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¿Qué ver en Socotra? Guía de viaje

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Amarrada por los vientos del océano Índico y el Mar Arábigo surge una isla que se escapa a la imaginación. La realidad que supera todas las ficciones, la ficción que supera todas las realidades. Socotra despliega sus encantos y endemismos bajo un envoltorio de misterio donde cada lazada esconde mil historias de navegantes, naufragios, criaturas legendarias y la sensación constante de hallarse en un lugar remoto y atrapado en su propio aislamiento. Esta isla de Yemen emerge de su propia singularidad como un paraíso terrenal extremadamente hermoso y diferente donde sus aguas turquesas se contraponen a las escarpadas montañas encargadas de atrapar los vientos y las neblinas encargadas de dar de beber a los árboles de sangre de dragón. Son muchos los secretos que despiertan la curiosidad de aquellas almas intrépidas que desean ir más allá de las rutas convencionales y vivir una aventura atípica.

Sele en Qalansiyah, uno de los lugares imprescindibles que ver en Socotra durante un viaje.

El paisaje surrealista de Socotra, una olvidada y lejana sinfonía visual, se revela como un escenario único donde la naturaleza despliega sus caprichos más extravagantes y al cual aún muy pocos llegan. Por lo que, tras haber vivido una experiencia plenamente socotrí, me gustaría, en esta ocasión, hablar de esas maravillas que ver en Socotra durante un viaje a la isla de los dragos, los árboles de botella y un sinfín de enigmas.

ÉRASE UNA VEZ EN SOCOTRA

Cuando escribí esta carta desde Socotra, la isla misteriosa, durante una noche de insomnio en el interior de mi tienda de campaña en las dunas de Arher, aún no era consciente de que el impacto que me había dejado este lugar, no había hecho más que comenzar. Ha pasado el tiempo y aún sueño con sus espesos bosques de dragos y un bando de alimoches dibujando círculos en el cielo mientras nos escrutan con esa mirada fija incrustada en un rostro calavérico de pico amarillo. Con esas cuevas que poco tiempo atrás servían de hogar al pueblo socotrí, por un lado pastor de cabras y por el otro pescador en las ricas aguas que bañan la isla. He vuelto a leer «La isla de los genios» de Jordi Esteva para volver a los mismos escenarios e incluso, en ocasiones, algunos personajes coincidentes de su historia en este territorio aún olvidado el cual, como otras veces ha sucedido, terminará perdiéndose en la maraña del mundo actual. Aunque aún, por suerte, puede presumir de continuar siendo una isla de una autenticidad asombrosa, poseedora de virtudes cada vez más complejas de encontrar.

Socotra es la isla de los dragos

¿Dónde está Socotra? ¿A qué país pertenece?

Si has encontrado este texto buscando sobre Socotra, te recomiendo empieces por dicha carta tu lectura para comprender muchas de las particularidades de la isla bajo un prisma inevitablemente emocional. Y ya, después, regreses aquí para anotar en tu lista de deseos viajeros algunos de esos lugares que ver en Socotra si, en alguna ocasión, te decides a viajar a esta isla. Un territorio a mitad de camino entre el cuerno de África y el sur de la península arábiga que forma parte de Yemen, aunque no está gestionada por el régimen hutí (poderoso aunque posee sólo un 20% de la península de Yemen) sino por el conocido como Consejo de Transición del Sur, movimiento partidario de la independencia de Yemen del Sur y auspiciado por los gobiernos de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. De hecho, se puede decir que Socotra es yemení en los documentos pero ahora mismo es parte no tangible de los Emiratos Árabes (incluso militarmente) y que ha estado fuera todo este tiempo de todos los actos guerracivilistas que sí afectan a la península de Yemen pero en absoluto aquí. Incluso se llega a este destino desde Abu Dhabi en un vuelo semanal (aunque según temporadas puede haber dos), por lo que se trata de un territorio seguro donde no ha habido problemas en la década que está a punto de cumplir el conflicto yemenita.

