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Los mejores monasterios que ver en Ladakh

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Ladakh, la «Tierra de los pasos altos», se explica como un tesoro de paisajes majestuosos y espiritualidad arraigada en el budismo tibetano, religión que penetró en la región hace más de mil años. Rodeada por las altas cumbres del Himalaya y algunos de los techos de la vertiente oriental de la cordillera de Karakorum, esta región del norte de la India constituye el hogar de una suculenta colección de monasterios, conocidos como gompas, auténticos santuarios de tranquilidad, conocimiento y arte. Cada uno de estos monasterios emana una esencia única de la cultura tibetana y la religión budista omnipresente en Ladakh. Sostenidos al filo de vertiginosos emplazamientos, como si arañar el cielo o desafiar las alturas fuera la mejor manera de esparcir rezos y oraciones, permiten explicar la razón de ser del pequeño y genuino Tíbet de la India.

Monasterio de Lamayuru, uno de los mejores monasterios que ver en Ladakh (India)

En el presente escrito, realizaremos juntos a un viaje a través de las palabras y las imágenes hacia algunos de los monasterios más impresionantes que ver en Ladakh. Tesoros arquitectónicos y de fe como Thiksey, majestuosamente ubicado en una colina con vistas al río Indo, o el monasterio de Hemis, donde su festividad anual con bailes de máscaras atrae a multitud de peregrinos desde hace siglos, pasando por muchos otros, incluso menos populares. Y es que cada uno de estos complejos sagrados tiene su propia historia única y un papel vital en la preservación de la cultura y la espiritualidad de Ladakh.

Los monasterios tibetanos, la columna vertebral de Ladakh

En Ladakh, la inmensidad y la fe se fusionan en el «pequeño Tíbet de la India». Es allí donde se alzan con serenidad y gracia los monasterios tibetanos, guardianes milenarios de la religión y la cultura tibetana. En medio de paisajes montañosos, donde las cumbres besan los cielos y los ríos serpentean con un fluir melódico procedentes de densos glaciares, estos gompas se erigen como pilares espirituales. Aquí, el budismo tibetano encuentra su hogar lejos de Lhasa, y sus muros antiguos susurran historias de fe, resistencia y devoción.

Monasterio de Thiksey, uno de los más bonitos que ver en Ladakh

Cada uno de estos monasterios se elevan como un faro espiritual en medio del silencio abrumador de la naturaleza en bruto de la región. Desde los techos dorados hasta las ruedas de oración que giran con la brisa, los monasterios están adornados con símbolos sagrados y coloridos frescos que narran las historias de los Budas, los bodhisattvas y los gurús del pasado. Los monjes que residen en estos santuarios desempeñan un papel vital en la preservación de las antiguas enseñanzas budistas, realizando ceremonias y rituales que conectan a las generaciones pasadas con las futuras, .

El poder de estos monasterios no se limita a lo religioso, ni mucho menos. También actúan como receptores de la cultura tradicional, ya que se encargan de conservar la música, la danza, la arquitectura, el conocimiento y las costumbres únicas del Tíbet. Es por ello que cada año, visitantes de todo el mundo se aventuran en estas tierras remotas que nada tienen que ver con Delhi, Agra y Benarés para contemplar la belleza espiritual y cultural que ofrecen. Sumergiéndose en ocasiones en vibrantes y coloridos festivales, donde las máscaras y las danzas sagradas son capaz de hipnotizar a quienes los observa o, simplemente, siendo testigos de lo que acontece en la sala de asambleas.

Máscara ceremonial dentro de un templo en el monasterio TakTok de Ladakh (India)

Los monasterios tibetanos de Ladakh se pueden explicar, en esencia, como «la columna vertebral» de una región donde el tiempo se desliza como un mantra pronunciado hasta el infinito. En medio de la vastedad de Ladakh, estos edificios armoniosos se encargan de guiar a aquellos que buscan la trascendencia, regalando de impresiones imborrables en los corazones de quienes tienen el privilegio de visitar el corazón más tibetano de la India y ser perfumados por columnas de incienso y velas de mantequilla de yak.

