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el pueblo de las 3 maravillas

Nunca nos cansaremos de decir algo que a todo el mundo le sorprende: Italia es una gran desconocida. Sí, uno de los países más visitados del mundo es, al mismo tiempo, un gran desconocido. Porque, aunque Venecia, Roma o Florencia estén siempre a reventar de turistas, muchas regiones apenas reciben visitantes internacionales –e italianos–. Cuando hablamos de los lugares que visitar en Abruzzo, dejamos claro que Los Abruzos no se lo merecían, pero están entre esas regiones. Visitamos Atri, esta pequeña ciudad, casi pueblo, de los Abruzos sin cruzarnos apenas con turistas. Si estuviera en la Toscana, otro gallo cantaría… Porque allí un pueblo en lo alto de las colinas, rodeado por esos paisajes y tan lleno de historia y patrimonio no pasaría desapercibido. Pero, ni tan mal, así tienes un plus de tranquilidad.

Que Ver en Atri Grutas Salto
Saltando en la grutas de Atri

Si te preguntas qué hay que ver en Atri como para que merezca la pena llegar hasta allí, sigue leyendo. Entre otros muchos sitios, hay tres lugares que no nos hemos cortado en calificar como “maravillas”. Ya verás que no hemos exagerado.

¿Nos acompañas por Atri? También te hablaremos de Cervantes…

Las tres maravillas de Atri

Ya hemos dicho que hay unos cuantos sitios que visitar en Atri, pero hay tres que son realmente especiales. Aquí están nuestras “tres maravillas”.

¿Sabías que…?


Dos de estas tres maravillas tienen conexión con el pasado romano de Atri, la antigua Hatria, luego Hadria. Puede que el Mar Adriático tome el nombre de ella. Y parece que la familia del emperador Adriano, luego “emigrada” a Hispania, tuvo sus orígenes aquí, como probaría su nombre y los beneficios que le concedió a la ciudad.

La Catedral de Atri

Empezamos por la maravilla más “clásica”. No te sorprenderá si te decimos que una de las visitas imprescindibles de Atri es su iglesia más importante. Eso sí, puede que te sorprenda que en un pueblo que no llega a los 10.000 habitantes haya una catedral. Y una señora catedral. Bueno, concatedral: la Basílica Concatedral de Santa María de la Asunción.

Que Ver en Atri Concatedral Frescos
Detalles en cada columna

El exterior románico es bastante austero, más allá de sus portales –uno es la Puerta Santa– y de la cúspide de mayólicas de colores añadida al campanario a principios del siglo XVI. Pero el interior tiene “efecto wow”. Por dos razones principalmente. La primera, sus frescos: la catedral de Atri es la única de los Abruzos que ha conservado sus ciclos de frescos, de los siglos XIV y XV. Entre los más antiguos, seguro que te llama la atención la escena de los tres vivos y los tres muertos. Dos de los muertos les dicen a los vivos “Vosotros seréis lo que somos ahora”. No decimos más… Y los del presbiterio, del siglo XV, se conocen como la “Capilla Sixtina de Atri”. Vale, los conocen así solo los de turismo de Atri –o eso nos parece–, pero son impresionantes y están muy bien restaurados.

Que Visitar en Atri Concatedral Frescos Presbiterio
Los frescos del presbiterio

La segunda razón de ese “efecto wow” es algo bastante menos común. Porque encontrarse con un mosaico romano en una catedral no pasa todos los días. Resulta que la catedral de Atri está construida sobre unas termas y una cisterna romanas, de hecho sus cimientos se apoyan en ellas. Las termas, abandonadas, fueron utilizadas por los primeros cristianos como fuente bautismal. De ahí que estén en el centro de la iglesia, en la zona del altar, y que se hayan conservado sus mosaicos, con peces y delfines.

Las grutas de Atri

Seguimos con los romanos en la segunda maravilla de Atri. La que más locos nos dejó.

Antes de hablar de ella, una pequeña introducción. Atri tiene un sistema hídrico subterráneo arqueológico impresionante, en parte romano, en parte anterior. La decena de fuentes históricas que hay en superficie, muchas sin funcionar hoy, son solo la punta del iceberg. Una red de canales y cisternas subterráneas captaba, almacenaba y distribuía el agua por la ciudad. Introducción hecha.

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Las escaleras de acceso a las grutas

Ahora, nos vamos a unas “grutas”, que así las llamaron en época moderna. Se encuentran fuera del casco histórico de la ciudad, correspondiendo con unos vacíos naturales en la roca. Parece que en época prerromana se utilizaron como viviendas, pero los romanos las convirtieron en grandes cisternas. El agua podía ser utilizada para la producción de lino, para la irrigación de los campos, simplemente como reserva o a lo mejor podía haber un gran templo de las ninfas. No está claro.

