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Ecofeminismo: sororidad, libertad e igualdad contra la explotación de la tierra

A lo largo de la historia, y a las diferentes culturas y civilizaciones, las mujeres se han encargado de realizar las tareas reproductivas y curativas. Según Sherry Ortner, la relación de la mujer con la naturaleza y del hombre con la cultura es el inicio de la opresión de la mujer en todo el mundo. Es a partir de esta teoría, que Françoise Eaubonne, teórica del círculo de Simone de Beauvoir, en los años setenta empieza a emplear el concepto de ecofeminismo. Este concepto hace referencia a una corriente de pensamiento, que también es una práctica política y un movimiento social activista, donde se unen dos luchas contestatarias, el feminismo y el ecologismo. La raíz de ambas luchas la encontramos en el sistema patriarcal que oprime los cuerpos de las mujeres y explota la tierra junto con el modelo capitalista. En este artículo se mostrará la evolución del movimiento ecofeminista y la importancia que tiene para construir un mundo más justo y sostenible.

Ecofeminisme

Antes del surgimiento de las teorías ecofeministas, Mary Daly, filósofa feminista, ya advertía de los peligros de la fumigación con DDT, por las devastadoras consecuencias que tenía sobre los animales salvajes y las personas. El cáncer de mama que sufrió la situó como víctima de un sistema que estaba destruyendo la tierra y envenenando los cuerpos. Sus reivindicaciones no fueron bienvenidas, y provocaron que muchas empresas del sector químico que proveían a la agricultura industrial intentaran sacarle credibilidad. Aun así, siempre será recordada por desvelar la vulnerabilidad humana ante la destrucción del ecosistema.

En 1974, Eaubonne publica un artículo donde establece un vínculo entre los derechos sexuales de la mujer y los límites biofísicos del planeta, la sobrepoblación y la sociedad consumista. Basándose en la insostenibilidad del crecimiento indefinido y relacionándolo con las demandas feministas de la época, propone una solución a la sobrepoblación, la libertad de las mujeres para escoger si quieren ser madres y la importancia del control sobre el propio cuerpo, como símbolo y como territorio de denuncia. Eaubonne plantea unos ideales feministas de sororidad (la red de mujeres), libertad e igualdad, dentro de un marco ecologista, que lucha contra la explotación de la tierra.

Para avanzar hacia un mundo más sostenible es necesaria una visión intercultural y la experiencia de las mujeres

Una cuestión clave en la visión ecofeminista es el efecto que causa la toxicidad ambiental en las mujeres y su salud reproductiva, y en los niños, puesto que todavía no se ha desarrollado su sistema inmunológico. El ecofeminismo ha denunciado en numerosas ocasiones el alto número de niños con malformaciones de nacimiento o enfermedades graves como la leucemia, en zonas agrícolas fumigadas. Estudios clínicos han demostrado que el cuerpo de las mujeres funciona como un bio-acumulador químico de toxinas, debido a sus ciclos hormonales y a la mayor proporción de grasa respeto el cuerpo de los hombres. En los últimos años, ha habido un incremento de los cánceres de mama y de útero, coincidiendo con la proliferación ambiental de xenoestrógenos, compuestos químicos presentes a los pesticidas organoclorados, plásticos, conservantes de cosméticos, etc. Los grupos ecofeministas han intentado dar voz a las consecuencias de la contaminación ambiental para las mujeres, con una mirada interseccional, de clase y raza, puesto que las más afectadas suelen ser campesinas sin recursos, inmigrantes o trabajadoras de industrias contaminantes.

La relación de los ecosistemas y el desarrollo exponencial propio de nuestra civilización también es un tema recurrente de debate. La Revolución Verde en la India impuso un monocultivo intensivo que provocó la desertización y el desequilibrio de los ecosistemas locales, destruyendo la biodiversidad y la diversidad cultural. Esta catástrofe se hubiera podido evitar escuchando los conocimientos sobre plantas de las campesinas que durante años habían vivido en rodeadas de aquel ecosistema. Para avanzar hacia un mundo más sostenible es necesaria una visión intercultural y la experiencia de las mujeres. En la obra Madre sal, de Lucía Loren, se puede contemplar la importancia de mantener los procesos de los ecosistemas desde una óptica ecofeminista. Utilizando el cuerpo como símbolo, Loren talla, en rocas de sal, en medio del paisaje, unos pechos de mujer para alimentar el ganado. El proceso cíclico del ecosistema se cierra cuando los animales digieren los minerales que aportan las rocas y los devuelven en la tierra en forma de materia orgánica.

Es importante abordar el movimiento ecologista desde una óptica feminista. Solo con una aproximación coherente e integral a los problemas actuales se pueden conseguir resultados sostenibles a nivel social y ambiental. Los conocimientos de las mujeres sobre la tierra son necesarios por la construcción de un mundo más justo y en armonía con la naturaleza, y salir de la vorágine de crecimiento ilimitado del modelo económico actual es imprescindible para abordar los retos futuros.

Autora: Marina Ponsa Alcubierre, Estudiante del grado “Estudios Culturales de Género” de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Fuentes:

  • PULEO, A. (2017). Perspectivas ecofeministas de la ciencia y el conocimiento La crítica al sesgo andro-antropocéntrico. Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 6. pp. 41-54.
  • SOTO, S. (2019). Ecofeminismos en la práctica artística. El cuerpo como símbolo y territorio de acción. Aniav. Revista de Investigación en artes visuales, nº5. pp. 96-114.

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Bio Eco Actual Marzo 2023








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