¿Cuáles son los monasterios tibetanos más recomendables que ver en Ladakh durante un viaje?

Ladakh cuenta con cientos de monasterios o gompas. Al igual que sucedía en la Edad Media en Europa, los complejos monásticos eran, a su vez, los grandes poseedores de tierras y recursos agrícolas de esta parte tibetana atravesada por una de las variantes de la ruta de la seda, por lo que bajo su poder fueron naciendo poblaciones enteras. Hoy día se puede afirmar, sin riesgo a equivocarse, que hay que rebuscar el origen de la mayor parte de los municipios ladakhís en estos santuarios de religiosidad. Si bien es cierto que la globalización y los tiempos modernos han reducido las vocaciones y, por tanto, se ha reducido el número de monjes que habitan estos recintos sagrados, el nexo continúa siendo evidente entre estas fortalezas de fe y las localidades adyacentes. Incluso hay gompas tan importantes, que cuentan con sus sub-monasterios o monasterios tributarios a los que pertenecen del raíz, de ahí que la influencia de éstos es máxima en cualquier caso.

Monasterio Namgyal Tsemo en Leh (Ladakh)

Ni que decir tiene que tener la oportunidad de visitar monasterios tibetanos en Ladakh o, al menos, los más importantes por razones históricas, religiosas, culturales y artísticas, se ha convertido en una de las principales razones por las que viajar a esta pequeña y montañosa región de norte de la India. Adentrarse en estos cofres de sacralidad y tradición conlleva buena parte del sabor dulce que proporciona este territorio de paisajes inmensos donde existe la sensación de poder acariciar los cielos más pulcros y azules del planeta. Por fortuna, buena parte de los monasterios habitados permiten el acceso no sólo de peregrinos sino también de turistas, por lo que se goza de la oportunidad de indagar en las distintas dependencias con las que cuenta el gompa, como la sala de asambleas donde se reúnen los sacerdotes para la oración, la biblioteca o las estancias donde se custodian las imágenes, esculturas o las máscaras más sagradas sobre las que se envolverse de Historia.

Monje en el monasterio Hemis de Ladakh

Pero, como para todo en esta vida, hay que elegir. Entonces surge la pregunta compleja. ¿Cuáles son los monasterios más interesantes que podemos visitar en Ladakh durante un viaje de una o dos semanas? De ahí que, tras poder haber podido viajar a la región en 2023 y conocer unos cuantos de estos santuarios, me gustaría proporcionar algunas ideas para que quienes desean conocer los conjuntos monásticos más espectaculares basándome en importancia histórica, espectacularidad arquitectónica y ese elemento que lo convierte en una visita «diferente» para exprimir la singularidad de cada uno de ellos y no caer en la tentación de pronunciar esa frase aberrante y en la que siempre estaré en desacuerdo de «vistos uno, vistos todos». Porque, en realidad, todos cuentan con su propia individualidad y carácter, proporcionando una experiencia peculiar y distinta al visitante. Pero, en ocasiones, hay que contar con algunas pistas previas para saber elegir bien y apreciar después dicha excepcionalidad dentro de ciertas características que sí aglutinan a todos ellos.

Detalle del monasterio Stakna (Ladakh)

¿Me acompañas? Aquí va mi selección:

Monasterio de Thiksey, el Potala de Ladakh

El valle del Indo es prolífico en monasterios. Basta dejar Leh, la capital del Estado, y tomar la carretera nº3 (la famosa Manali Road) dirección este para encontrarse algunos de los mejores conjuntos monásticos de todo Ladakh. Apenas a cuarenta minutos de distancia en coche se llega al monasterio de Thiksey, cuyos edificios apelotonados en una gruesa colina y con unas vistas majestuosas del valle, se cierran en una muralla donde abundan las estupas. Cuando se observa de frente resulta imposible evitar que recuerde fugazmente al Palacio de Potala de Lhasa (Región Autónoma del Tíbet),, ya que sus edificios están construidos en varios niveles hasta ocupar por completo el lado occidental de la colina donde se yergue. Thiksey se asemeja a un palacio en las nubes. Este monasterio fundado en el siglo XV es conocido, entre otras cosas, por poseer por una enorme estatua de Maitreya, el Buda del futuro, con nada menos que quince metros que se guarda en uno de sus pabellones. La escultura dorada no es demasiado antigua, ya que se erigió con motivo de la visita del último Dalai Lama.