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Las grutas en el interior de la ladera

Lo que está claro es que estas “grutas” están siempre abiertas. Durante años estuvieron abandonadas y, según nos contaron, bastante sucias, pero ahora se han rehabilitado y nos sorprendió lo limpias que estaban, considerando que no están vigiladas y la entrada es libre. Se baja por una escalera y se llega a una gran sala excavada en la roca que lleva a túneles cada vez más bajos y más oscuros… Un lugar único que pudimos disfrutar en soledad y que podría dar para película de Indiana Jones o de terror, según la hora del día.

¿Sabías que…?


La leyenda dice que las grutas, teniendo cinco entradas y cinco salidas, serían en realidad las marcas de las manos de Santa Reparata, la patrona de Atri. Durante un terrible terremoto, sujetó la ciudad entre sus manos para que no colapsara.

Los Calanchi de Atri

Última pero no menos importante, la gran maravilla natural de Atri. Hablamos de sus calanchi. Estas formaciones geológicas son muy parecidas a las cárcavas de Castilla-La Mancha. De hecho, se trata del mismo fenómeno geomorfológico provocado por los mismos “ingredientes”: terreno arcilloso seco más efecto erosivo del agua de temporales. Así se forman esas “crestas” tan bonitas. Vamos, en la web de turismo de Atri lo llaman “el Gran Cañón de Atri” viniéndose, una vez más, un poco arriba –y tampoco es que el paisaje se parezca mucho–, pero no necesitan ser comparadas con nada.

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Los sorprendentes calanchi de Atri

El parque de los Calanchi di AtriRiserva Naturale Regionale Oasi WWF Calanchi di Atri cubre un terreno de 600 hectáreas de las que la mitad son cárcavas y la otra mitad campos de cultivo de cereales, olivos, hierbas medicinales, viñedos y pastos de ovejas para producción de queso.

¿Sabías que…?


Las ovejas ayudaron a la formación de los calanchi. Aquí llegaban anualmente unas 50.000 ovejas en trashumancia, así que no se plantaban árboles. La falta de vegetación es responsable, junto con el tipo de terreno y las grandes lluvias repentinas, de los derrumbes que forman los calanchi.

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Los calanchi tienen algo especial

Para acceder a los Calanchi di Atri hay que ir al centro de visitantes, que hemos puesto en el mapa. Desde allí, salen dos rutas. La primera es fácil, de dos kilómetros y lineal, llegando hasta la capilla de San Pablo –con su monolito donde, según la leyenda, se martirizó al santo–. La otra es de dificultad media, circular y de 6 kilómetros. Puedes verlas en un panel junto al centro de visitantes o aquí. Nosotros fuimos en verano y, para evitar asarnos, hicimos la corta. La mejor época, según nos comentaron, es mayo, cuando hay también muchas mariposas.

Más lugares que ver en Atri

Más allá de las “tres maravillas”, Atri tiene mucho que ofrecer…

El claustro de la catedral y la cisterna romana

Una de las grandes cisternas de ese complejo sistema hídrico de Atri del que hablamos es la actual cripta de la catedral –ya dijimos que bajo la catedral había unas termas y la cisterna romanas que las alimentaba–. La cripta, con su escultura de Eva con trenzas, se puede ver accediendo al claustro medieval de la catedral –que tiene entrada separada–. En el claustro también hay restos de frescos del siglo XV y una bonita vista de la parte posterior de la catedral y su campanario.

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El claustro de la concatedral de Atri

La Piazza Duomo con el Teatro Comunale

¿Qué sería de un pueblo sin su plaza de la iglesia? Pues eso, la Piazza Duomo es otra parada obligada en Atri. Aquí están la sencilla fachada de la catedral, una tienda de productos típicos donde puedes hacerte con un poco de regaliz local y el Teatro Comunal, inaugurado en 1881. Tiene trescientos asientos, una acústica excelente y lo llaman “la bomboniera”, la bombonera –sí, como el estadio del Boca en Buenos Aires–.

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Interior del Teatro Comunale

¿Sabías que…?


Si te recuerda algo, es porque el exterior del teatro está inspirado, casi una copia en pequeño, en el del Teatro Alla Scala de Milán. El interior, por otro lado, parece imitar el del Teatro San Carlos de Nápoles.

El Corso Adriano y sus iglesias

De la plaza principal nos vamos a la calle principal de Atri: el Corso Adriano. Aquí se alzan otras iglesias muy interesantes.

