos y un trato exquisito por parte del personal, tanto de tierra como el que nos atendió en el avión. Además, la puntualidad fue total (¡Tanto a la ida como al regresar llegamos antes de hora!).

Nosotros nos limitamos a tomar algunas fotos y, tras las explicaciones de Romeo, guardamos un silencio sepulcral mientras admirábamos la imponente estampa natural. Mi mente vagó por aquel lugar, intentando imaginar la apariencia que habría tenido durante esos casi 3 meses de incesantes erupciones.

colada volcán Tajogaite vista desde la distancia

Vista panorámica de la colada desde uno de los cráteres al mar. Foto © David Escribano

Tenía cierta base para reproducir esas imágenes mentales, pues en 2022 tuve la inmensa fortuna de contemplar un volcán activo de cerca. Fue en Islandia, y debo reconocer que esa experiencia está, desde entonces, en el top 3 de experiencias viajeras en mi vida. Sin embargo, existía una diferencia muy importante entre la erupción islandesa y la de La Palma: en Islandia ocurrió en una zona totalmente deshabitada y no hubo que lamentar ninguna pérdida material (ni personal).

El muro de magma, con ese color entre gris oscuro y negro, se levantaba varios metros en las partes más altas. Una auténtica mole volcánica que se veía descender, a lo lejos, entre las pequeñas montañas del Parque Natural de Cumbre Vieja, como si fuera un río de otro tiempo muy lejano.

Alrededor de ella, algunos árboles y arbustos habían sobrevivido, milagrosamente, a la destrucción y daban ese contrapunto de color a una tierra, que por lo demás, bien podría ser parte del Mordor de Tolkien.

Un gran cráter se abría a lo lejos, en las alturas. Los colores allí eran más variados, con esos depósitos sulfúricos que suelen quedar tras las erupciones y que tiñen de colores ocres, amarillos y anaranjados los alrededores de las bocas volcánicas. No hacía falta usar prismáticos para apreciar el vapor que aún emanaba de algunas secciones de esa ladera. Y es que, el hecho de que la erupción cesara no quiere decir que la actividad en el subsuelo lo haya hecho. Esa es la razón por la que no se permite la entrada a la colada.

También se controlan las emanaciones de gases tóxicos – y hacia dónde fluyen, según la fuerza y dirección del viento – para dar luz verde – o no – a las excursiones guiadas al volcán Tajogaite.

Desolación y reconstrucción

Volcán Tajogaite La Palma

Foto © David Escribano

Tras 85 días de erupción, el volcán Tajogaite quedó en silencio. Era el momento de cuantificar daños y comenzar a pensar en la reconstrucción.

Un hombre perdió la vida, por inhalación de gases, al salir un día – aún con la erupción activa – como parte de una cuadrilla que se encargaba de limpiar la ceniza de los tejados y alimentar animales.

Más de 73 km de carreteras fueron engullidas por la lava. Casi 3.000 edificaciones – entre las que se hallaban casas de particulares, iglesias, colegios, centros de salud y comercios – y un total de 1.219 hectáreas y 300 explotaciones agrícolas quedaron arrasadas. Los municipios de Todoque (donde se encontraba la famosa iglesia de Pío X), La Laguna y Las Manchas fueron los más afectados.

Además, al llegar la lava al mar, se solidificó y la superficie de La Palma aumentó en cerca de 48 hectáreas.

Un desastre natural en toda regla que, como pudimos ver, sigue en reparación.

Volcán Tajogaite La Palma

Foto © David Escribano

Algunas nuevas rotondas presentaban, como esculturas centrales, brazos de grúas y otras máquinas que ayudaron desde el primer momento. Ya sobre el terreno, vimos un sinfín de maquinaria que sigue siendo utilizada para reconstruir todo.

Algunas casas, totalmente rodeadas por la colada, parecen haberse salvado, pero nos cuenta Romeo que su interior es todo magma solidificado.

Los palmeros hablan del volcán como algo que aún está ahí. Son gentes amables, hospitalarias y risueñas, pero sus facciones se ensombrecen levemente, durante unos segundos, mientras recuerdan. Sin embargo, su sempiterna sonrisa no tarda en aflorar a sus rostros cuando piensan en el futuro. Saldrán de ésta. Siempre salen adelante.

TFW

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