Monasterio de Thiksey (Ladakh)

En la parte más alta, que es donde se suele acceder tras subir por una carretera, se puede pasear por los templos, salas de oración, casas de los monjes y otros edificios asociados con la vida monástica como la biblioteca. También se recomienda subir a lo más alto de su tejado desde donde se domina el extraordinario y fértil paisaje del Valle del Indo así como de las las montañas circundantes. Thiksey es un lugar perfecto para contemplar la esencia del budismo tibetano, concretamente la escuela Gelugpa (La de los gorros amarillos y cuyo líder religioso es el Dalai Lama), mientras uno se queda maravillado con las vistas panorámicas. Bien por arriba para hincharse de valle. O justo abajo, colocándose tras enormes estupas encaladas (chorten en tibetano) desde donde, a mi juicio, se obtiene la mejor perspectiva del monasterio.

Interior del monasterio Thiksey (Ladakh)

Shey y Stakna, otros emplazamientos esenciales próximos a Thiksey

La visita al monasterio de Thiskey se suele hacer en una ruta de medio día desde Leh, incluyendo Hemis (que por su grandeza hablaré de él aparte), así como el fuerte de Shey y una parada corta en el monasterio de Stakna. Shey, apenas diez minutos antes de alcanzar Thiskey, se explica como la antigua sede de la que fuera capital del Alto Ladakh hace siglos. Los restos de una fortaleza en la cresta de la montaña son parte de su legado. También queda un templo, aunque cuando subimos lo encontramos en pleno proceso de restauración. Justo detrás, sin ni siquiera tener que subir a esta vieja fortificación, se puede divisar una explanada con colección de chorten (estupas) que se pueden contar por decenas. Muchas de ellas en estado ruinoso y, de las cuales, se cuenta que un antiguo rey de Ladakh obligaba a los reos a levantarlos con sus propias manos en un solo día para expiación de sus pecados.

Chorten en Shey (Ladakh)

De Thiksey hacia adelante, no más de diez minutos en coche dirección Hemis, sorprende el emplazamiento de otro monasterio budista, Stakna. Mucho más pequeño que la mayoría de conjuntos monásticos del área, se apelmaza en una minúscula colina en la otra orilla del río Indo. Si bien por dentro no merece la pena, el mero hecho de divisarlo y fotografiarlo desde el puente de hierro que atraviesa el río, repleto de banderas, justifica esta corta pero agradecida parada.

Monasterio Stakna en Ladakh (India)

Monasterio de Hemis, joya histórica

Una de las joyas de la corona. Ubicado en una profunda garganta al otro lado del río Indo (La ubicación de este Gompa evoca las letras sagradas «HE» en su forma), es considerado como uno de los monasterios más renombrados de Ladakh y punto culminante espiritual y cultural en esta región del Himalaya en el norte de la India. Fundado en el siglo XVII bajo el reinado de Sengge Namgyal, este monasterio, el de mayor tamaño y riqueza en territorio ladakhi, pertenece a la tradición drukpa del budismo tibetano (llevan gorros rojos y planos). Sólo a este centro religioso le corresponden en torno a 200 ramas o monasterios tributarios en los Himalayas, por lo que cuenta con más de un millar de monjes repartidos por toda la región, quienes se encargan de gestionar sus posesiones, así como custodiar escrituras, obras de arte e imágenes de gran valor histórico. Enclavado en un paisaje espectacular y remoto, permite respirar un aire de misticismo, religiosidad y aislamiento capaz de atraer a peregrinos y visitantes de todo el mundo.