Mapa de situación de Socotra

Actualmente se puede viajar a la isla de Socotra y gozar de seguridad, por mucho que haya ministerios y embajadas que lo desaconsejen para cubrirse las espaldas dado que el nombre de Yemen lleva maldito mucho tiempo y todo va en el mismo saco. Pero, repito, Socotra tiene a Yemen sólo en los apellidos. Nada más. De hecho, pienso que histórica y geográficamente siempre ha sido, es y será… otra cosa.

Abdullah el hombre de las cuevas en Socotra

¿Por qué recomiendo viajar a Socotra?

No se trata de un destino usual, eso parece más que evidente. La isla misteriosa desafía a la lógica y son tantas las particularidades o, más bien, excepcionalidades las cuales tejen su silueta, que basta mencionar algunas para darse cuenta de que viajar a Socotra es sinónimo a trasladarse a lo desconocido y disfrutar, a su vez, y sin apenas turistas, de lo que este recóndito lugar tiene para ofrecer. Este festín de rarezas resulta idóneo para aquellos que andan buscando experiencias que trascienden lo común. No cabe duda de que Socotra supone dar un paso más en todos los sentidos.

Socotrí paseando por una playa de Socotra

Aquí los árboles de dragón se retuercen en los únicos bosques del planeta de esta especie. Amén de las más de trescienta especies de árboles y plantas endémicas que sólo emergen en este pequeño pero complejo territorio isleño. Las playas de arena blanca, de aguas transparentes y gran riqueza marina, son mayoría absoluta en los cuatro puntos cardinales. Pero sin hoteles, ni chiringuitos ni nada que perturbe el horizonte. Aquí el concepto de «primera línea» sólo lo desoyeron quienes dejaron una retahíla de tanques soviéticos de la Guerra Fría oxidándose al sol. Todo, en realidad, goza de la pureza y la calma de esos sitios donde aún es posible zambullirse de tranquilidad y silencio. Sólo las olas del mar se encargan de afinar un poco la audición.

Sele entre dragos en la isla de Socotra

La isla de Socotra, asimismo, goza de un poderoso corazón de montaña y picos afilados. Geológica y biológicamente, con sus múltiples endemismos, se trata de un portento inusual, un refugio donde lo mismo te topas con un bosque de árboles de botella que con un mar de dunas o un profundo y solitario wadi donde refrescarse a solas en una piscina natural. Y, en absolutamente todos los casos, siempre estarás lejos de cualquier bullicio turístico. Socotra es puro, uno de los pocos rincones del planeta donde la conexión con la tierra, la gente local e incluso con uno mismo, se encarga de marcar los tiempos.

Árboles de botella en Socotra

Eso sí, Socotra no pasa por ser un destino de confort y lujos. Sólo hay unos pocos hoteles, y precarios, en la capital Hadiboh. Por lo que el viaje conlleva hospedarse en sencillas tiendas de campaña y olvidarse de un baño privado durante un tiempo. Pero todos esos «inconvenientes» a priori, terminan convirtiéndose en uno de los condimentos más apreciados de la experiencia. Porque los lugares elegidos para la acampada son un puro sueño. En un bosque de dragos, junto a una laguna de aguas cristalinas, entre las dunas frente al mar… Luego pasa lo que pasa, que duermes la última noche en un hotel y echas de menos la tienda de campaña.

Tiendas de campaña en Socotra

¿QUÉ VER EN SOCOTRA? 10 LUGARES ESENCIALES QUE MARCAN EN UNA VISITA A LA ISLA DE SOCOTRA

Qalansiyah y la laguna de Ditwah, el paraíso socotrí

En esquina noroccidental de la isla de Socotra, emerge Qalansiyah, el segundo municipio con más habitantes de Socotra, pero no deja de ser un diminuto villorrio de casas piedras de coral incrustado habitado eminentemente por pescadores y sus familias.  A un paso de las viviendas y de la mezquita, decenas de botes de vivos colores salpican una costa turquesa tan radiante que parece imposible. Se trata del área donde los pescadores se congregan para salir a faenar, mientras que otros se encargan de la venta y la limpieza de un producto fresco recién salido del mar, si bien la mayor parte de las personas allí reunidas acuden a ver pasar las horas mientras charlan de todo y de nada.

