He visitado la isla de Mallorca en tres ocasiones, y siempre fuera de su temporada alta. Es decir, nunca en verano. De hecho, si podéis elegir con libertad vuestro período vacacional, os recomendaría seguir mi ejemplo, pues la isla disfruta de buen clima casi todo el año y en primavera y principios de otoño luce hermosa, cálida y prácticamente a tu merced.

En uno de esos viajes otoñales, visité algunos de los rincones más rurales y escondidos de la isla. Así fue como descubrí la sencilla y escénica ruta de Sant Elm a la Torre de Cala en Basset, una pétrea torre vigía que lleva, desde el siglo XVI, custodiando las aguas cercanas al cabo Andritxol.

La ruta es corta, sencilla y apta para todos los públicos, convirtiéndose en una de las mejores excursiones de un día en la isla de Mallorca.

Cómo llegar a Sant Elm en Mallorca

La pequeña población costera de Sant Elm (o San Telmo, en castellano) se encuentra en el extremo oeste de la isla de Mallorca.

Si vas a volar a Palma de Mallorca y establecer tu base en la capital de la isla, podrás llegar a la población de Sant Elm tomando el autobús público 101 que parte de la Estación Intermodal de Palma de Mallorca en dirección al Puerto de Andratx. Tendrás que hacer un transbordo en la Rotonda Carretera Port d’Andratx, para tomar el 121 y bajarte en la parada de Plaza de Mossén Sebastià Grau, ya en Sant Elm. El trayecto lleva, aproximadamente, unos 75-80 minutos.

Sin embargo, será mucho más rápido y sencillo llegar a Sant Elm si alquilas un vehículo en el aeropuerto de Palma de Mallorca y tomas la autopista MA-1 en dirección a Andratx. Después, solo tendrás que seguir las indicaciones hacia s’Arracó primero, y luego Sant Elm. Al final del viaje, las carreteras son estrechas y rodeadas de bella vegetación, pero nosotros las encontramos prácticamente desiertas en esa época del año, pudiendo disfrutar del paisaje.

En vehículo no tardarás más de unos 40-50 minutos.

Características técnicas de la ruta de Sant Elm a la Torre de Cala en Basset

Como te comentaba, la ruta de Sant Elm a la Torre de Cala en Basset es muy sencilla y apta para todos los públicos. Estas son sus características técnicas si decidís visitar, además de la torre vigía, la cala de en Basset (totalmente recomendable, pues sus aguas son preciosas y perfectas para el buceo).

• Tipo de ruta: circular.
• Distancia: 5,6 km.
• Duración: unas 2 horas y 15 minutos (sin contar paradas).
• Desnivel positivo: 270 metros.
• Desnivel negativo: 270 metros.
• Altura máxima: 110 metros.
• Dificultad: baja.

Experiencia recorriendo la ruta de Sant Elm a la Torre de Cala en Basset

Llegamos a Sant Elm cerca del mediodía de una espléndida jornada otoñal mallorquina. Habíamos aparcado cerca de la calle Na Popia y caminamos por un pueblo que estaba prácticamente desierto. Al acercarnos al litoral, vimos como el mar lamía, tranquilo y sosegado, las rocas sobre las que se construían casas bajas con aspecto de llevar bastantes décadas allí.

Al alzar la mirada, nos sorprendió la bellísima silueta de la isla Dragonera, un lugar misterioso y de gran exuberancia natural al que se puede llegar tomando las embarcaciones que parten de los puertos de Andratx, Sant Elm y Santa Ponça, siendo Sant Elm el más cercano de los tres (el paseo en barca desde el pueblo a la isla no lleva más de 20 minutos).

Las aguas de la playa de San Telmo estaban totalmente transparentes y nos quedamos un buen rato contemplando cómo un grupo de 4 cormoranes se daban un festín con una cardumen de peces que habían quedado atrapados junto a la orilla de una pequeña cala, en una zona de escasísima profundidad. Era como presenciar un documental de la 2 delante de nuestras narices y en total soledad.

Tras esto, regresamos a la calle Na Popia y nos pusimos en marcha siguiendo los carteles que señalizan el recorrido de la ruta de Sant Elm a la Torre de Cala en Basset.

La primera parte del camino recorría el asfalto de la Avenida de la Trapa, pero no tardaba en convertirse en tierra y piedras al entroncar con el sendero que es conocido con el cacofónico nombre de Camí de Can Tomeví. El camino aquí discurría plano y rodeado de altos pinos y bajos matorrales, típicos del mosaico rural mediterráneo.

El aire aquí era fresco y aromático, y, tras tan solo unos minutos, llegamos a una bifurcación en la que elegimos el camino de la izquierda. Ahora sí, el camino se estrechaba y se volvía mucho más silvestre, aproximándose a la costa y haciendo algo más complicado encontrar las señales que marcaban la ruta.

Durante la continuada, y muy tímida, ascensión, resultó muy complicado no detenerse a contemplar la curiosa silueta verde y ocre, en forma de dragón, de la isla Dragonera. Y es que esta visión nos acompañó, junto con las oscuras aguas de esta parte del Mediterráneo, durante todo este tramo.

Tras un ratito por esta senda de gran belleza silvestre, llegamos a la Torre de Cala en Basset, que se halla prácticamente en ruinas en la punta de Sa Galera. Sin embargo, en su interior aún pudimos hallas unos escalones de hierro adosados a la pared, por los que pudimos subir ayudándonos con una gruesa cuerda.

Desde la posición que, siglos atrás, debió utilizar el vigía para divisar los barcos piratas que infestaban la costa, las vistas son esplendorosas, combinándose el azul del mar, con el gris y marrón de las rocas y el verde de la vegetación que cubre los acantilados y laderas de los pequeños collados.

Cala en Basset. Foto © David Escribano

Hicimos algunas fotos y comenzamos nuestro descenso a la preciosa Cala de en Basset, que es realmente fotogénica, tanto desde arriba como a ras de suelo (o mar). La bajada es algo pronunciada, por lo que te aconsejo que pongas atención en el camino para no tropezar. La recompensa llegó en forma de una cala totalmente desierta y con unas aguas cuya invitación, a pesar de lo fría que estaba, era irrechazable. Nadé y buceé un rato antes de salir a secarme al sol y disfrutar de los bocadillos que habíamos cargado en nuestras mochilas.

Nos quedamos allí una hora más para grabar a fuego tanta belleza natural. Después, emprendimos el ascenso y el regreso a Sant Elm cruzando de nuevo el pinar hasta alcanzar la pista de tierra que volvía a llevar a la adormecida paz de Sant Elm.

Sin duda, la ruta de Sant Elm a la Torre de Cala en Basset es una de las más sencillas y escénicas que hicimos en Mallorca.