Monasterio Hemis en Ladakh

El complejo monástico consta de varias estructuras, incluyendo templos, casas de los monjes y una biblioteca que alberga una rica colección de manuscritos y rollos de oración. Permite visitar la sala de asambleas de los monjes, un antiguo templo de ofrendas o un pabellón donde una figura gigante del Gurú Rinpoche (Padamasambhava) observa a los visitantes con una mirada desafiante. Tras él surge una nueva escalera para divisar Hemis desde los tejados de los templos principales y así admirar el resto de los edificios y elementos que componen el monasterio, así como comprender su accidentado emplazamiento.

Interior del monasterio de Hemis en Ladakh

También el monasterio cuenta con un museo, inaugurado en el año 2007, que exhibe una valiosa colección de artefactos, algunos de los cuales tienen una antigüedad de más de 1.400 años. (No permiten entrar con cámaras dentro).

Pero si por algo es famoso Hemis, es por albergar celebrar uno de los eventos más trascendentales de la región, el Festival de Hemis, capaz de atraer a peregrinos y turistas de todo el mundo.  Durante esta Festival de Hemis, que se celebra entre junio y julio (las varían cada año porque siguen el calendario lunar) en honor al Gurú Rinpoche o Gurú Padamasambhava, el monasterio cobra vida propia. El complejo sagrado se llena de hermosas artesanías locales, y los habitantes se visten con atuendos tradicionales para observar cómo los monjes se colocan antiquísimas máscaras y coloridos ropajes para llevar a cabo diversas danzas que simbolizar el triunfo del bien sobre el mal. Además, cada doce años despliegan un imponente thangka (pintura budista en tela, algo así como un altar religioso en forma de estandarte) para goce de los asistentes.

Monasterio de Lamayuru y esa atmósfera especial

Conocido como el «Monasterio de la Luna,» Lamayuru es uno de los monasterios más antiguos de Ladakh y ocupa un lugar especial en toda ruta que se realice región. Pero, esta vez, para llegar a él, hacen falta en torno a tres horas desde Leh hacia el oeste siguiendo la carretera que se dirige a Srinagar en Cachemira. La ocasión lo merece, pues se sigue al Indo y se llega a ver cómo el río Zanskar se fusiona con él en un prodigioso meandro.

Monasterio de Lamayuru en Ladakh

La historia de Lamayuru se remonta a más de mil años, y su origen está rodeado de leyendas y mitos budistas. Según la tradición, el origen del monasterio se debe al milagro de Mahasiddha Naropa, quien, con su esfuerzo espiritual, drenó todo un lago. Aunque sería Rinchen Zangpo quien lo erigiera después, pues el entonces rey de Ladakh le encargó la construcción de monasterios. Hasta el punto de atribuírsele nada menos que ciento ocho. El monasterio es conocido por su rica herencia cultural y espiritual, albergando antiguos manuscritos, pinturas sagradas y una impresionante estatua de Maitreya, el futuro Buda.

Monasterio Lamayuru en Ladakh (India)

Lamayuru es un destino que merece la pena incluir en cualquier ruta por Ladakh por varias razones. En primer lugar, su ubicación en un paisaje desértico salpicado de cárcavas es simplemente espectacular. Los picos y las formaciones rocosas únicas de alrededor, así como y el entorno tranquilo donde cuelgan literalmente sus edificios, crean un ambiente de total serenidad. Además, el monasterio es un importante centro de enseñanza y práctica budista, con algo más de un centenar de monjes, por lo que asistir a las ceremonias y rituales cuando se celebran, proporciona una experiencia auténtica de la espiritualidad ladakhi.

El monasterio parece, en realidad, una joya incrustada en el paisaje lunar del valle. Un lugar realmente especial para absorber la tranquilidad del entorno. La festividad de Yuru Kabgyat, que se celebra en el Monasterio de Lamayuru, atrae a numerosos viajeros y peregrinos y ofrece una visión fascinante de las tradiciones religiosas de la región de Ladakh.