Junto a la catedral, tan junto que están conectadas, está la iglesia de Santa Reparata, dedicada a la patrona de Atri. En el interior, ese baldaquín seguro que te recuerda algo… sí, al de San Pedro, aunque sea en madera en lugar que en bronce. Y es que lo realizó un alumno de Bernini.

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El baldaquino de Santa Reparata

Muy cerca está la iglesia de San Agustín, desacralizada y convertida en auditorio. En su fachada, de principios del siglo XV, hay un “toque curioso”. En el capitel debajo de la estatua de un santo monje agustino hay, un poco escondido, un caracol. Y es que al Maestro Mateo, autor de la obra, le decían que era lento y le apodaron así.

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El caracol en el capitel de San Agustín

Más adelante, está la iglesia de San Francisco, con su gran escalinata monumental, la más grande de la región de los Abruzos.

El Palacio Ducal de los Duques de Acquaviva

Siguiendo por el Corso Adriano, se llega al punto más alto de la ciudad, donde estuvo el foro romano. Desde entonces, es el centro del poder civil de Atri. Aquí se alza el antiguo Palacio Ducal de los Duques de Acquaviva, hoy sede del ayuntamiento.

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La terraza del Palacio Ducal

Arriba estaba lo “fastuoso”, pero también merece la pena bajar… Por su patio, se accede a los almacenes y a las cisternas del palacio, las más grandes de la ciudad. Una de las habitaciones se descubrió en el año 2000, tiene parte del suelo original y sus paredes estancas de Opus signinum.

Rincón Salta Conmigo


Cerca del Palacio Ducal está el Palacio Sorricchio, desde el que se pueden ver los jardines del Palacio Ducal. Pregunta en la oficina de turismo si puedes visitarlo, en alguna ocasión está abierto. Nosotros tuvimos la suerte de ver cómo se restauraban sus bonitos frescos.

Los restos de la muralla

De la antigua muralla medieval de Atri solo queda en pie una de sus puertas, la Puerta de Santo Domingo, con un pequeño paño. Parte de la fortificación de la ciudad era la Rocca di Capo d’Atri, construida en el siglo XIV sobre un castillo anterior. Hoy quedan solo un gran bastión y un paño de su muralla.

Que Ver en Atri Porta San Domenico
La Porta di San Domenico

El Belvedere Domenico Martella

En la Rocca di Capo d’Atri comienza la Via Circonvallazione Nord que lleva hasta el Belvedere Domenico Martella, el mirador por excelencia de Atri. Desde esta terraza panorámica, decorada con estatuas contemporáneas muy curiosas –¿qué te parecen esas caras que salen de la roca?–, se ven parte de los calanchi que rodean la ciudad y el valle del Vomano que llega hasta el Gran Sasso.

Que Ver en Atri Belvedere Domenico Martella Vistas
Las vistas al valle del Vomano y el Gran Sasso desde el Belvedere Domenico Martella

Las callejuelas del casco histórico y más iglesias

En el casco histórico de Atri lo más bonito son sus callejuelas estrechas que bajan por las colinas sobre las que está construida la ciudad. Una de las más bonitas es el Vico Ridente. Si no pasaran coches –que no entendemos cómo consiguen hacerlo por algunas de esas calles tan estrechas– ya sería la caña. También te cruzarás con unas cuantas iglesias, como la de Santo Domingo, la de San Nicolás de Bari, la del Santo Espíritu… no dudes en entrar en cualquiera de ellas.

Que Ver en Atri Calejuela
Una callejuela de Atri

La antigua hilandería

Otro de los sitios que tienes que visitar en Atri es la Filanda Fioranelli, la antigua hilandería. Se utilizó hasta los años 70 del siglo pasado. Nos dijeron que el dueño la perdió en una apuesta. Algunas de las máquinas, la mayoría inglesas, son del siglo XIX y están en perfecto estado. Además, hay una instalación artística contemporánea muy chula.

Ver en Atri Filanda Fioranelli
La antigua hilandería de Atri, la Filanda Fioranelli

Nosotros accedimos a la hilandería con el tour –que solo puede ser en italiano o inglés– de Atri subterránea, Atri Sotterranea, que incluía también la visita a las cisternas del Palacio Ducal –normalmente cerradas– y a otros sitios que sí están abiertos al público: la catedral, sus cisternas y las grutas.

Mapa con los lugares que ver en Atri

Aquí tienes un mapa con todos los lugares que visitar en Atri, las tres maravillas incluidas.