Paisano socotrí en Qalansiyah (Socotra)

Sin embargo, lo que verdaderamente cautiva en Qalansiyah se refleja justo al otro lado de este pintoresco pueblo. Al ascender por una colina de piedra, aparece una playa interminable de arena blanca, tan fina que deslumbra bajo el sol. Esta extensa playa se convierte en una línea que corta con precisión milimétrica una porción del mar, dando origen a una laguna poco profunda y cristalina conocida como Ditwah. La vista desde este promontorio es un deleite visual, donde la naturaleza caprichosa de Socotra se despliega en toda su magnificencia.

Sele en Qalansiyah (Socotra)

En Ditwah existe espacio reservado al pernocte en tiendas de campaña. Pero a lo que invita rápidamente es a caminar y zambullirse en las aguas del que, para muchos, se trata de una recreación del verdadero paraíso. También merece la pena ir al extremo oeste de la laguna caminando por las rocas, puesto que te toparás con la cueva de Abdullah, quien nació justo allí al igual que varias generaciones precedentes y todos sus hijos (más de diez). Hasta hace muy poco los socrotrís aprovechaban las cavidades de las montañas para tener ahí su vivienda y protegerse más eficazmente de los ciclones y tempestades. De hecho, algunos pocos aún, sobre todo en el interior en la cadena montañosa de Hajhir, perseveran con esta costumbre ancestral. En la costa Abdullah continúa siendo «el hombre de las cuevas» y muestra a quienes le honran con una visita, cómo es habitar una pequeña gruta donde no faltan huesos de cetáceos. El propio personaje es digno de conocer. Y la experiencia, una manera de sumergirse y aprender del estilo vida rupestre de nuestros antecesores prehistóricos.

Abdullah el hombre de las cuevas en Socotra

¡TOMA NOTA!. Si el viento acompaña, justo al sur de Qalansiyah cabe mencionar la playa de Shoab, para muchos entre las mejores de la isla. Llegar en un bote de pesca puede ser una de esas vivencias inolvidables en territorio socotrí, sobre todo cuando los delfines muestran su alegría a base de saltos y piruetas o los caparazones de tortuga son delatados por las transparentes aguas. Pero para poder disfrutar de esta solitaria y extensa playa de arena blanca, las condiciones climatológicas deben ser óptimas, pues con mala mar, lluvia o demasiadas nubes la experiencia no resulta tan satisfactoria. De ahí que en las rutas que se llevan a cabo por la isla no siempre se puede hacer.

El bosque de dragos de Firmihin

En el epicentro de Socotra, en la elevada meseta de Diksam, y rodeado por las imponentes sombras de las montañas Hajhir, se extiende hasta donde se pierde la vista un magnífico y exuberante bosque de dragos. Este enclave, conocido como Firmihin, destaca no solo por su inmensidad sino por su exclusividad: no existe otro bosque de dragos en todo el globo, siendo Socotra la custodia única de esta maravilla natural. Firmihin alberga una profusión de decenas de miles de estos icónicos árboles de sangre de dragón, célebres por sus formas singulares y ramas retorcidas, así como por la resina roja que los caracteriza y que desde la antigüedad se considera un producto de gran valor. Juntos, esculpen un paisaje casi extraterrestre, un verdadero surrealismo natural. Muchos de estos dragos arraigaron en este lugar hace más de mil años, un testimonio no solo de la exploración de la naturaleza, sino de una travesía a través de las páginas de la Historia.