Monasterio de Alchi, la Capilla Sixtina del arte tibetano en Ladakh

El Monasterio de Alchi es un tesoro de arte y cultura en Ladakh capaz de dejar estupefacto a quien lo visita, pues no tiene parangón. Se encuentra totalmente deshabitado, pues sus monjes fueron trasladados al cercano Likir (también de recomendable visita). Bien escondido, pues para llegar hay que desviarse de la ruta principal, fue fundado a comienzos del primer milenio y se considera un verdadero santuario de arte y espiritualidad que transporta a los visitantes a un mundo de belleza y devoción. Pero lo que en realidad convierte a Alchi en algo especialmente único y diferente a todos y cada uno de los monasterios de la región es su rica colección de frescos y pinturas murales de los siglos XII y XIII que adornan sus paredes, representando un logro artístico asombroso.

Escultura en el monasterio de Alchi (Ladakh)

Los muros de Alchi están adornados con una inagotable variedad de representaciones religiosas, desde imágenes de budas y bodhisattvas hasta dioses, demonios y figuras mitológicas. La destreza artística de los pintores que crearon estas obras maestras, cuyo estilo procede del valle de Cachemira (y varía mucho de otras áreas de Ladakh), proporcionan un continuo Síndrome de Stendhal a quien acude al lugar. Hasta el punto tres de los edificios pintados del monasterio (Dukhang, Sumtseg y templo Manjushri) conformarían una auténtica «capilla Sixtina del arte tibetano», pues cada pincelada y cada miniatura narra una historia diferente sin dejar apenas hueco en las paredes. Quizás su situación remota fue la razón por la cual las pinturas y esculturas sobrevivieran al saqueo de los musulmanes para dejarlas al mundo casi intactas. Una suerte, pues así los mortales podemos disfrutar de esta genialidad capaz de conmover como pocos sitios en Ladakh.

Detalle pictórico en el monasterio de Alchi (Ladakh, India)

Monasterio de Diskit, el oasis espiritual en el Valle de Nubra

Mientras uno explora el árido paisaje del valle de Nubra, con sus onduladas dunas donde los camellos bactrianos siguen meciendo sus dos jorobas como si la ruta de la seda continuara con vida, resulta fácil e incluso emocionante sorprenderse al encontrar el monasterio de Diskit emergiendo en medio de todo aquello. Este recinto sagrado tributario de Thiksey y fundado por Changzem Tserab Zangpo en el siglo XIV (un discípulo del creador de escuela Gelugpa, Tson Kapa), sirve como morada a un centenar monjes. Lugar donde en cada amanecer suenan las shankhas, caparazones de grandes y pulidas caracolas que se utilizan como suntuosas trompetas, para que los visitantes puedan asistir a una de sus ceremonias religiosas en la sala de asambleas y, de ese modo, empaparse de la atmósfera espiritual del sitio. Desde las terrazas del monasterio, se puede disfrutar de vistas panorámicas de las montañas y el desierto circundante, lo que lo convierte en un lugar excepcional para conocer en el prodigioso valle de Nubra, una de las mejores etapas de todo viaje a Ladakh que se precie. Y, si se vuelve posible, conseguir que te abran la sala de tesoros y objetos utilizados en rituales y festivales, incluyendo una estatua que sostiene el brazo de un soldado mongol, aunque aquí está completamente prohibido tomar fotografías. Todos los rostros de guardianes y deidades están tapados con telas, dado que sólo son revelados durante su festival anual (se celebra en el mes de octubre).

Monasterio Diskit (Ladakh)

Frente al monasterio de Diskit hay una estatua de Maitreya de treinta y dos metros de altura, convertido en un icono de valle y desde el cual se pueden tomar las mejores fotografías posibles del conjunto religioso.

Monje en el monasterio Diskit (Ladakh)

Monasterio de TakTok, espiritualidad en soledad

El Monasterio de TakTok, también conocido como «Tak Thog Gompa,» es un tesoro escondido en el remoto rincón de Sakti. Este edificio religioso, que descubrimos por pura casualidad bajando desde el paso de Wari La (5250 m.), es otro de esos rincones para anotar en la lista si se cuenta con tiempo suficiente. Su nombre procede de la lengua ladakhi y quiere decir «roca tejida», pues nació de una cueva y cuelga literalmente de las laderas de una colina rocosa donde una larga tradición oral sostiene que el Gurú Rinpoche se pasó una temporada meditando. Su origen se estima en el siglo VIII después de Cristo  y su legado se vuelve evidente en la estructura e intrincada ubicación, agregando un elemento de aislamiento y misticismo a uno de esos conjuntos monásticos budistas de Ladakh que no entran nunca, o casi nunca, en las rutas habituales por la región.