Dónde comer en Atri

Nosotros estuvimos en una época “mala” para comer en Atri. Era finales de septiembre, justo después del verano, y la mayoría de restaurantes estaban cerrados por vacaciones. Por ejemplo, nos habían recomendado la Hostaria Zedi, donde sirven platos muy típicos locales como las Scrippelle ‘Mbusse –una especie de crepes con parmesano que se comen en caldo de gallina– o el timballo –una especie de lasaña con carne, mozzarella, setas y verduras–. También nos hablaron de la Gastro Bottega Piú Tosto, del restaurante Al Vecchio Frantoio, en las afueras, y del Bacucco d’Oro, en Mutignano, a menos de un cuarto de hora en coche, con su reconocimiento Bib Gourmand –buena relación calidad-precio– de Michelin. Todos cerrados…

Aún así los “planes e, f y g” estuvieron genial y es que creemos que es difícil comer mal por esta zona. Un poco fuera del centro estuvimos en La Locanda dei Sanniti. Comida típica, como los maccheroni alla chitarra con albóndigas, porciones contundentes, buenos precios y servicio muy rápido. ¿Qué más se puede pedir? En el centro comimos en la Campana d’Oro, al lado de la catedral, una pizzeria que también sirve arrosticini, los típicos pinchos morunos de cordero de los Abruzos. Y un local nos llevó a comer al Bar Jolly, que a mediodía sirve unas porciones de marisco riquísimas, enormes y tiradas de precio, además de tablas de quesos y fiambres locales. ¡Qué hambre solo con recordarlo!

Comer Ver en Atri Bar Jolly Marisco
Fuente de marisco del Bar Jolly

Por cierto, Atri es el segundo productor de regaliz en Italia –de aquí es una marca muy conocida en mi país, Tabù–. Los mejores souvenirs de Atri son el regaliz –que puedes comprar en la tienda en la plaza de la catedral– y el Pan Ducale –que encuentras en los supermercados locales–, un bollo con almendras y cidra escarchada. ¡Está riquísimo!

Comer Ver en Atri Postre Pan Ducale
El Pan Ducale también se utiliza en postres y lo encontrarás en los restaurantes de Atri

Dónde dormir en Atri

Nosotros pasamos un par de noches en Atri durmiendo en un apartamento: La finestra sul cortile. El apartamento es bonito, está completamente equipado –¡hasta tiene Netflix– y está en el casco histórico, pero cerca de una zona en la que se puede aparcar. El dueño incluso deja comida para los desayunos. ¡Nos encantó! Si no te convence, puedes buscar otros hoteles en Atri.

Donde Dormir en Atri Finestra sul Cortile Habitacion
La habitación del apartamento La finestra sul cortile de Atri

Atri y Don Quijote

Acabamos con algo que poco tiene que ver con el turismo, pero que no queríamos dejar de mencionar: Atri y Don Quijote. No, Atri no está en La Mancha, es un pueblecito de los Abruzos italianos. No lo busques en El Quijote, porque no sale… Eso sí, hay una conexión entre Cervantes y Atri. Una conexión muy sutil aunque, según alguna teoría italiana al parecer muy poco contrastada –no hemos encontrado casi información y ninguna fuente– sería bastante relevante.

Empecemos por un hecho seguro. Cervantes fue “camarero” –algo así como paje– en Roma de Giulio Acquaviva, hijo de los duques de Atri y futuro cardenal. El mismo Cervantes lo recuerda en la dedicatoria de La Galatea.

Que Ver en Atri Piazza Duomo
La Piazza Duomo

Sigamos con un hecho incierto. Al parecer, Cervantes habría participado en la batalla de Lepanto con las tropas papales también junto a los Acquaviva –cosa que no está del todo clara, según puedes leer aquí–.

Y acabemos con esa teoría sin contrastar que hemos encontrado en la web de turismo de Atri. Giulio Acquaviva, un personaje deseoso de aventuras, algo torpe y poco aferrado a la realidad, habría sido la inspiración del personaje de Don Quijote… Incluso el nombre “Quijote” tendría que ver con el tipo de pantalones que solía llevar. Según otra teoría sería Giovanni Francesco Acquaviva –retratado en los frescos de la catedral– quien inspiró a Cervantes para el personaje de Don Quijote.

Que ningún historiador español mencione estas teorías nos hace pensar que son, por qué no decirlo, una trola. Pero, si vas a Atri y lo escuchas… ¡ya sabes! Vamos, está en la mismísima portada de la web de turismo. Nosotros nos lo “comimos con patatas” cuando estuvimos allí, pero luego investigamos un poco.

Eso sí, si Colón puede ser español a lo mejor Don Quijote es abruzzese.

Que Ver en Atri Panorama
Panorama de Atri

Don Quijote o no, Atri te espera en los Abruzos.

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