Bosque de dragos de Firmihin (Socotra)

Se puede caminar, por supuesto, entre el océano de dragos de Firmihin y gozar de la sensación única de hallarse inmerso en un cuento de las mil y una noches. Sus troncos gruesos y resistentes se abrazan para elevarse hacia el cielo, una reverencia que conlleva siglos de crecimiento. Igualmente, en Firmihin se puede pasar la noche bajo las estrellas y los dragos ejerciendo su labor de centinelas mientras que, al levantarse, son los alimoches quienes toman el testigo de los astros para proteger esta maravilla botánica que se encarga de hacernos recordar y valorar extraordinaria diversidad que caracteriza a esta isla. Cada árbol de sangre de dragón parece ocultar una historia en sus silencios. Todos ellos se alzan como un testamento de la asombrosa capacidad de la naturaleza para sorprender y cautivar.

Bosque de dragos en Socotra

Sin duda, el bosque encantado de Firmihin deja huella en quien lo contempla y lo transita. Aunque para llegar haya que descender auténticos ríos de piedra en los bordes de una profunda grieta. Algo sólo apto para los locales, quienes parecen los únicos capaces de mover los 4×4 donde otros apenas lograríamos avanzar unos centímetros y alcanzar el más completo de los ridículos.

* Nota: En Firmihin hay apartado para acampada, aunque no cuenta con agua corriente ni, por supuesto, baño. Eso sí, los alimoches te vigilan las pertenencias.

Alimoche vigila tiendas de campaña en Firmihin (Socotra)

Las dunas de Arher en el norte

En el extremo nororiental de la isla de Socotra, las dunas de Arher se elevan como colosos de arena blanca abrazando los acantilados hasta taparlos durante cientos de metros. Un escenario monumental y deshabitado en el cual se puede sentir grandeza de la naturaleza hasta observar cómo tu propia presencia se diluye en la vastedad rotunda y serena que se dibuja a tu alrededor. La playa kilométrica y virgen es reclamada a cada amanecer por cormoranes y gaviotas, inaugurando un espectáculo natural único junto a los saltos de los delfines. El testigo lo toman los conocidos como cangrejos fantasma, capaces de advertir tu presencia lejana y desaparecer en un nanosegundo.

Dunas de Arher en Socotra

He aquí otra de las bases de toda ruta a Socotra que se precie (Ideal para hacer desde aquí la cueva de Hoq, la península de Irsal o la piscina infinita de Homhil). Particularmente mi favorita. Pocos paisajes más abrumadores que los de Arher. A finales del siglo XIX una embarcación británica procedente de India quedó atrapada en los arrecifes de coral. Los supervivientes de la catástrofe marítima pasaron numerosas jornadas en esta playa esperando ser rescatados. Pero nunca les faltó ni agua dulce proveniente de los ríos que lloran en la muralla de piedra así como de pescado fresco, muy presente en esta parte del litoral socotrí. Hoy día los náufragos son precisamente quienes ocupan algunas de las tiendas de campaña que se extienden junto a la playa. Algunas noches los microscópicos organismos bioluminiscentes se dejan ver en el agua creando senderos de luz. Como si la oscuridad plena no fuera con esta isla.

Dunas de Arher (Socotra)

Las cuevas de Hoq (norte) y de Dogub (sur)

En los recónditos confines de Socotra, la tierra de maravillas insospechadas, las cuevas se revelan como testigos silenciosos de la historia geológica y cultural de la isla. Entre estas maravillas que tunelan los riscos en los que se ubican, dos destacan con cierto esplendor: las cuevas de Hoq, en el norte, muy cerca de Arher así como las de Dogub, en el sur, próximas a las dunas de Hayf y Zaheq. Más conocidas las primeras que las segundas, eso sí. Hoq impacta por su profundidad, cercana a los dos kilómetros, si bien para llegar a la misma se hace imprescindible una caminata con pendiente de prácticamente un par de horas. Se debe llevar linterna porque a medida se avanza, desaparece por completo la luz.