Monasterio TakTok en Ladakh

La arquitectura de TakTok es única y se adapta a las características naturales del terreno donde fue erigido. Las distintas dependencias del monasterio se integran armoniosamente en la roca, con pasillos y escaleras que serpentean por las laderas escarpadas. El interior del monasterio alberga una serie de salas de oración ricamente decoradas con thangkas y estatuas budistas, algunas con los techos de pura roca. Un manto de calma envuelve la atmósfera en TakTok, pues sus escasos moradores no están acostumbrados a las visitas. Allí los pocos monjes que lo habitan, realizan sus prácticas diarias y ceremonias en un entorno aislado, tranquilo y cargado de autenticidad.

Monasterio TakTok (Ladakh)

Monasterio de Chemrey, una de las mejores panorámicas de Ladakh

Levantado en el siglo XVII, por el Lama Tagsang Raschen, quien fue discípulo de Sengge Namgyal, el rey que desempeñó un papel fundamental en la promoción del budismo en Ladakh,.se yergue majestuosamente en una colina y se presenta como un faro de espiritualidad en medio de un paisaje montañoso impresionante. Con su arquitectura impresionante y su ambiente tranquilo, Chemrey es un destino que encapsula la esencia de Ladakh. Sus exteriores son de los más fotogénicos de toda la región.

Monasterio Chemrey en Ladakh

La historia de Chemrey se entrelaza con las tradiciones budistas de esta parte de la India. No suele recibir apenas visitas, pero conviene saber que su su festival anual llamado «Chemrey Angchok», el cual suele caer en torno al mes de noviembre, presenta riquísimas danzas religiosas con máscaras, por lo que supone una oportunidad muy especial para experimentar (sin turismo) esta valiosa herencia cultural.

Se puede hacer una visita panorámica el día que se visita Hemis o si se desciende por el Wari La Pass. Combinado con TakTok resulta ideal.

Monasterio de Spituk, el refugio de las mil imágenes de Buda

Spituk es conocido como el «monasterio de las mil imágenes» debido a su vasta colección de imágenes de Buda y figuras religiosas. Este monasterio está ubicado en una colina apenas a siete kilómetros al sur de Leh y ofrece unas vistas panorámicas prodigiosas del valle de Indo. Sólo por eso, así como ver aterrizar los aviones encajando su trayectoria entre dos montañas rocosas, merece la pena incluirlo en el itinerario. Además hospeda a un centenar de monjes budistas y suelen dejarse ver como en nuestro caso, saliendo en procesión tocando las trompetas y con sus gorros amarillos luciendo sobre sus cabezas (pues pertenecen a la escuela Gelugpa).

Monasterio Spituk en el Valle del Indo (Ladakh)

Además de su gran belleza arquitectónica, Spituk es famoso por su festividad anual llamada «Gustor», celebrado entre enero y febrero en función del calendario lunar tibetano, donde los religiosos llevan a cabo elaboradas danzas de máscaras.

Monjes gelugpa en el monasterio Spituk (Ladakh)

Monasterio Namgyal Tsemo, el faro de Leh

Coronando con majestuosidad una colina sobre la que se divisa Leh, el monasterio de Namgyal Tsemo se yergue como trono espiritual en el corazón histórico de Ladakh. Desde sus alturas, los visitantes son recompensados con vistas panorámicas que abarcan la belleza infinita de las montañas y el paisaje circundante. Pero su belleza no se limita a lo físico sino a algo más, pues pasear por él sin otro objetivo que dejarse llevar, permite gozar de una atmósfera de serenidad y contemplación que resulta conmovedora.

Monasterio en Ladakh, el pequeño Tíbet de la India

Ideal para acudir a última hora de la tarde. Aunque las mejores fotos del mismo se toman desde la Shanti Stupa, una construcción budista situado en una colina justo en frente, en el distrito de Chanspa, también en Leh, por lo que mi consejo es que si se pasan dos días en la capital de Ladakh, se pueda acudir a ambos lugares para la puesta de sol.

Monasterio Matho, inmersión en el universo budista

Este santuario budista, fundado en el siglo XVI por el Lama Tugpa Dorjay,  a pesar de su cercanía con Thiksey o Stakna (a una hora escasa de Leh), al quedar en la orilla sur del valle del Indo en un desfiladero de la cordillera Zaskar, pasa desapercibido por completo para los visitantes, aunque sus muros azules, granates, rojos y blancos contrasten por completo en la montaña de la que se sostiene en perfecto equilibrio. La arquitectura de Matho Gompa es una maravilla en sí misma, con estructuras que se aferran a las laderas de las colinas como si fueran extensiones naturales del paisaje. Los edificios de colores vibrantes contrastan armoniosamente con el azul profundo del cielo. Las ventanas adornadas y las intrincadas tallas en madera capturan la esencia del arte tibetano, añadiendo aún más misticismo cuando se está dentro de una visita que nadie espera.

Monasterio Matho en Ladakh

El Monasterio de Matho pertenece principalmente a la orden de Saskya y se trata del único representante de la secta Sakyapa del budismo tibetano en Ladakh. Y, aunque es menos visitado debido a su ubicación fuera de la carretera de Leh, se le conoce conocido por el Festival Anual Matho Nagrang que se celebra en el primer mes del calendario tibetano.

Monasterio Matho en Ladakh

Matho Gompa destaca por ser el hogar de dos oráculos, conocidos como Rongtsan, que se cree habitan temporalmente en los cuerpos de dos monjes. Su función principal es predecir la fortuna de las comunidades locales para el próximo año, y estos monjes se consideran vehículos oraculares para los próximos cuatro años. El fascinante proceso de selección se realiza mediante sorteo, donde los monjes escriben sus nombres en papel y uno es elegido al azar. Durante el Festival Matho Nagrang, celebrado los días 14 y 15 del primer mes del calendario tibetano, se lleva a cabo este singular ritual oracular.

Monasterio Matho en Ladakh

Los monjes seleccionados, considerados vehículos oraculares para los próximos cuatro años, tras purificarse con ayuno y meditación, realizan asombrosas hazañas, como cortarse con cuchillos y caminar por los alrededores del monasterio con los ojos vendados sin temor a caer, lo que añade emoción a un festival donde no faltan las danzas de máscaras y la práctica de rituales ancestrales.

Sele en el monasterio Matho (Ladakh)

El monasterio  alberga una colección de thangkas que datan del siglo XIV. Aunque algunas estructuras están en decadencia, destaca una sala de asambleas construida en 2005 con coloridas pinturas y una estatua de Buda Shakyamuni.

Durante nuestra visita coincidimos con una ceremonia en la sala de asambleas precisamente, donde fuimos invitados a estar con ellos para conmemorar el cumpleaños de su líder espiritual. Rezaron, tocaron diversos instrumentos y repartieron pastel, té y galletas para los asistentes. Puedo asegurar que el tiempo que pasamos dentro del monasterio de Matho puede estar entre las mejores experiencias de todo el viaje. ¡Y eso que improvisamos la visita por completo!

Ceremonia budista en el monasterio Matho de Ladakh (India)

Ladakh, tierra de monasterios y montañas

Ladakh, en su esplendor atemporal, se explica, por lo tanto, como todo un santuario donde el eco de los cánticos se mezcla con la brisa de las montañas. Los monasterios, encaramados en las cumbres como guardianes silenciosos, narran la historia de Ladakh en cada piedra y en cada fresco que se desvanece con tiempo. Aunque bastaría un sólo monje para preservar la sabiduría y esencia de una de las regiones de India más apasionantes para contemplar el mundo desde una atalaya donde las oraciones vuela solas desde pequeñas banderas de colores.

Sele

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