Estalactitas (Socotra)

Hoq es un laberinto de maravillas geológicas. El zigzagueo de galerías subterráneas revela estalactitas y estalagmitas que parecen esculpidas por la paciencia de los milenios. Este santuario subterráneo no sólo alberga formaciones rocosas únicas, sino también inscripciones y petroglifos que arrojan luz sobre la conexión histórica de la cueva con las antiguas civilizaciones que poblaron o alcanzaron la isla. No hace tanto tiempo, en 2001, un grupo espeleólogos belgas sacaron a la luz un tesoro arqueológico oculto en las entrañas de la cueva. Su incursión reveló un fascinante tapiz de inscripciones, dibujos y vestigios que se remontan a los albores del primer milenio, sugiriendo que estos testimonios son la obra de navegantes que exploraron la isla en tiempos antiguos. Un crisol lingüístico se despliega en la cueva, con inscripciones en brahmi de la India, sudarábigo, etíope, griego, palmireno y bactriano. Esta recopilación, que abarca alrededor de doscientos cincuenta textos y dibujos, emerge como una ventana única para conocer más acerca de las complejas redes y rutas comerciales de entonces. No conviene olvidar que de Socotra se venía buscando el incienso, la mirra y la resina de los dragos, productos tan valiosos por entonces como el oro.

La cueva de Dogub, a la que se llega sin necesidad de caminata, no tiene nada que ver en cuanto a profundidad, pero su entrada impresiona por su espectacularidad y grandeza, con estalactitas de ese correr de agua constante desde lo alto de una montaña que vigila las olas del Índico. No suele entrar en muchas de las rutas programadas en la isla, por lo que se suele disfrutar a solas de lo que pareciera el hogar de una de esas gigantescas que se mencionan en las historias de Simbad el marino. Todavía se conservan algunos muros de piedra de cuando fue hogar de distintas familias así como refugio posterior para las cabras en días de tempestad.

Cueva de Dogub en Socotra

Las cuevas de Socotra, más allá de ser un mero tesoro geológico, se erigen como cápsulas del tiempo que desvelan los secretos de los navegantes que una vez surcaron estas agua, subrayando la importancia de la isla en la trama de la historia global y resalta su papel como testigo silencioso de los intrincados hilos que tejían el comercio y la interacción en el vasto océano Índico.

La península de Irsal y el encuentro de dos mares

Ras Erissel, Irsal… puede leerse de las dos maneras, pero ambas llevan a lo mismo, al extremo nororiental de la isla de Socotra donde el Mar Arábigo y el Océano Índico mezclan sus corrientes, atrayendo a una gran cantidad de pescados y mariscos, razón por la que hay una aldea próxima y se dejan ver numerosos botes de pesca. Irsal, apenas a quince minutos de las dunas de Arher refleja ese encuentro de mares y la tan apreciada faceta local donde los visitantes encuentran la oportunidad espléndida de interactuar con los lugareños. Y, como fue nuestro caso, aprovechar a comprar pescado para cenarlo a la brasa en el campamento. Porque en Socotra los supermercados como tal apenas existen y es así como se hace uno con la comida cuando se está alejado de Hadiboh, la capital.

Joven pescador en Irsal (Socotra)

Pero, además de ver a los socotrís tejiendo redes, saliendo a faenar, sacándole brillo a sus coloridas y fotogénicas barcas o, simplemente, limpiando el pescado, hay que reconocerle a Irsal un aura especial. No sé si serán las vértebras de ballena elevadas como si fueran una puerta o buscar seres todavía vivos en las pequeñas balsas de agua que se forman en las rocas de origen volcánico. Quizás imaginar aquellas rutas marítimas con viejos navíos venidos de India, las costas del Suahel o de la península arábiga. O, simplemente, sentir cómo la sensación de lejanía te provoca un nudo en la garganta y en el corazón.

Irsal (Socotra)

Wadi Kalysan, la mejor piscina natural de Socotra

Este exuberante valle interior, que serpentea entre las formaciones rocosas y los árboles de botella, ofrece un escenario donde la naturaleza despliega su esplendor en cada rincón. Llegar requiere caminar en un estrecho y pedregoso sendero durante media hora o cuarenta minutos. Pero con premio asegurado. De hecho, no existe seguramente en toda la isla mejor baño de interior que este, pues las rocas de piedra caliza completamente blanca y las aguas turquesas del río conforman una piscina natural capaz de dejar con la boca abierta pues posee una belleza sin parangón.

Sele en Wadi Kalysan (Socotra)
Imagen de dron de Roberto C. López

Wadi Kalysan, que en nuestro caso fuimos sin tenerlo previsto, puede estar entre los sitios más inspiradores y placenteros de todo viaje a Socotra que se precie. ¡MARAVILLOSO!

Wadi Kalysan (Socotra)

Wadi Deneghen, una alternativa próxima a Hadiboh

Poco antes de llegar a Hadiboh desde Arher (es decir, se encuentra al este de la capital) existe otro de esos wadis o valles que son todo un prodigio. Lo bonito de Wadi Deneghen, sin tener una piscina natural tan espectacular como Wadi Kalysan y muchas otras (aunque es bien reconfortante) tiene más que ver con el telón de fondo de los picos de las montañas Hajhir formando un paisaje «dolomítico» extraordinario. Además no suele acudir nadie o casi nadie, por lo que el disfrute será presumiblemente a solas. Salvo por la segura presencia de los alimoches, que jamás faltan a una cita donde hay público.

Alimoche volando en Wadi Deneghen (Socotra)

Estando tan cerca de la anodina Hadiboh, se me ocurre como una escapada muy interesante y bonita desde la capital.

Dándonos un baño en Wadi Deneghen (Socotra)

Dihamri, snorkel junto a las rocas rojas

Las aguas que rodean la isla de Socotra se caracterizan por su riqueza en arrecifes de coral y fauna marina, por lo que existen no pocos lugares donde practicar snorkel en este destino. Uno de ellos se ubica al norte, a medio camino entre Hadiboh y las dunas de Arher. Conocido como Dihamri, se explica como un área marina protegida en la cual es posible llevar a cabo esta actividad y, además, contando infraestructuras para campamentos donde pasar la noche y tener a mano también una ducha para remojarse con agua dulce. Su nombre hace referencia al rojo, color predominante en el área, sobre todo en una colina rocosa de morfología piramidal la cual preside todas las incursiones marítimas en el área.

Pirámide roja de Dihamri (Socotra)

Sumergirse en las aguas de Dihamri supone adentrarse en un reino submarino donde la diversidad biológica asombra en cada aleteo. Los arrecifes de coral, con sus colores vivos, sirven como hogar para una asombrosa variedad de peces tropicales. Desde peces payaso danzando, tortugas, morenas y bancos inmensos de peces multicolores donde gozar de la vibrante vida marina de la zona.

Dihamri
Imagen de dron de Roberto C. López

Las aguas tranquilas de Dihamri ofrecen condiciones óptimas para el snorkeling, incluso para aquellos que se aventuran por primera vez. Los arrecifes se sitúan tan cercanos a la orilla que proporcionan un acceso sencillo a esta maravilla submarina, permitiendo a los visitantes que puedan explorar a su propio ritmo.

Las dunas de Hayf y Zaheq en el sur

En el corazón del sur de Socotra, las dunas de Hayf y Zaheq se encargan sin prisa, pero sin pausa, de amplificar la presencia de arena de la playa hasta construir un vasto desierto de dunas. Estos extensos campos de arena, de una anchura de varios kilómetros, peinados por los vientos y el tiempo, permiten romper una vez más con el paisaje precedente. Pero es que en esta isla la monotonía panorámica ni existe ni se la espera.

Las dunas de Hayf y Zaheq se extienden de la montaña al océano, creando un espectáculo natural sorprendente. Con arena blanquecina empeñándose en elevarse en suaves crestas y cayendo en delicadas laderas, estas dunas constituyen un lienzo cambiante bajo el sol del sur de Socotra. Explorar este desierto virgen y ondulado ofrece un terreno más que propicio para esas caminatas y travesías sin rumbo.

Las dunas de Hayf y Zahek son esenciales para visitar en el sur de Socotra

*Nota: Hay área para acampar detrás de las dunas con baño y ducha.

La infinity pool de Homhil

Enclavada en la belleza prístina y casi tropical de determinadas áreas norteñas de Socotra, la piscina natural de Homhil se revela como un tesoro oculto entre vertiginosos acantilados y vistas panorámicas sin igual al Mar Arábigo. Una caminata de algo más de una hora con pendiente ascendente, este oasis de serenidad permite sumergirse en aguas cristalinas mientras el horizonte se muestra sin fin aparente ante los ojos de quienes se animan a subir.

La recompensa a obtener es inmediata. La «infinity pool» de Homhil se forma en una terraza natural esculpida por la erosión a lo largo de miles de años. Empotrada en las rocas, esta piscina natural parece fusionarse con el cielo y mar, creando la ilusión de que el agua se extiende hasta donde alcanza la vista. La armonía entre el cielo, el mar y la piscina vuelve a recrear una especie de paraíso colgante. Los árboles de botella y los dragos pintarrajean el paisaje escarpado para aportar ese granito de surrealismo presente en Socotra en todo momento.

Piscina infinita de Homhil en Socotra
Imagen de dron en Homhil por Roberto C. López

Las refrescantes aguas de Homhil absorben la grandeza del paisaje que se despliega a su alrededor, haciendo merecedora la caminata para llegar, la cual se recomienda llevar a cabo temprano o en días nublados con el objeto de mandar acallar los calores excesivos en determinadas épocas del año.

FUERA DE CARTA: LOS PICOS DE HAJHIR

Sorprendentemente inexploradas, las montañas de Hajhir se alzan con varios cimas hasta los 1500 metros de altitud para crear una barrera natural infranqueable. De intrincados patrones geológicos, son el producto del movimiento de placas tectónicas millones de años de erosión constante. Para los socotrís de la costa, otro planeta que muchos jamás pisarán. Para los viajeros y viajeras, un reto mayúsculo pero posible. Además de las rutas convencionales a los lugares antes mencionados, también se pueden diseñar y organizar expediciones con camellos con objeto de alcanzar estas moles alpinas, aunque la estancia en la isla se alarga (y encarece) obligatoriamente.

Montañas Hajhir en Socotra

¿Sabés realmente qué es lo mejor que visitar en la isla de Socotra?

Además de estos sitios que formaron parte de un viaje de una semana a la isla, hay muchos más que todavía no se conocen. Wadis sin nombre ni reseñas en guías que no tienen un solo resultado en los buscadores de internet, montañas que no han visto un turista desde que el incienso se puso de moda en el Antiguo Egipto, piscinas naturales tan espectaculares o más que Wadi Kalysan. En Socotra, y no me equivoco, está aún todo por hacer.

Paisaje en Socotra

TEST RÁPIDO SOBRE VIAJAR A SOCOTRA

Aquí tenéis una lista de preguntas y respuestas cortitas y al pie con alguna información práctica y útil para viajar a Socotra:

  • ¿Hace falta visado para viajar a Socotra?–> En efecto, es necesario, pero no puede obtenerse por uno mismo sino tan sólo a través de un operador local o un intermediario que ofrezca viajes organizados a la isla.

Visado de Socotra

  • ¿Qué aerolíneas vuelan a este destino?–> Depende de la época del año hay un vuelo semanal (a veces dos) desde Abu Dhabi con la compañía Air Arabia. Suele haber uno fijo los martes. Pero no se pueden adquirir estos billetes por cuenta propia sino que se encarga de hacerlo la agencia una vez se ha contratado un viaje. El precio ida y vuelta desde Abu Dhabi ronda los 800-900€ y su duración es de algo menos de dos horas.

Air Arabia vuela a Socotra cada semana

  • ¿Cuántos días son recomendables como mínimo para este viaje?–> Lo mínimo es una semana para montarse una buena ruta, aunque cabe asumir que siempre, dada la cantidad de áreas poco exploradas que hay, nos vamos a dejar cosas por el camino.

Alimoche en Socotra

  • ¿Socotra es un destino seguro?–> En estos momentos, pese a formar parte oficialmente de Yemen, no está habiendo problemas en la isla, pues está custodiado y protegido por las autoridades de Emiratos Árabes Unidos así como de Arabia Saudí. Desde hace años, incluso ahora que las cosas se han complicado más en el Mar Rojo, se están llevando a cabo visitas turísticas con absoluta normalidad. Por supuesto, conviene estar atentos a los nuevos acontecimientos y siempre, más en este caso, se aconseja llevar un buen seguro de viaje (recomiendo IATI, con un descuento para seguidores de El rincón de Sele). El índice de criminalidad y delincuencia en esta isla roza el cero.

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  • ¿Es obligatoria alguna vacuna?–> Ninguna en estos momentos, ni si quiera exigen certificado de vacunación Covid-19.
  • ¿Se puede hacer por libre o por agencia?–> Salvo que se tenga familia o amigos allí y se justifique, es un viaje que se debe contratar por agencia, ya que además de ese modo se consigue el visado y los vuelos. Si queréis más información sobre la organización de este complejo viaje, ponte en contacto conmigo, pues la agencia con la que colaboro es una de las que puede montar un viaje de este tipo, ya que posee proveedor local.

Dunas de Arher en Socotra

  • ¿Cuál es la mejor época del año para visitar Socotra?–> Noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril son los meses con mejor temperatura. Los demás resultan extremadamente calurosos. En marzo y abril es famosa la floración de los árboles de botella, por lo que conviene reservar con mayor antelación.
  • ¿Hay algún código de vestimenta?–> Salvo que se esté en la ciudad de Hadiboh, donde habría que ir con algo más de recato (no se exige nunca el velo), en Socotra no hay ningún código de vestimenta exigido. Ni para mujeres ni para hombres.

Comprando pescado en Irsal (Socotra)

  • ¿Hay internet en la isla?–> Desde hace no mucho empieza a haber conexión, aunque muy precaria. No da para llamadas pero sí, al menos, para responder whatsapps, leer emails y mantener informada a la familia. Sólo funciona la red de ETISALAT (empresa emiratí de telecomunicaciones). Las tarjetas SIM (o eSIM) para el teléfono móvil se pueden comprar en el mostrador de esta compañía que hay a la salida del aeropuerto de Abu Dhabi. Hay determinadas áreas con cobertura, por lo que no siempre funciona. Se supone que la red se irá extendiendo cada vez más, aunque llevará tiempo. Pero, ¿sabes qué? Que esa desconexión de días en la isla es para muchos, clave en una mejora de la experiencia. Conectar con Socotra y contigo mismo será siempre más valioso.
  • ¿Organizarás más viajes a la isla de Socotra con lectores de El rincón de Sele?–> La respuesta es SÍ. Muy pronto nos gustaría empezar a sacar fechas para grupos privados. Si quieres formar parte de uno de los que se lancen, ponte en contacto conmigo.

Sele en las dunas de Hayf (Socotra)

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En mi partida, llevo conmigo más que recuerdos. De un lugar donde cada esquina es una poesía visual y cada momento, una lección de la riqueza que se encuentra en la simplicidad y la autenticidad. Socotra, con su encanto místico, se desvanece en el horizonte, pero su esencia perdurará en mi corazón, espero que mis escritos y en el latir de esos inquietos espíritus viajeros que desean asomarse para indagar sobre esta mágica isla anclada entre dos mundos.

Sele en Socotra

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